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Pretende quedarse en Honduras para impulsar reformas sociales

Cumple Zelaya tres meses refugiado en la embajada brasileña en Tegucigalpa
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Manuel Zelaya, presidente constitucional de Honduras, declaró desde la embajada de Brasil, donde permanece desde hace meses, que está firme y fuerte espiritualmente. La imagen es del pasado 27 de noviembreFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 22 de diciembre de 2009, p. 24

Tegucigalpa, 21 de diciembre. El presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, cumplió este lunes tres meses refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, durante los cuales intentó sin éxito retornar al poder del que fue expulsado por un golpe de Estado.

Zelaya ingresó a la legación brasileña el 21 de septiembre tras su regreso clandestino a Honduras, después que fuerzas militares lo sacaron del país la madrugada del 28 de junio y lo llevaron en avión a Costa Rica.

Previo a su retorno al país, Zelaya se instaló en la zona fronteriza de Honduras con Nicaragua y desde ahí alentó la formación de una resistencia pacífica al gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti, al que la comunidad internacional sigue sin reconocer.

Zelaya estaba en la embajada de Brasil este lunes acompañado de personas muy cercanas a su entorno, vigiladas desde el exterior por militares.

Estoy firme y fuerte espiritualmente, dijo Zelaya en una entrevista con la emisora Radio Globo.

Reiteró su negativa a renunciar al poder porque eso no estaría en consonancia con las aspiraciones del pueblo hondureño.

Explicó que su intención es permanecer en el país para impulsar las reformas que Honduras requiere en el plano social, económico y político.

No voy a renunciar para salir del país, dijo el mandatario, quien insiste en el establecimiento de un diálogo nacional a fin de que Honduras no abandone el proceso de reformas que requiere, subrayó.

Agregó que el próximo gobierno en Honduras, que encabezará el derechista Porfirio Lobo, elegido en las urnas el pasado 29 de noviembre en unos comicios que no han sido reconocidos por buena parte de la comunidad internacional, y que este lunes fue declarado presidente electo por el Tribunal Electoral, debe dialogar con todos los sectores y encauzar las reformas que él pretendía impulsar desde su presidencia.

Sin embargo, en los tres meses de refugio en la embajada de Brasil, Zelaya ha visto cómo se diluyen lentamente sus probabilidades de retornar a la presidencia y cumplir su mandato constitucional que finaliza el 27 de enero próximo. El pasado 2 de diciembre el Congreso Nacional hondureño votó en contra de su restitución en el poder. El acuerdo suscrito el 30 de octubre entre los representantes de Zelaya y los de Micheletti dejó en manos del Congreso su futuro político.

También consideraba la creación de un gobierno de unidad y reconciliación, que hasta ahora no se ha materializado.

Zelaya, un derechista que giró hacia la izquierda, se niega a pedir asilo político para salir del país, lo que implicaría renunciar a su mandato presidencial.

Micheletti insiste en que Zelaya puede salir de Honduras sólo en condición de asilado y se negó a concederle un salvoconducto para viajar a México hace dos semanas.

Lobo, quien ganó los comicios al frente del opositor Partido Nacional, propone la salida del país de Zelaya y que Micheletti renuncie, a fin de que la comunidad internacional reconozca su gobierno y Honduras acceda de nuevo a la ayuda financiera congelada por el golpe.