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Continua circulación de microbuses y falta de carril confinado obstaculizaron su desempeño

Caótico arranque del Corredor Vial Periférico
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Decenas de personas esperaron varios minutos el paso de las nuevas unidades de transporte que circulan desde ayer por el Corredor Vial PeriféricoFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Martes 2 de marzo de 2010, p. 35

En el primer día hábil de funcionamiento, el Corredor Vial Periférico no cumplió con su cometido: retirar a los microbuses, atender la demanda de pasajeros con comodidad y rapidez, y disminuir el tiempo de traslado de la gente 25 minutos en promedio de Toreo a Canal de Chalco.

Las causas: la continua circulación de microbuses de las rutas 2 y 98 que no se adhirieron a la empresa Corredor Periférico (Copesa), por considerar que eran vulnerados sus derechos como trabajadores del volante; la incorporación de gente ajena a los ramales, y la negativa de las autoridades capitalinas a reconocer a su empresa, Cipesa, para prestar el servicio.

Así como el paso de unidades de otras 25 rutas que cruzan o utilizan esta vialidad entre uno y dos kilómetros; la falta de confinamiento del carril de circulación; la imposibilidad de acceder a los carriles centrales de Periférico, y la existencia de dos tipos de transporte autorizado con diferentes tarifas.

Todo ello provocó que decenas de usuarios esperaran el paso de los autobuses de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) en su servicio ordinario y para mujeres (Atenea) con un costo de dos pesos, o el exprés, con una tarifa de cuatro pesos y 26 paradas a lo largo de los 35.4 kilómetros del corredor, en lugar de pagar 4.50 pesos y aguantar 69 paradas si lo recorremos todo para ir a nuestro centro de trabajo u hogar, comentaron algunos usuarios.

Consideraron que “no basta con cambiar micros por autobuses, sino ofrecer un servicio rápido y eficiente, lo cual no se logró”. Por ello, los autobuses de RTP iban a su máxima capacidad en las primeras horas del lunes, mientras los camiones de Copesa tenían una ocupación de entre 70 y 80 por ciento, lo que provocó largas filas de espera en los puntos de ascenso y descenso, para ahorrarse unos pesos.

Pero la mayor molestia de los usuarios de los nuevos autobuses se dio cuando trataron de bajar en lugares no identificados como paradas, por lo que no faltaron los insultos hacia el chofer, quien en varias ocasiones ofreció disculpas por no permitirles descender, como antes se hacía en los microbuses. Todos tendremos que acostumbrarnos a este nuevo medio de transporte, expresaron algunos operadores.

El ahorro de tiempo anunciado por las autoridades capitalinas tampoco fue visible, pues las unidades tuvieron que convivir con autos particulares, transporte de carga o escolares, y hasta microbuses, al no haberse confinado el carril derecho en ambos sentidos y carecer de vigilancia para remitir a los vehículos que ya no están autorizados a prestar el servicio y lo hicieron sin ningún problema.

Jesús Padilla, secretario del Consejo de Administración de Copesa, exigió al gobierno capitalino cumplir con el retiro inmediato de esas unidades y evitar que el segundo corredor vial fracase, por una competencia desleal, poniendo en riesgo el patrimonio de los 502 concesionarios integrados en la empresa y que están pagando los camiones.