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El investigador participó en la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar de la UdeG

Detrás de la historia de los vencedores permanecen latentes las versiones de los marginados: Florescano
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 30 de marzo de 2010, p. 5

Guadalajara, Jal., 29 de marzo. El investigador Enrique Florescano culminó su participación en la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, de la Universidad de Guadalajara (UdeG) con la conferencia magistral Las funciones sociales de la historia, en la cual señaló que, como decía Collingwood, la historia es la disciplina del autoconocimiento humano, con todas sus implicaciones.

“Conocerse a sí mismo –agregó– significa conocer lo que se puede hacer; y la única pista para saber lo que puede hacer el hombre es averiguar lo que ha hecho. El valor de historia, por consiguiente, consiste en que nos enseña lo que el hombre ha hecho, y en este sentido, lo que es el hombre.

“Las palabras de Collingwood –prosiguió el director de Proyectos Históricos del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes– responden con economía a la pregunta: ¿para qué se estudia la historia?”

Y agregó: El estudio de la historia es una indagación sobre el significado de la vida individual y colectiva de los seres humanos en el transcurso del tiempo.

Respecto del quehacer del historiador, Florescano comentó que de una parte es un producto social, un resultado de diversas corrientes colectivas y, de otra, es un individuo acuciado por el deseo de superar herencias del pasado y de asumir su oficio a partir de los desafíos que le impone su presente.

Añadió que la costumbre de leer la historia de un país a través de lo que hoy llamamos historia nacional, nos ha hecho olvidar que detrás de la historia escrita por los vencedores, permanecen latentes las versiones de los grupos marginados.

Pasado común e identidad colectiva

Enrique Florescano dijo que una respuesta adecuada sobre los propósitos de las narraciones históricas, debería incluir las interpretaciones del pasado de estos grupos, para alcanzar una historia plural y más representativa de la diversidad social que constituye a las naciones.

Por esto, Florescano explicó y analizó diferentes tesis sobre las funciones de la historia, empezando por la que definió como la más antigua e importante: dotar a un pueblo de un pasado común y fundar en ese origen remoto una identidad colectiva.

Otras fueron el registro de los cambios, la recuperación del pasado y la de forjar a los ciudadanos.

Explicó que así como el conocimiento histórico desvela los orígenes del pueblo, cuando se practica con rigor contribuye a limpiar las telarañas tejidas por los mitos, y hace de la historiografía un medio para liberarlos de las cargas ideológicas originadas en el pasado y prolongadas en el presente.

Por lo que concluyó que el conocimiento histórico es indispensable para preparar a los jóvenes para vivir en sociedad, porque, subrayó el investigador, la historia es más adecuada que ninguna otra disciplina para formar ciudadanos.