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El tenor John Treleaven critica el montaje que él mismo protagoniza

Drama wagneriano entre el director y los artistas del Anillo del Nibelungo
The Independent
Periódico La Jornada
Lunes 17 de mayo de 2010, p. 9

Los Ángeles. Dioses, gigantes y enanos míticos no son las únicas criaturas excéntricas que se declaran la guerra en el montaje más reciente del Anillo del Nibelungo. Con grandilocuencia wagneriana, un destacado tenor británico acaba de lanzar un quemante ataque público a una nueva producción de alto perfil del famoso ciclo de cuatro óperas… aunque se supone que él es la estrella principal.

John Treleaven, quien representa al héroe Sigfrido en la presentación estelar de la temporada de verano de la Ópera de Los Ángeles, dio esta semana el paso extraordinario de declarar a periodistas que el montaje, que costará 32 millones de dólares, tiene fallas desde el punto de vista artístico, y añadió que él apenas si le dirige la palabra al director, el alemán Achim Freyer.

El choque de egos entre los dos hombres gira al parecer en torno al diseño vanguardista de Freyer para la producción, el cual requiere que el elenco lleve grandes máscaras, elaborados atuendos y pesado maquillaje. Muchos deben también portar sables que recuerdan los de La guerra de las galaxias.

Treleaven se queja de que este aparatoso vestuario interfiere con el canto y el movimiento. También vuelve peligrosa la producción para los artistas, asegura, porque eleva las posibilidades de sufrir caídas. Durante los ensayos y presentaciones preliminares, el cantante ha tenido ya dos lesiones menores.

No voy a reprimirme en esto, quiero decirlo como es. Esta producción ha sido totalmente extenuante, expresó Treleaven al diario Los Angeles Times esta semana. El desarrollo del personaje que trato de dar a este papel es borrado casi por completo por este maquillaje de payaso.

El cantante, originario de Cornwall, añadió en una entrevista que durante los meses de ensayos, el drama tras bambalinas ha reflejado el que se representa en escena. En algún momento la relación con Freyer se deterioró al grado de que el director tuvo que enviarle una larga carta para zanjar sus diferencias. Aunque las disputas de este tipo son relativamente comunes en la ópera, es raro que los artistas se lancen golpes en público, y casi insólito que lo hagan antes del estreno.

La reyerta es notable también dada la magnitud de la producción. La Ópera de Los Ángeles lleva más de una década planeando su primer montaje complete del Anillo de los Nibelungos. La caída del telón, dentro de un par de semanas, marcará el principio de un festival artístico de verano en el que participarán 100 compañías artísticas, museos y universidades.

Una capa más de volatilidad a esta disputa la da el hecho de que el director artístico de la Ópera de Los Ángeles es Plácido Domingo. El viernes pasado, el tenor emitió un comunicado en el que afirma que Treleaven debe callarse la boca. “Admiro la interpretación de Freyer –señala–, pero ha habido muchas ocasiones en mi larga carrera en que no estuve de acuerdo con la concepción de un director hacía de una obra.”

Freyer no ha comentado al respecto. Sin embargo, Treleaven no es el único que ha expresado aprensiones. También su coestrella, Linda Watson, quien interpreta a Brunilda, ha usado la tribuna del Los Angeles Times para criticar al director. La soprano estadunidense respaldó las críticas de Treleaven, y añadió que el escenario es el más peligroso en el que he estado en toda mi carrera. Uno debe tener todo el tiempo el cuello inclinado en mala posición. Es muy doloroso hacer eso durante horas.

Watson comentó que en algún momento de los ensayos se sintió tan frustrada con la falta de presencia física de su personaje en la obra, que fue a decirle a Freyer que “comprara uno de mis discos compactos y lo pusiera en lugar de mí. Se necesitan años para llegar a cantar el Anillo, y hacer todo eso a un lado… es muy insultante”.

Las cuatro óperas del ciclo han sido presentadas por separado por la Ópera de Los Ángeles el año pasado, y durante ese lapso prácticamente todos los intérpretes principales expresaron recelos sobre el montaje de Freyer, según el diario. Uno de los colegas de Treleaven, Gordon Hawkins, decidió renuciar porque la enorme máscara que se le obligaba a usar interfería con su sentido del oído.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya