Opinión
Ver día anteriorSábado 3 de julio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿Por qué la BBC tiene problemas con ciertos temas?
H

ace unas semanas, se le preguntó a un corresponsal de la BBC con muchos años de experiencia un cuestionamiento tramposo. No revelaré la identidad de este amigo mío –él sabe quién es– ni el país al que se refirió, pero su respuesta fue cautivadora.

Reconozco que es una cuestión importante, contestó. No recuerdo si la pregunta fue sobre el trato obsequioso que da la BBC a Israel o la negativa de la cadena a mostrar un filme que tiene como fin hacer un llamado a ayudar a los niños palestinos heridos después de la matanza en Gaza entre 2008 y 2009 con el argumento de que la cinta dañaría la neutralidad de la emisora. Esta respuesta fue muy elocuente, y muy al estilo de la BBC; tanto, que le auguré a mi amigo que algún día llegará a ser director general de la corporación.

Noten las dos palabras que él se propuso no usar. Por supuesto, lo que debió haber dicho fue: sé que éste es un problema, pero en la BBC no les gusta que se hable de problemas, porque los problemas tienen que ser resueltos y la BBC no lo hace porque no existen. Sólo existen las cuestiones, que sólo tienen que ser reconocidas. Por lo tanto, lo que mi amigo en realidad quiso decir fue: sé exactamente a qué se refiere pero no tengo la menor intención de admitirlo, así que deje de fregar.

Dado que no soy internauta ni aficionado a Google, eché un vistazo a mis archivos de la BBC y –rápido como un disparo– me topé con una entrevista que le hizo The Independent a Paul Mylrea, para hablar de su nuevo puesto como jefe de prensa y relaciones con medios de la BBC. ¡Tal cual! El entrevistado afirma que si a uno le gusta lidiar con cuestiones relacionadas con la reputación, éste es uno de los trabajos más fantásticos que existen.

Explicó que se formó sobre todo en el manejo de crisis y reputación. Como ven, él tampoco tiene permitido usar la palabra problema y posteriormente, en la entrevista, Mylrea reconoce que llenar los zapatos de sus predecesores es una cuestión enorme. Me pregunto si existe una escuela de la BBC especializada en capacitar a sus empleados en el uso de la verborrea.

Nada más miren el resto de lo dicho por Mylrea. La parte clave de su desempeño será explicar la estrategia de la BBC, si bien no deja clara la calidad del trabajo de la emisora”. Neutralidad significa no informar desde una sola persona sino desde un gran grupo de personas.

Mylrea también habla de los mensajes que salen (sic) sobre lo que la BBC hace, y supongo que los mensajes son sobre aquello que se informa.

El funcionario habla abiertamente de sus estudios en la universidad abierta y admite, por un segundo, que buscaba la solución a problemas. Esperen. Dice haber descubierto que muchas personas habían pensado muy profundamente sobre estos temas. También incluye otras de las palabras favoritas de la BBC: “El gran reto es asegurarse de que los medios comprenden la dirección estratégica de la BBC, así como los retos de trabajar en el sector público son enormes. Siempre he tenido la suerte de trabajar con equipos que son un desafío para mí, sostiene Mylrea.

¡Dios! ¿De dónde viene este maldito vocabulario? Por alguna razón me recuerda a lord Blair de Kut al Amara, quien siempre estaba absolutamente y completamente seguro de cuanto decía. La BBC, desde luego, no se atrevería a utilizar ese lenguaje y nunca está absolutamente ni completamente segura de nada, pero desde luego admira el lenguaje que evolucionó en torno al ahora ex primer ministro. Debo agradecerle a una revista de Malasia que me informó que recientemente Tony Blair participó en una Conferencia Nacional de Excelencia en Kuala Lumpur organizada –no lo van a creer– por un grupo llamado Recursos para el Éxito. Me imagino que las armas de destrucción masiva no figuraron en ninguno de los discursos del acto.

Pero, ¿quién quiere hablar de cosas serias estos días? Esta semana noté que un despacho de Associated Press desde Jerusalén informó de que el presidente palestino, Mahmoud Abbas, habló recientemente con líderes judíos estadunidenses y con ellos discutió lo que el reportero Josef Federman llamó temas sensibles. ¡Ups! ¿Temas sensibles? Bueno, pues según Ap, Abbas habló de “pláticas para la paz en Medio Oriente, llamados a la postura antisraelí en los medios palestinos, la violencia, el terrorismo y el Holocausto. ¿Qué demonios tiene de sensible hablar del Holocausto judío”?, ¿o la violencia?, ¿o el terrorismo?

Lo que todas estas palabras –cuestión, retos, desafíos, informar, éxito, calidad, excelencia, temas sensibles– tienen en común es la esencia de la mentira: esa que nos dice que todo futuro será mejor, que los problemas, desastres, empleos de miseria y los baños de sangre simplemente no existen o es mejor considerarlos temas sensibles, es decir, algo de lo que no necesitamos escuchar y no queremos que nos lo adviertan.

Y ya que hablamos de esto, ¿puede alguien explicarme algo? La revista de la universidad de Kent me informa que está usando tecnología digital para fotografiar los antiguos documentos de los archivos de la catedral de Canterbury. Me parece bien y bonito. Pero el profesor Michael Fairhurst dice que el sistema permitirá al historiador aportar metadatos. ¿Qué? Y si creen que el profesor Fairhurst está solo, ya recibí una invitación para asistir a la conferencia en la Escuela de Cine de Londres que ofrecerá el doctor Hamid Navicy. ¿El título? Contextualizando la imagen de Irán en su cine: ¿de exilio, de diáspora o étnico?

Me imagino que es más o menos de exilio, como lo es la mayoría del pueblo palestino de Abbas, y supongo que es un cine hecho por refugiados. Pero ese es otro tema sensible, y por lo tanto una cuestión que es mejor evitar.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca