Opinión
Ver día anteriorViernes 29 de enero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ruta Sonora

Lo celebrado de 2009 (rock anglo II)

H

oy, la segunda parte de los discos más destacados de 2009, de rock anglo, en su mayoría de hechura independiente (como los de la primera parte), lejanos a lo comercial, y cercanos a la calidad musical (aunque algunos, también de altas ventas).

13. Super Furry Animals. Dark days/Light years. Estos veteranazos regresan revitalizados, con la creatividad y deschongue que les caracteriza. Los galeses vuelven con todo: sicodélicos, irreverentes, y con la agudeza melódica vuelta a afilar.

14. Dirty projectors. Bitte orca. Revoltijo pop-gresivo, armónico, lleno de sintes y guitarras desfasadas. Desquicie de voces rythm & blues popeado, y recovecos sónicos mil, los de esta banda gabacha. Ecléctico, original, fascinante, su séptimo disco.

15. City Center. City Center. El debut del estadunidense Fred Thomas es una excitante y atmosférica cáspsula amorfa, cercana a Panda Bear, donde las orillas sónicas se diluyen y el gozo entra por los oídos para colarse a la sangre y hacerlo a uno flotar muy alto.

16. Mount Eerie. Wind’s poem. Cual cuchillas que cortan el aire, así rebana el alma la poética ambient intensa, elegante e hipnótica, del proyecto de Phil Elverum, de Washington. Enorme, épico, el equilibrio que alcanza entre erosión y luminosidad.

17. Arctic Monkeys. Hamburg. El cuarteto inglés comandado por Alex Turner, entendió que se puede hacer un rock personal, en el que las canciones puedan ser sentidas y melódicas; que existen los matices y no el puro frenetismo atosigante. Con Josh Homme de productor, y tras aprender Turner de su gran banda alterna The last shadow puppets, parecieran ser otra banda, ahora sí, agraciada musicalmente.

18. Kasabian. West ryder pauper lunatic asylum. En la veta de la neosicodelia de Madchester (inicios de los 90), producidos por Dan The Automator, los de Leicester hacen un tercer disco menos obvio y más aventurado. Pop distintivo, fino y colorido.

19. Crocodiles. Summer of hate. De San Diego, nuevo semillero de bandas, surge este dúo, que con un noise-pop-punk simple pero cavernoso, homenajea a Echo & the bunnymen, y un poco a Jesus and Mary chain y Spacemen 3, para hacer algo propio y penetrante.

20. Sunn 0))). Monoliths & dimensions. Siniestro, oscurísimo, el ambient-doom-noise-metal de estos experimentalistas angelinos, en noveno disco. Escalofrío deslumbrante.

21. Atlas Sound. Logos. En segundo trabajo, el proyecto alterno de Bradford Cox de Deerhunter ofrece un rico pop sicodélico y fantasmal, entre alegre y melancólico, atmosférico y acústico. Chulo de bonito.

22. Jarvis Cocker. Further complications. Depravado sexual se nos pone el ex líder de Pulp en su segundo solista, con un rock directo, sucio, rasposillo, compulsivo. Disco sincero, inquieto y atrayente como sólo él sabe.

23. The Antlers. Hospice. Peter Silberman, de Brooklyn, hace un conmovedor y delicado cuarto álbum concepto, que mediante pianos y ecos, acordeones, cuerdas, trompetas, guitarras acústicas, banjos, falsetos y percusiones marchosas, dibuja cómo se rompe un corazón.

24. Yeah Yeah Yeahs. It’s blitz! El afamado trío de Nueva York se arriesga a cambiar su art-punk guitarroso por teclados y beats disco-trónicos. El álbum resulta menos contundente que sus dos previos, pero el espíritu dramático de Karen O permanece, así como los animosos arreglos de Nick Zinner y Brian Chase. La banda sigue dando batalla.

25. St Vincent. Actor. La cantante y multi-instrumentista estadunidense Annie Clark, hace un pop intrincado, con orquestaciones y claridades jazzy-rocan-trónicas poco usuales. Ni Lily Allen ni Florence and the machine, sino esta inquieta amiga de Glenn Branca.

Otros destacados: la suavidad maestra de Wilco, con Wilco (the album), su sexto; Baroness, de Georgia, y su Blue Recor, y su fino prog-metal; el homónimo de Them crooked vultures: John Paul Jones (Led Zeppelin), Dave Grohl (Nirvana, Foo Fighters) y Josh Homme (Queens of Stone Age), quienes tuvieron enorme química para tocar rock duro, clásico; el lo-fi-noise-rock, de a guitarras y baterías desaliñadas, de Japandroids, de Vancouver, y su Post-nothing; el luminoso pop ultrabritánico de The Clientele y su Bonfires on the head; el quinto ensueño de los escoceses de Camera Obscura, y su My Maudlin Career; el fantasmal y etéreo The floodlight collective, de Lotus Plaza, banda de Lockett Pundt, también de Deerhunter; la tiniebla punk-pop-gótica, obsesionada con la muerte, de A place to bury strangers, de Brooklyn, y su Exploding head; el crooner inglés Richard Hawley y su Truelove’s gutter, acompañado por música de cámara, en sofisticada producción; el naïve lo-fi-pop-dance-punk de Get back guinozzi!, y su Carpet Madness; el rock suave, triste, guitarruidoso, del dueto londinense The big pink, y su A brief history of love.