Espectáculos
Ver día anteriorSábado 27 de marzo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Londres, capital del encuentro desde 1986; este año se exhiben 240 filmes de 29 países

Muestra festival británico la vitalidad de la cinematografía gay contemporánea

Existe enorme apetito entre los cineastas por buscar esas historias interesantes que revelen lo que no sabemos; eso es signo de madurez, considera el programador Brian Robinson

Foto
Un instante captado en el desfile por el orgullo gay del pasado 14 de marzo, en el Distrito FederalFoto Ap
The Independent
Periódico La Jornada
Sábado 27 de marzo de 2010, p. 9

En una tarde calurosa de junio de 2001, un adolescente de la tribu navajo, oriundo de Cortez, Colorado (Estados Unidos), salió de la casa rodante donde vivía con su madre para visitar un rodeo instalado a las afueras de la reserva.

Nacido en un remoto rincón del muy conservador centro del país, Fred Martinez siempre destacaba entre la multitud. Desde tierna edad había elegido ataviarse en forma abiertamente femenina, recortándose meticulosamente las cejas en línea recta y poniéndose rímel en las pestañas. En la última noche de su vida, cuando se despidió desde el camino polvoso que conducía a la salida del campamento, su madre notó que se había puesto un sostén, rellenando las copas con calcetines.

Cinco días después la policía encontró el cuerpo de Fred, y dos semanas más tarde detuvo a su asesino: Shaun Murphy, de 18 años y con una cadena de arrestos anteriores, se había pasado la quincena alardeando con sus amigos de haber aplastado a un maricón como a un insecto. Fred Martinez se convirtió en una de las víctimas más jóvenes de un crimen de odio en la moderna historia estadunidense.

En la cobertura periodística del juicio se plantearon preguntas inevitables sobre cómo alguien podría dar muerte a otro ser humano nada más por su sexualidad. Pero para Lydia Nibley, cineasta de 47 años, radicada en Los Ángeles, detrás de la tragedia de este homicidio relucía una historia aún más importante.

“No quería filmar un documental del crimen –explicó en una entrevista, cuando se preparaba a viajar a Londres para el Festival de Cine Lésbico y Gay, que se realiza por estos días cada año–. Para mí, la breve y hermosa vida de Fred arroja una luz sobre un tema de increíble riqueza: cómo entienden el género los indios americanos.”

Existen cuatro géneros

La mayoría de las personas del mundo occidental describirían a Fred como un adolescente gay o transgénero. Pero los navajos tienen una palabra diferente para designar a personas como Fred: nadleehi, que literalmente quiere decir alguien en transformación continua. Como muchas culturas indígenas americanas, los navajos creen que el género es más complicado que sólo masculino, femenino o transgénero.

Masculino y femenino son conceptos fluidos, que pueden cambiar con el tiempo. A los ojos de esos indígenas, algunos hombres poseen rasgos femeninos y algunas mujeres tienen características masculinas. Otros toman atributos separados en etapas diferentes de su vida. Los navajos tienen cuatro géneros reconocidos; otras etnias tienen hasta siete.

Los misioneros cristianos y cientos de años de colonialismo blanco han hecho mucho para arrasar con esas costumbres. Si bien la mamá de Fred reconocía y apoyaba el estatus de nadleehi de su hijo, otros miembros de la familia que se habían convertido al cristianismo se mostraban mucho menos tolerantes.

La muerte de Fred llevó a Nibley a incursionar en ese mundo y descubrir la alguna vez elástica y tolerante actitud de los navajos hacia el género. El resultado es Two Spirits, poderoso documental filmado a lo largo de cinco años, el cual hace olas entre activistas indígenas americanos que durante mucho tiempo han querido que los miembros de las tribus retomen la actitud ancestral hacia la sexualidad.

“Alguna vez los navajos dieron gran importancia al nadleehi –explica Nibley–. Si Fred hubiera vivido en otro tiempo, se le habría considerado una persona de inmensa importancia, sagrada. En cambio tuvo una muerte trágica en manos de un rufián.”

Para Brian Robinson, programador del festival, Two Spirits es uno de muchos documentales que muestran hasta dónde ha llegado el cine gay en las dos décadas recientes.

“Existe enorme apetito entre los cineastas gays por buscar esas historias interesantes que revelen lo que no sabemos –señala–. Es una marca de la madurez que ha alcanzado ese cine. Hemos recorrido un largo camino desde los setentas, cuando todo eran historias positivas de personajes ejemplares y políticas de identidad.”

Otro ejemplo, cita, es Stonewall Uprising, cuyo estreno mundial se da en este festival, que lleva 24 años consecutivos. Dirigido por Kate Davis y David Heilbroner, este largo documental explora lo que para muchos es la chispa que encendió el movimiento por los derechos de los gays.

Relatado por quienes tomaron parte en los disturbios después de la incursión policial en el bar gay Stonewall Inn, en el Greenwich Village de Nueva York, en 1969, el filme presenta una rica combinación de imágenes de archivo y entrevistas recientes, cuyo conjunto traza el cuadro del momento en que la comunidad gay estadunidense comenzó a luchar por sus derechos.

“Stonewall es uno de esos sucesos que la comunidad gay cree conocer, pero en realidad nuestro conocimiento es muy limitado –explica Robinson–. En la película se observa el bar donde ocurrió la incursión, se escuchan las palabras del oficial de policía que la dirigió y se entiende quiénes son las personas que comenzaron a protestar.”

Los documentales no son los únicos filmes que dan de qué hablar en el festival de este año. En las próximas semanas se mostrarán en el Instituto Fílmico Británico y en varias salas de Londres más de 240 películas de directores hasta de 29 países. Luego el festival realizará una gira de tres meses por Gran Bretaña, en un legado del que los manifestantes de Stonewall se pueden sentir orgullosos.

En la primera función del festival se presentó The Secret Diaries of Miss Anne Lister. A primera vista se parece a cualquier drama histórico, pero nada de eso. A menudo se describe a Anne Lister (1791-1840) como la primera lesbiana británica moderna. Terrateniente, industrial, viajera y diarista residente en Yorkshire, llevó un meticuloso registro de sus amoríos en más de cuatro millones de palabras. Gran parte de sus experiencias sexuales se escribieron en una clave que sólo se pudo descifrar a finales del siglo XX.

“Lister fue una mujer extraordinaria que hasta hace poco sólo se había documentado en la historia lesbiana –comenta Maxine Peake, estrella de la serie británica de televisión Shameless, quien representa a Anne–. Es de esperarse que con esta cinta un público más numeroso conozca a esta mujer formidable e inspiradora.”

También hay buen número de dramas contemporáneos. Michael Blyth, otro programador del festival, recomienda en particular el filme franco-canadiense I Killed My Mother, cuyo guionista, director y actor principal es Xavier Dolan, de 20 años de edad.

“Es la historia de un adolescente y de la turbulenta relación que tiene con su madre –explica Blyth–. Pero, para mí, lo que hace tan emocionante esta cinta es que el personaje es un muchacho de 16 años que no tiene problemas con su sexualidad. No atraviesa un proceso de aceptación, lo cual me parece muy interesante, porque con demasiada frecuencia los filmes de adolescentes gays se refieren a eso. Su sexualidad se da por hecha, lo cual hace de esta película una obra muy fresca y contemporánea.”

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya