Opinión
Ver día anteriorMartes 12 de enero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Entre el sueño y la realidad
T

iene razón Calderón, los mexicanos no debemos hablar mal de nuestro país, ni podemos, ya que está claro que las estrategias para convertir a México en un país modelo se han planeado cuidadosamente en estos primeros tres años de su gestión. Por lo menos eso fue lo que viví en un sueño que tuve recientemente. Resulta pues que ese 32.6 por ciento de la PEA que estaba conformada por ambulantes y trabajadoras domésticas se redujo a sólo 2.6 por ciento, ya que casi todos los ambulantes lograron tener un trabajo digno, con sueldo digno en florecientes empresas mexicanas, y las trabajadoras domésticas pudieron regresar a su propio hogar para atender a sus hijos, y las que no, se convirtieron en institutrices y/o cocineras con todos los derechos laborales que la ley requiere. Las empresas que acogieron a los ambulantes y otros individuos de la sociedad lo pudieron hacer gracias a una visionaria estrategia gubernamental que generó una ayuda sin precedente y sin burocracia a las pequeñas y medianas empresas, que a su vez incorporaron las tecnologías más avanzadas para generar productos con valor agregado altamente competitivo que empezaron a inundar los mercados internacionales, en particular el chino, donde sus ambulantes, que aumentaron, vendían muchos productos hechos en México.

A raíz del inusitado aumento de empleo bien remunerado, ocurrieron varios fenómenos. La inseguridad y la criminalidad bajaron de manera sorprendente; el narcotráfico y la violencia asociada disminuyeron drásticamente, los secuestros casi desaparecieron y la calidad de vida de los mexicanos subió muchísimo. Desde luego, México se plantó entre los primeros 20 países en competitividad y el peso se fortaleció enormemente, aunque todavía había espacio para mejorar.

Gracias a un dinámico programa de fortalecimiento del agro, México empezó a ser cada vez más autosuficiente en su alimentación, ya que al pequeño agricultor se le enseñó a usar las nuevas técnicas de biotecnología, anularon a los intermediarios y éste sector logró aumentarse en forma geométrica y ellos empezaron a convertirse en pequeños empresarios que vendían a través de cooperativas bien manejadas directamente a los grandes centros de distribución. El nivel de vida del campesino cambió radicalmente y se disminuyó dramáticamente el flujo de ilegales a Estados Unidos. Esto llegó a tal grado, que el gobierno de Washington solicitaba urgentemente un plan de contratación para trabajadores mexicanos con todos sus derechos laborales. Por primera vez México controlaba una palanca de poder hacia los gringos.

Desde luego, con una visión extraordinaria del gobierno de Calderón, éste impulsó el desarrollo de la farmacéutica mexicana, con lo cual se generaron tres beneficios para nuestro país: el control sobre la salud de los mexicanos era mucho menos dependiente del exterior, se generaron muchos empleos con altos niveles de educación y se abarataron los medicamentos, lo cual permitió que el sector salud pudiera invertir sus recursos en dar mejor servicio y con mayor tecnología.

Desde luego, otra vez con gran visión, el gobierno aumentó significativamente el presupuesto a la educación pública, hizo desaparecer el sindicato, aumentó los salarios a los profesores y dio un decisivo impulso a las universidades públicas, con lo cual la matrícula se duplicó y así se aseguró el futuro del país a largo plazo, pues tendría una fuerza laboral educada y capacitada para enfrentar los retos de la nación. Acompañado a esto, se le dio un decisivo empujón a la ciencia y la tecnología, creciendo así el sistema científico nacional en forma espectacular, logrando vincularse exitosamente con el sector productivo que creció en forma impresionante, razón por la cual aumentó el empleo bien remunerado.

Asimismo, gracias a una reforma del Estado, que redujo drásticamente el control corrupto e ineficiente de los partidos políticos, se logró desvanecer a los eternos vividores de la política mexicana y sustituirlos por ciudadanos respetables e interesados en el futuro del país. Gracias a esto se logró desaparecer el financiamiento hacia los partidos políticos, se redujeron drásticamente los ingresos insultantes que tenían los políticos y se otorgaron sueldos más respetables. Con éstas y otras acciones se pudieron invertir más recursos en carreteras, ferrocarriles y medios de comunicación más efectivos y el sureste mexicano empezó a florecer, homogeneizando mejor al país entero.

Ciertamente, en el extranjero se empezó a hablar bien de México y floreció el turismo y, en lugar de tener sólo 22 millones de visitantes, se llegó a tener cerca de 50 millones; con esto se incrementaron drásticamente el empleo de servidores turísticos y los negocios asociados a esta importante industria mexicana.

México, sin dejar de tener problemas como todas las naciones, empezó a colocarse entre las naciones más respetadas, y la vida de la gran mayoría de los mexicanos se convirtió en un ejemplo para muchos otros ciudadanos de otros países que visitaban México. Con eso la vida cotidiana se enriqueció, dada la enorme interacción que los mexicanos podían tener con culturas, costumbres y formas de pensar provenientes de otras culturas y países. México se convirtió en un país digno de respeto y admiración y su población era siempre bienvenida donde fuera que estuviera.

En eso me desperté y en la transición entre el sueño y el despertar, pensé que efectivamente Calderón tenía razón, no podíamos hablar mal de México, hasta que me desperté completamente y me di cuenta de que todo era un sueño y que la realidad era otra totalmente diferente. Así que es difícil no quejarse y criticar a México y esta administración.