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Los golpes y las dos recientes derrotas lo animan al retiro

Los famosos no saben decir adiós a tiempo, asegura el Travieso Arce
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Jorge Travieso Arce, de 30 años, quiere dejar el boxeo con dignidad y como campeónFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Miércoles 13 de enero de 2010, p. a15

Nunca pensó que sucedería, pero al regresar a su esquina Jorge Arce pidió que le quitaran los guantes; ya no tenía fuerzas para seguir peleando contra el sudafricano Simphiwe Nongqayi por el campeonato vacante de los supermoscas, en la noche de las Fiestas Patrias.

Por primera vez quiso rendirse y se dio cuenta que el cuerpo ya no respondía como antes. Unos meses antes, en febrero, el armenio Vic Darchinyan lo sacudió con un puñetazo que hizo que la arena le diera vueltas como carrusel. Dos derrotas en un año y demasiados golpes lo hicieron preguntarse si valía la pena seguir arriesgando la vida en el boxeo. La respuesta fue: no.

“Ya está decidido –dice el pugilista mochiteco–”, pero antes quiere la oportunidad de despedirse con dignidad y como campeón, peleando por el título supermosca ante el indonesio Angky Angkota, el 30 de enero en el centro Bancomer de la ciudad de México.

Es la última, asegura, porque los famosos muchas veces no saben cuándo retirarse, y no quiere repetir las historias de boxeadores que terminaron arruinados, golpeados y sin nada. Eso no es para él, refiere, y recuerda el fragmento de una canción de José Alfredo Jiménez para dejar claras sus ambiciones: Yo no nací para pobre, me gusta todo lo bueno.

Antes que algo inesperado ocurra, confiesa que prefiere marcharse del boxeo para no hacer el ridículo sobre los cuadriláteros y que un día, entonces sí, tenga que aventar la toalla: porque si ya lo pensé una vez (con el sudafricano), quiere decir que lo voy a hacer en cualquier momento, y lo que menos desea es que la gente diga que una vez se rajó.

Ahora es el momento, asegura, porque ya recibió señales que se lo dicen claramente. Se ha preparado intensamente y ha peleado con voluntad, pero al final algo no funciona y falla la estrategia. Es un aviso del cuerpo que dice: ya párale.

Una vez que se retire del boxeo dice que tiene trabajo asegurado en los medios de comunicación y ya tiene planes: tomará un curso de locución para trabajar como comentarista, y se arreglará los dientes y la nariz.