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Una colección de 150 piezas de varios acervos privados se exhibe en la sala Gropius-Bau

Se abre en Berlín la más grande muestra de Frida Kahlo que Europa ha visto
Foto
El corsé de Frida, que se exhibe en BerlínFoto Jansch Art and Culture Photography
Especial
Periódico La Jornada
Domingo 2 de mayo de 2010, p. 4

Berlín, 29 de abril. La Fridomanía llegó a Berlín. En México, Frida Kahlo se ha convertido en propiedad colectiva; ahora, Berlín repite la tendencia con Frida retrospektive, la muestra más grande dedicada al icono del arte latinoamericano, que se inauguró el jueves en la sala de exposiciones Gropius-Bau.

En esta ocasión, la cobertura mediática fue desbordante. La secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, viajó a Berlín para inaugurar la retrospectiva de manera oficial y con las notas de El son de la negra –interpretado por el mariachi berlinés de Víctor Ibáñez– como fondo, en el edificio que alberga al Congreso, el cual se ubica frente a la Gropius-Bau.

El ministro de Cultura alemán, Bernd Neumann, agradeció que fuera Berlín y no otra ciudad la que albergara la exposición, pues resulta un honor recibir este regalo cultural: tener a la figura más importante del arte en el mundo. Frida retrospektive permanecerá hasta el 9 de agosto.

Valor emocional

Por su parte, el presidente Felipe Calderón llegará a la capital alemana el próximo 3 de mayo, para realizar una segunda inauguración. El Gropius-Bau cerrará sus puertas al público durante su visita.

Personalidades del mundo de la política y del arte en México y Alemania se dieron cita en la apertura de la muestra, como Armando Colina y Víctor Acuña, de la galería Arvil, así como Carlos Phillips Olmedo, quienes prestaron su acervo de Frida Kahlo al Gropius-Bau.

De acuerdo a Gereon Sievernich, director de la sala, la idea de esta magna muestra se gestó hace tres años junto con el entonces embajador Jorge Castro-Valle. Desde entonces se trabajó con una red de más de 50 personas en el mundo para lograr que las 150 piezas llegaran a Berlín, entre ellas pinturas, dibujos, fotografías, material videográfico, indumentaria de Frida y hasta un corsé en el que Frida dibujó, entre otros elementos, la hoz y el martillo, símbolo del comunismo y de la lucha obrera.

La curadora Helga Prignitz-Proda resaltó que esta muestra tiene un valor emocional inconmensurable, por la cantidad de coleccionistas privados que aceptaron prestar sus Fridas a Berlín.

De cualquier manera, destacó, con esta exposición queremos mostrar a la artista, la lectora, la filósofa; es decir, el lado literario, no la Frida santa.

Por otro lado, la fotógrafa Cristina Kahlo atrajo la atención de los medios y los asistentes, que la veían como rencarnación de Frida. En su discurso resaltó los orígenes alemanes de la familia Kahlo: Wilhelm Kahlo, padre de Frida, nació en Pforzheim, población al sur de Alemania, en las inmediaciones de Stuttgart. Cristina Kahlo es la curadora de la exposición fotográfica que acompaña esta retrospectiva.

del álbum familiar de la familia Kahlo y la colección de Nicolas Murray se incluyen en la primera sala. También llegaron a Berlín imágenes del proyecto de una película que en 1951 realizó Lola Álvarez Bravo, mismo que no se concluyó por los problemas de salud de Frida.

Contenido temático

El visitante recorre las salas plenas del dinamismo con que las dotó la curadora Helga Prignitz-Proda, y cuyos temas son: Frida y sus amigos, donde se ven pinturas dedicadas a Alberto Gómez Arias, a Natascha Gelman, a su vecina Rosita Morillo e, incluso, un dibujo del poeta Miguel N. Lira.

Sueños y surrealismos es la segunda sala, donde se encuentra, entre nunerosos dibujos, el famoso retrato de Luther Burbank.

Yin Yang, tercera sala, exhibe las dualidades que exploró Frida a lo largo de su vida. La cuarta sala, de título La gran ocultadora, exhibe 10 autorretratos.

La quinta, titulada Emociones, muestra el diario digitalizado de Frida, que puede hojearse lentamente, además de cuadros sobre el dolor, el amor, la inquietud, los celos y la angustia.

La sala seis, Enfermedad y doctores, exhibe el famoso autorretrato La columna rota, así como algunas pinturas que dedicó a sus médicos Leo Eloesser y el doctor Farill.

Deseos, la séptima sala, muestra una colección de exvotos y el cuadro Unos cuantos piquetitos.

Al final del recorrido, el visitante se encuentra con la proyección de la película Viva la vida, de Eila Hershon y Roberto Guerra, realizada en 1983.

Los carteles que promocionan Frida retrospektive invaden Berlín y los medios electrónicos le dedican reportajes especiales. La prensa escrita ofrece también amplios espacios, con títulos del tipo de: Frida Kahlo, la bella y el dolor, popstar, diva, luchadora.

La cantidad de artículos a la venta en la tienda del museo resulta desbordante. Bolsas de mano con la foto de Frida, por 130 euros; pañuelos y mascadas, en 100. Alrededor de 40 publicaciones inundan la literatura en alemán dedicada a Frida Kahlo. Para los niños hay libros para colorear, con imágenes de algunos autorretratos, y hasta un libro de muñecas de Frida recortables.

Sin duda, la Fridomanía se apoderó de Berlin.