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Se presentan en binomios polémicos por la predominante visión judeocristiana

A debate, el mundo inmaculado de los próceres
 
Periódico La Jornada
Lunes 5 de abril de 2010, p. a10

Polémica en su predominio de la visión judeocristiana y en la identificación de la mayoría de los héroes mexicanos con la figura del profeta Moisés; benevolente con figuras controvertidas en el ánimo popular, como Hernán Cortés o Agustín de Iturbide, y posiblemente confusa por incluir personajes como Juan Diego en un tema ajeno a él, lo cierto es que la exposición El éxodo mexicano. Los héroes en la mirada del arte augura una afluencia masiva.

Inaugurada en el Museo Nacional de Arte (Munal) la noche del 31 de marzo y abierta al público el primero de abril, Jueves Santo, la exposición recorre desde el propio Moisés hasta Vasconcelos, pasando por Moctezuma, Cuauhtémoc, Hidalgo, Morelos, Juárez, Madero o Zapata, y registró en su primer día una asistencia tal que, alrededor de las dos de la tarde, hubo que organizar fila para poder ingresar.

Esta muestra sobre el mundo casi inmaculado de los héroes mexicanos, con todo y sus mitos y épicas, triunfos y fracasos, acciones reales e inventadas, permanecerá abierta hasta junio e incluye más de 330 piezas, sobre todo pinturas y grabados, además de algunas esculturas y fotografías, en las que los artistas tratan de captar sus ideas, gestos, poses o vestuario con los que el pueblo los recuerda.

Entre los creadores figuran artistas anónimos de la Colonia y nombres como Joaquín Ramírez (padre), Leandro Izaguirre, José Vivar y Valderrama, Joaquín Heredia, Félix Parra, Isidro Martínez, Manuel Tolsá, José Guadalupe Posada, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Leopoldo Méndez, José Chávez Morado, Jorge González Camarena, Rufino Tamayo, Adolfo Mexiac, Alfredo Zalce, Nacho López, Arnold Belkin y muchos más.

La obra sobre la visión artística de los héroes se distribuye en siete salas, y de forma un tanto forzada se considera a los visitantes como peregrinos y al recorrido, peregrinaje, según se lee en un mapa o guía, en la que se explica:

Moisés fue el líder del Éxodo. Las pruebas, señales y hazañas que lo convirtieron en un modelo de héroe fueron: recibir un llamado divino, liberar al pueblo de la esclavitud, guiarlo hacia una tierra prometida, lidiar con sus rebeldías y establecer promesas, pactos y leyes, crear y difundir la idea de que el pueblo hebreo era un pueblo elegido. Algunos líderes mexicanos han llegado a ser comparados con él, ya que recibieron misiones parecidas.

Se abunda: Éxodo significa salida y se refiere a la narración del Antiguo Testamento en la que se cuenta cómo el pueblo hebreo fue liberado de su esclavitud en Egipto. Y para una parte del recorrido se sugiere: Encuentra en las voces del tiempo la relación entre Moisés y cada héroe.

Pueblos elegidos

En las cédulas se sostiene además que el éxodo de los hebreos es útil para plantear la metáfora del pueblo mexicano como pueblo elegido en su incansable peregrinaje por conquistar la libertad.

Foto
El éxodo mexicano. Los héroes en la mirada del arte reflexiona sobre nuestro país como peregrino y cautivo; tambien se refiere al peregrinaje como escapatoria hacia la libertad y para la formulación de un destinoFoto Carlos Cisneros

Luego de varias imágenes de Moisés, comienza el recorrido por los héroes mexicanos y el primer momento se refiere a la fundación de México-Tenochtitlán y el segundo al encuentro de españoles y mexicanos, en los que destaca un cuadro de Izaguirre.

En otra comparación con los mitos judeocristianos, ésta sí entendible durante la Colonia, se incluye un fragmento de fray Gregorio García:

En la Nueva España hay este nombre Mesico, el cual es hebreo, y el Caudillo que traían los que poblaron a Mesico, se llamaba Mesi, que es realmente hebreo, como Moisen, y cuadra maravillosamente al Caudillo cabeza y capitán de los mexicanos.

En varias salas se hicieron binomios, a veces incomprensibles, como el de Hernán Cortés-Juan Diego, por sus vidas complementarias. Uno como héroe del reino de la Nueva España y otro como el Moisés indiano. Aquí incluyeron piezas de Tolsá, Heredia, Parra (La matanza de Cholula), Siqueiros (Muerte al invasor) y otros. La visión de los vencidos en las imágenes.

Otro binomio es el de Moctezuma-Agustín de Iturbide, presentados como vidas paralelas: soberanos abdicados y sacrificados; instrumentos de los planes de la providencia y vehículos de una nueva ley. Aunque nada se dice de las dudas de uno ante los invasores españoles y la insistencia de otro por ser emperador.

En este segmento resaltan obras de Martínez, un títere de Iturbide de la Compañía Rosete Aranda y varios retratos y esculturas de ambos. Al militar criollo se le llama Moisés mexicano, guía y conductor de su pueblo y libertador y primer gobernante del México independiente.

Las imágenes se vuelven abundantes y los textos más ponderados. El de Francisco I. Madero-José Vasconcelos considera al primero como apóstol, predicador moral y mártir, pero también como caricatura y presidente derrotado, y al educador, como un nuevo Quetzalcóatl, héroe relegado y contradictorio que sufrió el destierro. Sobresalen los grabados de Méndez, Posada y Erasto Cortés, entre otros.

Una de las parejas más acertadas es la de Miguel Hidalgo-José María Morelos, y aunque el texto apenas refiere su gran arraigo popular, sí retrata su heroicidad con lirismo: Vidas combatientes: entre incienso y fuego. Caudillos y sumos sacerdotes oficiando entre batallas. Aquí las obras también son destacadas: Mexiac, Posada, Cortés, Roberto Montenegro, Claudio Linati, José Espiridión Domínguez, Xavier Íñiguez y otros.

A Benito Juárez, a quien no le encontraron complemento, lo ubican como el Estado hecho monumento. Un Moisés magistrado y fundador: desterrado y con la patria a cuestas. Su inconografía es quizá la más generosa: Rivera, Tamayo, Méndez, Iñiguez, López, Fanny Rabel, Felipe Castro y muchos más.

El gran número y calidad de la obra reunida en la muestra merece más de un recorrido.