Opinión
Ver día anteriorLunes 7 de junio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ilusiones y realidades
L

a verdad de Perogrullo: todos los países de la Tierra son muy complejos y por esto cuanto más de cerca se les pueda ver y convivir con su gente y conocer su diversidad social, cultural y económica, condiciones y posibilidades de diversión tanto como de descanso, así como las oportunidades de trabajo para costear sus carreras y abrir posibilidades para especializarse en donde más convenga, se les podrá conocer un poco más.

De todo esto depende lo que uno pueda conocer a su país, o a otros. Hablamos de conocerlo a fondo, siempre con un poco de curiosidad sistematizada al estilo de Kapuscinski, y muy lejos del sistema japonés de cámara, foto y ya estuvo. Donde quiera que estén se alojan siempre en hoteles japoneses para sentirse como en casa, y se quedan a imaginar cómo es el resto del mundo. Durante la Guerra del Pacífico, lisa y llanamente no conocían el poder bélico del enemigo, situación que simbolizó la entrega de la espada del emperador Hirohito a MacArthur.

No estoy pensando en el conocimiento profundo y detallado, incluso geográfico, histórico y cultural. Hablo precisamente de lo contrario: de usar y valerse de este conocimiento para encontrar las vías del entendimiento, para lograr la paz estable y permanente, el intercambio cultural, que es de primerísima importancia siempre que los fines estén claramente establecidos.

Quienes en nuestra juventud hicimos algo por construir una patria más amplia y generosa, de alguna manera dio una nación con más alternativas hoy que las que nosotros tuvimos. No se trata de analizar las verdaderas causas por las que no pudimos llevar a México más adelante, pero dejamos claro el compromiso de hacerlo a nuestro saber y entender. Lo que sí aseguraremos es que por lucha no ha quedado.

Estamos precisamente escribiendo estas líneas desde un cuarto del hospital 20 de Noviembre, esta vez sólo como acompañante de un familiar muy cercano, y podemos asegurar que el grupo de jóvenes residentes invariablemente es conducido por médicos experimentados. Esos jóvenes ambiciosos generalmente vienen de provincia, buscando ampliar su especialidad y conocer nuevas técnicas e instrumentos que hoy prácticamente están en sus manos dados los magníficos resultados de la medicina social.

La medicina moderna alienta las ilusiones de todos los compatriotas que están buscando una vejez más tranquila y menos aleatoria con tanto empeño como algunos jóvenes que luchan por lograr una estructura física más sólida o corregir males de nacimiento curables.

Muchos de los enfermos que han sido internados en hospitales como éste han logrado ser admitidos para someterse a un tratamiento largo y muy especializado que en su provincia de origen no hay posibilidade de llevar a cabo.

Por su costo y la carencia de médicos especialistas, que no suelen encontrarse en las poblaciones donde reside su familia, y que muchas veces obligan a trasladarse y asentarse en la ciudad capital, en esta gran megalópolis que todo lo puede y todo lo complica, sobre todo para quienes se han formado en un medio ambiente y de trabajo tan diferente al de la gran ciudad. Esos traslados son complicados inclusive para los gobiernos de allá por la constante erosión de la mano de obra, que por la interminable necesidad de crear más fuentes de trabajo y vivienda plantea una necesidad que es un hecho rotundo e insoslayalable para los gobernantes de este DF.

Un hospital, como ningún otro lugar, permite conocer desde otra perspectiva a nuestro país, pues aquí se reflejan y generan nuevas ilusiones, lo que nos brinda la oportunidad de conocer otras. La primera es que pudieran construirse nuevas unidades hospitalarias de alta especializacion, aprovechando los aciertos y los errores cometidos en las que ya están en servicio, para que ésta, desde la cual escribo, desconcentrada pueda ofrecer mejores servicios, al nivel del proyecto que le dio origen, y en segundo lugar, por algo no menos importante, que es que los médicos que se han formado aquí, en el centro, pudieran ofrecer sus conocimientos ya ampliados en sus regiones de origen.

Uno no deja de preguntarse si es esto una ilusión más, o bien una realidad que ya estamos en condiciones de construir y de llevar a cabo, engrandeciendo nuestro país y consolidando nuestra paz social, porque la conjunción sólida, bien estructurada de las ilusiones con las realidades, contribuyen muy importantemente a engrandecer el futuro de una nación.