Cultura
Ver día anteriorDomingo 9 de mayo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Ofrece nueva lectura a la obra del pintor

Aborda libro la faceta sideral de Tamayo

Se imbuía en el cosmos con observaciones propias, dijo en entrevista Norma Ávila, autora

Foto
Perro ladrando a la Luna, litografíaFoto Tomada de El arte cósmico de Tamayo
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de mayo de 2010, p. 5

El muralista y pintor Rufino Tamayo estuvo interesado por la astronomía, fascinación que quedó inmortalizada en innumerables obras, en las cuales plasmó la galaxia y otros aspectos interestelares.

Así lo explicó Norma Ávila Jiménez, autora del libro El arte cósmico de Tamayo (Praxis/Universidad Nacional Autónoma de México/Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), donde devela el interés que tuvo el artista mexicano por cuestiones del espacio sideral, los fenómenos y descubrimientos astronómicos, así como las novedades científicas de la época en la carrera espacial.

La Luna, las constelaciones, los eclipses, los cometas, los cuerpos celestes, el suelo lunar, las galaxias, naves y trajes espaciales generaban un atractivo importante para el artista, quien quedó atrapado en el tema tras el paso del cometa Halley, en 1910. Posteriormente, leyó todo lo referente a la astronomía y el cosmos para plasmar en sus lienzos realidades y no paisajes, agregó Ávila.

Este libro aporta datos que enriquecen esa faceta cósmica, y brindan información que da lugar a una lectura diferente en varias de sus obras, dijo la autora, quien presenta este volumen como resultado de su trabajo de tesis dedicado al pintor mexicano.

“Tamayo –prosigue Ávila Jiménez– estaba al tanto de los fenómenos y descubrimientos astronómicos, así como de la carrera espacial. Se imbuía en el cosmos mediante observaciones propias: leía artículos de divulgación científica o visitaba centros científicos, incluso la agencia espacial estadunidense, la NASA.”

Su archivo visual, dijo la escritora, se nutrió de imágenes que a mediados de la década de los 40 del siglo pasado comenzó a manifestar en lienzos y murales.

En el año de 1946, después de la Segunda Guerra Mundial, Rufino Tamayo comenzó a pintar aspectos referentes al cosmos; observó eclipses y leía publicaciones de divulgación científica para saciar su interés por el tema.

En el primer capítulo del libro, titulado Ojos en el cielo, la autora describe los lienzos que Tamayo realizó a partir de los acontecimientos sociohistóricos y científicos ocurridos en la época en que vivió en Nueva York por segunda ocasión.

Foto
Mujeres alcanzando la Luna, óleo sobre telaFoto Tomada de El arte cósmico de Tamayo

“La innegable influencia que ejerció la era espacial y la llegada del hombre a la Luna, con la misión Apolo 11, en su arte quedó expuesto en La era espacial y los eclipses y en La Luna, las naves y las galaxias; asimismo, los descubrimientos astronómicos y la influencia del avance de la tecnología jugaron un papel importante en su obra.”

En el segundo apartado del volumen, La era espacial y los eclipses, la autora describe el inicio de la era espacial, la NASA y las misiones Apolo, además delas constelaciones y los eclipses.

Para el último capítulo, Ávila presenta el binomio ciencia-arte y describe aspectos sobre la Luna, las naves y sus galaxias en la vida y obra de Tamayo.

Para la investigación, Norma Ávila Jiménez retomó fuentes bibliográficas y trabajos de artistas y personas conocedoras de Tamayo. Así integró información sobre una faceta de Tamayo de la cual sólo existían algunas referencias.

Otras de las obras donde Rufino Tamayo perpetuó su interés por el espacio sideral fueron Mujeres alcanzando la Luna, Terror cósmico, Eclipse total, Noche y día, El grito, El astrónomo, Cuerpos celestes, El hombre ante el infinito, Hombre confrontando el infinito, Torso de hombre, Hombre en negro, Tierra erosionada y Perro ladrando a la Luna, entre otras.

El propósito de este libro, dijo Ávila, es aportar datos que enriquecen esa faceta cósmica, así como información que da lugar a una lectura diferente en varias de las obras del artista. Además del Tamayo heredero de sangre y trazos zapotecas, del que asimiló y transfiguró las vanguardias pictóricas, está el amante de los sueños entre océanos de constelaciones.

El volumen se presentó el pasado jueves en el Museo Tamayo, con las intervenciones de Ingrid Suckaer y el doctor José Franco, director del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México y la autora, entre otros.