Opinión
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Balance de la Jornada

Aguirre y lo que fue

M

ucho, por no decir todo, ha cambiado Javier Aguirre. Como futbolista fue de los pocos que tuvieron voz crítica, pensante, y llevó las palabras a los hechos: trató de unir a los siempre apáticos futbolistas en un gremio y era normal verlo defender causas como la del EZLN.

Limitado volante de contención –admitía tener pata de palo para jugar–, su fuerza radicaba en la entrega, en disputar con garra cada pelota y, a pesar de sus limitaciones, jugó en América y en Chivas. Llegó al Osasuna, donde una lesión tempranera le impidió continuar. Era malo, pero también líder y fue capitán de varios equipos.

Como jugador hizo muchísimo más de lo que se esperaba. Tal vez cuando más se le recuerde es su participación en el golazo de Manuel Negrete en México 86. Aguirre, de limitada técnica, devolvió mal la pared al zurdo (fue muy elevada) y a aquél no le quedó más remedio que hacer una sensacional tijera, para lograr una de las mejores anotaciones de los mundiales.

Su salto de la cancha a la banca era inminente y ha sido el único técnico mexicano en dirigir en Europa. Tal vez ahí fue donde empezó su incongruencia entre pensar y actuar: se arregló con el Osasuna cuando aún era técnico nacional. En ese Mundial 2002 prefirió convocar a sus amigos, y ante Estados Unidos ofreció un homenaje de despedida a Alberto García Aspe, en lugar de optar por Francisco Palencia, en mejor momento.

Hijo de inmigrantes vascos, Aguirre Onaindia confesó alguna vez sentirse relegado. “En España soy el mexicano, y en México soy el Vasco. Estoy enmedio”, admitió entre risas.

Requerido como auténtico bombero para salvar del naufragio al Tri hacia Sudáfrica, puso todas las condiciones que quiso... y se las aceptaron. La peor, dirigir desde Miami o Madrid.

En su despedida admitió haber sido terco y el máximo responsable de un fracaso. Parece muestra de sinceridad, pero también está fresco en la memoria cómo pasó, sin sonrojarse, del México jodido al del ya se pudo.

Ya surgen nombres; sin embargo, el nuevo técnico tendrá poco margen de decisión entre la aplastante comercialización que significa el Tri, entre las televisoras que ya suman cinco equipos en primera división, entre los cinco extranjeros por equipo más los naturalizados, en un futbol que todo habrá olvidado cuando nuestro torneíto se inicie en tan sólo tres semanas.