Opinión
Ver día anteriorMartes 9 de marzo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Surgen dos formaciones políticas en el DF

Apremian definiciones con amplitud de miras

L

a cada vez menos clara identificación de los ciudadanos con los partidos políticos en el Distrito Federal, y la ausencia de planteamientos ideológicos que permitan a la gente tener certeza en el camino que seguirán esas organizaciones, ha creado un vacío que ahora buscan llenar nuevas formaciones políticas; cuando menos un par de ellas se encuentran ya en plena actividad.

Ayer se dio a conocer la formación de la Asociación Política Local (APL) que pretende establecer vínculos con franjas de la población, principalmente clases medias, que se sienten poco o no nada representadas por los grupos políticos con registro. A la cabeza de esa nueva formación está Joel Ortega, ex jefe de policía del Distrito Federal.

Se trata, hasta donde alcanzamos a saber, de amalgamar diferentes formas de pensamiento que se pongan al servicio de una ciudadanía, a la que ellos consideran abandonada –casi toda–, pues los partidos han roto el diálogo y sólo se interesan en las alianzas que les permitan seguir en las diferentes nóminas, o resolver sus asuntos internos, siempre cupulares.

De esa manera, en esta nueva agrupación se podrían sumar personajes de diversos partidos políticos con diferencias aparentemente insalvables, que buscarán operar para resolver algunos de los problemas que requieren de atención inmediata.

Aunque la propuesta resulta interesante si como se dice la idea es ir en favor de la gente, el problema principal aquí es plantearse cuál será el camino ideológico que pueda recorrer esta formación, porque si en ella se recurre simplemente a la ambigüedad centrista, muy rápido se caerá en los mismos errores que hoy aquejan a los partidos.

Es verdad que hoy manifestarse de un lado o de otro podría asustar a la gente con la que buscan iniciar la comunicación. Plantearse enarbolar la bandera de las derechas implicaría su identificación con administraciones nefastas como la de Vicente Fox, o como la del propio Felipe Calderón, por lo que sería un despropósito andar esa vereda, y la gente lo sabría.

Ir a la lucha política con el escudo de las izquierdas hablaría de inmediato del PRD y de la dirigencia nacional que mantiene a ese partido dividido y asomado a la ventana de las derechas; es decir, ya no tiene ninguna identificación ideológica clara, cuando menos en su quehacer nacional, mientras en el DF cada vez se marcan con mayor acento las preferencias de las diferentes corrientes por quienes pudieran ser candidatos a la Presidencia de la República, y de eso, cuando menos por ahora, la nueva APL no quiere saber nada.

Lo malo para muchas personas es que no es lo mismo gastar un peso a la derecha que a la izquierda, no es lo mismo buscar ámbitos de libertades ciudadanas que libertades para la explotación, y no es lo mismo hallar senderos de equidad, cuando los intereses económicos mandan, por eso, tal vez lo necesario sean las definiciones con amplitud de miras en las nuevas formaciones.

Por otro lado, parece que ya está muy avanzada la idea de formar un partido político local, del que no daremos más datos por ahora para no echarles a perder la estrategia, pero parece que allí se conjugarían algunas o muchas inteligencias de izquierda que pretenden hacer valer los postulados de esa doctrina. En esa tarea se encuentran politólogos, sociólogos, y antropólogos sociales, entre otros. Si la idea madura, pronto sabremos de ellos.

De Pasadita

Algo raro, por tanto poco común, se gestó en el PRD. Va a denunciar al secretario de Gobernación por la firma de los acuerdos para evitar alianzas que pudieran perjudicar al PRI. Ya en este espacio hablamos con anterioridad de que un secretario de Gobernación no puede propiciar o atestiguar convenios que pueden perjudicar a un tercer partido. Eso seguramente es ilegal, por eso Gómez Mont, que actuó con absoluta parcialidad, debería renunciar, pero como no tiene el valor, le vale. Ni modo.