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El escritor y activista es homenajeado por sus compañeros de la Comisión de Mediación

Montemayor, un imprescindible de los que habló Brecht: instancia de la ONU
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Asistentes al homenaje a Carlos Montemayor. En primer plano, Miguel Ángel Granados Chapa, Rosario Ibarra de Piedra, Samuel Ruiz, Susana de la Garza –viuda del escritor–, Alberto Brunori, Dolores González y Gilberto López y RivasFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Martes 25 de mayo de 2010, p. 15

A casi tres meses del fallecimiento de Carlos Montemayor, la Comisión de Mediación (Comed) para el caso de los desaparecidos del Ejército Popular Revolucionario realizó ayer un homenaje al escritor y traductor, quien además fue destacado activista social, defensor de las comunidades indígenas y de los derechos humanos de grupos vulnerables.

El representante de la oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Alberto Brunori, destacó en presencia de los 10 integrantes de la Comed: es un privilegio participar en un homenaje a una persona como Carlos Montemayor, tan prolífico y de una trayectoria tan rica. Por razones obvias, quiero referirme a una de las facetas en las que fue igualmente sobresaliente: su papel como defensor y activista de derechos humanos.

Recordó que el dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht nos habla de los hombres imprescindibles. Carlos era uno de ellos.

Refirió que conoció a Montemayor una tarde de enero “en nuestras oficinas. Como suele suceder cuando vienen personas de la estatura moral de Carlos, las y los colegas de la oficina estaban entusiasmados por la visita de los integrantes de la Comed. El objetivo de la reunión: exponer el caso de (los eperristas desaparecidos) Gabriel (Alberto Cruz Sánchez) y Edmundo (Reyes Amaya). En tanto vocero de la Comed, Carlos tomó la palabra. El silencio se hizo para dar paso al embrujo ejercido a través de la voz.

Con una estructura y un discurso hilvanado, Carlos supo sintetizar en pocos minutos la historia de la violencia política en México y dar significado y realce al caso de Edmundo y Gabriel.

Brunori sostuvo: En los 18 meses que he estado en México como representante del ACNUDH no tuve oportunidad de ver cómo se abre una avenida de luz en medio de la tragedia de lo que se narra. Claro y conciso, Carlos demostró un dominio del lenguaje y un conocimiento propio de quienes exponen desde la racionalidad, el conocimiento, pero también desde el corazón, la tragedia que envolvía y sigue envolviendo el destino de Edmundo, Gabriel y sus respectivas familias y sus seres queridos.

Agregó: Montemayor abrazó las mejores causas de este país. La brega a favor de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas muestra a un Carlos sensible y cercano al México profundo.

Hoy como ayer, sostuvo Brunori, el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas y el derecho a la consulta previa son demandas esenciales en México y en el resto del mundo. Carlos lo sabía y actuaba en consecuencia. Bajo las demandas de justicia, verdad y reparación, Carlos también fue un promotor de eso que desde el derecho internacional de los derechos humanos conocemos como justicia transicional.

Al representante se le quebró la voz. Guardó unos minutos de silencio. Muy emotivo, añadió: como amigo, lo extraño; como defensor, nos hace falta. México posee una deuda con Carlos y tiene en sus manos una forma adecuada de rendirle un homenaje de Estado en reconocimiento a su trayectoria a favor de los derechos humanos: haciendo justicia, develando la verdad y reparando a las víctimas de la violencia política y la discriminación étnica.

Rosario Ibarra de Piedra afirmó que sentía muchísimo su muerte y citó que en el país hay 557 desaparecidos.

El periodista Miguel Ángel Granados Chapa también fue orador. Apuntó que “fue un acierto que la comisión designara su vocero a Montemayor.

Carlos resumía el parecer de la comisión y lo traducía con claridad y elegancia que caracterizaron su carrera literaria. En los encuentros personales con los funcionarios gubernamentales, sin permitirse un gesto subjetivo, era la voz de un grupo. Se ganó la confianza de sus compañeros, y no en pocas ocasiones se reunió con el equipo de la Secretaría de Gobernación, con el secretario o subsecretario del ramo y puntualmente nos reseñó el contenido de esos encuentros.

Susana de la Garza, esposa de Montemayor, dijo que Carlos se hizo el compromiso desde que fue el asalto al cuartel Madera, porque conocía a muchos de los que participaron en esa acción; se hizo el compromiso de reivindicar a sus amigos.