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Ver día anteriorDomingo 20 de diciembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El debate sobre las letras en EU
¿C

uál es el carácter de la crisis y la recuperación en Estados Unidos? ¿Qué figuras lo describen? En el debate estadunidense se han elegido tres. Y si no, consúltense los principales documentos de trabajo de los departamentos de economía de las prestigiosas universidades estadunidenses, sean recalcitrantemente ortodoxas o un poco más abiertas y liberales. Más todavía las marcadamente heterodoxas y críticas. Consúltense asimismo las revistas. Veo especialmente dos de prestigio: la Union For Radical Political Economics (URPE, www.urpe.org) y, en otra orientación, el Journal of Post Keynesian Economics (JPKE, www.mesharpe.com/mall/results1.asp?ACR=PKE).

Sobresalen también los trabajos de académicos heterodoxos como Cyrus Bina, Duncan Foley, Fred Moseley y Paul Davidson, para sólo citar cuatro ejemplos. En ellos y en muchos más se encuentra lo que podemos llamar, un debate de letras, para representar la caracterización de la crisis y su recuperación. Tres son las elegidas: V, W y L. Y es que los principales indicadores productivos de la economía estadunidense siguen cayendo, aunque su descenso es cada vez menor.

Así, la figura de su tasa anual, mes a mes, se eleva como V, aunque su evolución anual -mes a mes- aún es negativa. Y si el ritmo de recuperación fuera similar al de otras caídas, estos indicadores seguirían con tasas negativas durante tres o cuatro meses más, para registrar tasas positivas en la primavera del 2010. Así, se alcanzaría de nuevo el máximo nivel productivo anterior -diciembre del 2007- en enero del 2011. Significaría que fueron necesarios tres años para llegar al mismo lugar. Pero hay muchas dudas sobre esta posibilidad, sobre la rapidez de la recuperación, en virtud de que nunca como hoy, se tiene una deuda terrible y una severa dependencia del financiamiento externo para retomar el ritmo de desarrollo. Además, nunca el dólar estuvo tan débil.

En este contexto no es trivial obtener los fondos necesarios para financiar la recuperación. Se han endeudado las familias y las empresas en las que se sustenta la demanda de bienes. Familias con salarios descendentes o estancados desde hace varios años. Pero también familias que están a la base de una productividad creciente. También se ha endeudado el gobierno, justo cuando el mercado mundial de fondos se ha cerrado de manera importante, a pesar de la bajísima tasa de interés. Estos hechos conducen a pensar a varios analistas del vecino país, que puede ser hasta mediados o fines de 2011 que se arribe de nuevo al alto nivel productivo de fines del 2007: Significaría cuatro años y no tres para la recuperación. Algunos hablan de cinco. Incluso seis.

La figura geométrica que coloquialmente utilizan para identificar esta forma de recuperación es la letra V. Más abierta en este segundo caso, pero al fin y al cabo una V. Y, sin embargo, hay voces más radicales –académicos y militantes políticos, primordialmente– según las cuales hay muchos riesgos –por su endeudamiento y su dependencia de financiamiento externo– de que la economía vecina recaiga y que no logre su recuperación en V, sino en W.

Significaría que luego de algunas tasas menos negativas o, incluso, positivas, nuevamente vendrían crecimientos negativos. Se llegaría un nuevo piso de descenso. Y luego –una vez más– tasas menos negativas y tasas positivas. El punto de igualación con los altos niveles de fines de 2007 se alcanzaría en 2012 o incluso en 2013. Cinco o seis años de retracción económica.

Un tercer grupo de analistas es más radical: la economía estadunidense ya no se recuperará. Y la figura que utilizan para describir ese proceso es el de una letra L. Pero esta posición ha ido perdiendo adeptos porque, efectivamente, ya hay mejoría de algunos indicadores. Y estamos cerca de que se defina si el proceso que viene puede ser descrito como una V –más o menos abierta– o, en caso de recaída, como una W. ¿Indicadores recientes? Tres privilegiados: 1) producción industrial; 2) capacidad industrial utilizada: 3) rentabilidad general de la economía, evaluada por la relación de las ganancias de empresas no financieras con el volumen de capacidad industrial instalada.

Por ejemplo, en noviembre la producción industrial aún registró un descenso anual –mes a mes– negativo, de menos 5 por ciento. Menos negativo que el menos 3 por ciento que cayó en el mes de junio de este año. Pero todavía negativo. Esto sitúa el nivel de producción industrial actual a la altura de la primavera de 1999. En lo que respecta a la capacidad industrial utilizada, las tasas recientes también siguen siendo negativas. Lo muestra un noviembre de menos 4 por ciento. Con ello se acumulan 22 meses de persistente registro negativo, que sitúa a este indicador en un nivel de 71.4 por ciento, tres puntos porcentuales más que en junio de este mismo año, mes del más bajo margen de operación industrial de la historia económica reciente del vecino país (68.3 por ciento). En buen romance esto significa una capacidad ociosa equivalente a la registrada en el otoño de 1982, hace 27 años. Ni más ni menos.

Un último indicador de extrema relevancia –relación de las ganancias de las empresas no financieras con la capacidad industrial instalada– muestra que luego de un ascenso continuo del cuarto trimestre de 2001 al tercer trimestre de 2006 –casi cinco años seguidos– la rentabilidad general de la economía estadunidense se desplomó 55 por ciento. Y, sin embargo, a partir del primer trimestre de 2009 se ha recuperado, levemente, pero lo ha hecho.

El desempleo y la contención salarial hacen sus efectos. Pero, también en este caso también hay duda si seguirá la recuperación (V) o arribará un nuevo desplome, como resultado de mayor presión por la capacidad instalada y los menores beneficios de las empresas no financieras (W). Me inclino a pensar en una recuperación tipo V, aunque una V más abierta, más conflictiva, de lo que uno, en principio, pudiera imaginar viendo las anteriores crisis. Y es que nunca se había acompañado una retracción económica y productiva, con una debacle financiera resultado de la especulación, como hoy ha acontecido. Nunca.

NB. Navidad es de espera…de esperanza. Incluso –como dice San Pablo– de esperanza contra toda esperanza. Navidad es –hoy más que nunca– el homenaje a la pobreza. Pero pobreza deseada, decidida, aceptada. Nunca –jamás– impuesta o provocada. Menos aún por la injusticia y la explotación. Menos aún.