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Washington y La Habana volvieron a la mesa de negociaciones, ahora instalada en la isla

Pide EU a Cuba la liberación inmediata del estadunidense detenido en diciembre pasado

Aun para Estados Unidos, el reo es agente de una potencia extranjera: canciller Bruno Rodríguez

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Cubanos hacen fila en las afueras de la sección de intereses de Estados Unidos en La HabanaFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 20 de febrero de 2010, p. 19

La Habana, 19 de febrero. Cuba y Estados Unidos volvieron este viernes a la mesa de negociaciones, en una sesión de apenas medio día en la que Washington pidió la liberación inmediata del estadunidense detenido aquí en diciembre anterior y ambos gobiernos reclamaron más facilidades para sus respectivas oficinas diplomáticas, informaron fuentes oficiales.

Igual que en la sesión anterior, celebrada en Nueva York en julio del año pasado, las delegaciones estuvieron encabezadas por el subsecretario asistente principal para asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Craig Kelly, y el viceministro de Relaciones Exteriores cubano, Dagoberto Rodríguez.

Las conversaciones son la única mesa de diálogo formal entre los dos gobiernos y el punto más avanzado en la búsqueda de soluciones negociadas, aunque sus modestos alcances equivalen a unos pocos pasos frente a un largo camino para concluir el conflicto de más de medio siglo.

Sin embargo, la instalación de esa mesa contrasta con el clima de hostilidad que mantuvo hacia Cuba el ex presidente George W. Bush, quien en 2003 suspendió las pláticas destinadas a dar seguimiento semestral a los acuerdos migratorios de la década pasada.

El presidente estadunidense, Barack Obama, retomó las conversaciones migratorias y además convino en abrir una segunda mesa para negociar la reanudación del servicio directo de correo, suspendido entre las dos naciones desde 1963.

En ninguno de esos casos las delegaciones han estado al alcance de la prensa, ni siquiera para captar alguna imagen. Los informes disponibles este viernes provienen de sendos comunicados.

Sin reseñar la reacción cubana, la declaración estadunidense consignó su petición sobre Allan Gross, empleado de una empresa que, mediante un intermediario, trabajaba para el Departamento de Estado y fue detenido aquí el 4 de diciembre por distribuir a particulares equipo de comunicación satelital, informó entonces el presidente Raúl Castro.

Hasta hoy se desconoce públicamente el cargo que se le imputa a Gross, pero funcionarios cubanos han sugerido que será considerado algo parecido a un espía.

El líder parlamentario, Ricardo Alarcón, dijo que el detenido trabajaba en una empresa que contrata para los servicios secretos estadunidenses, y el canciller Bruno Rodríguez opinó que, según la ley de Estados Unidos, sería cuando menos un agente de una potencia extranjera.

Ambos gobiernos reportaron sus respectivas peticiones para mejorar el funcionamientos de sus secciones de intereses, las oficinas diplomáticas con rango inferior al de embajada, que funcionan desde 1977.

La declaración cubana indicó que se discutieron aspectos de un nuevo acuerdo migratorio propuesto por La Habana en julio pasado, pero no quedó claro si se trata de una negociación sobre ese proyecto. Estados Unidos dijo que se discutió la aplicación de los acuerdos vigentes.

Ninguna de las partes indicó si hubo otros temas. El líder parlamentario Ricardo Alarcón, un experto en las relaciones con Estados Unidos, dijo a la prensa que La Habana esperaba respuestas de Washington para discutir también acuerdos sobre lucha contra el terrorismo y el tráfico de drogas.

Ambos lados dijeron que las pláticas son útiles para aplicar los acuerdos migratorios. Cuba insistió en que la Ley de Ajuste, que facilita la entrada de cubanos a Estados Unidos, impide una emigración legal, segura y ordenada.

Washington demandó que la isla acepte la repatriación de los excluibles, o cubanos que residen en territorio estadunidense y han incurrido en delitos.