Johannesburgo, 24 de junio. Un Brasil clasificado, pero sin su astro Kaká, mide fuerzas ante el entonado Portugal de Cristiano Ronaldo, en duelo galáctico en Durban que será arbitrado por el mexicano Armando Archundia. El resultado decidirá al punero del grupo G, pues Costa de Marfil necesita un milagro ante Corea del Norte para ir a octavos.

Brasil liderea la llave con 6 puntos, seguido de Portugal (4) y Costa de Marfil (1), que cerrará ante Corea del Norte. Un empate o un triunfo le adjudica el grupo a Brasil, mientras que los lusos quedarían afuera apenas con una combinación de resultados poco realistas (una derrota y una goleada de escándalo de marfileños a coreanos), y deberán apenas igualar para garantizar su pase, aunque como segundos.

Ambos equipos intentan evitar a España en octavos de final, en caso de que los hombres de Vicente del Bosque se hagan con la primera plaza de la llave H ganando a Chile con una diferencia suficiente para que Suiza no los supere.

Brasil entrenó por segunda vez sin el volante Elano, que busca recuperarse de un golpe en la pantorrilla sufrido el domingo, durante el triunfo ante los elefantes.

Elano, con dos goles en el Mundial, está en duda y si no se recupera sería sustituido por Ramires o por el lateral polifuncional Daniel Alves.

De su lado, el entrenador Dunga cerró a la prensa la mayor parte de las prácticas para los trabajos tácticos.

El principal misterio es el sustituto de Kaká, expulsado a los 88 minutos del duelo ante la selección de Costa de Marfil, lo que le impedirá sostener un duelo particular con el crack portugués y compañero madrilista, Cristiano Ronaldo.

Dunga ha escondido sus opciones, que serían tres: la más firme es colocar al volante Julio Baptista. Las otras dos son retrasar al punta Robinho y colocar en ataque a Nilmar o apelar a Daniel Alves en el medio.

Es una selección técnicamente muy fuerte. No se puede calibrar ahora si Brasil es mejor (que Portugal). Eso deberá ser demostrado en el camino, señaló el defensa reserva Luisao.

Para Portugal, un triunfo sobre Brasil no sólo significaría conquistar el primer lugar en el grupo, sino que sería también una oportunidad para borrar de la memoria de los pupilos de Queiroz la humillante derrota por 6-2 sufrida la vez anterior que se enfrentaron.