Cientos de hombres, mujeres y niños tomaron ayer el Zócalo capitalino. El deseo de ser los primeros en patinar en la pista de hielo más grande del mundo, arrojarse de una rampa desde una altura de 39 metros, pelear con bolas de nieve, mostrar su pericia al manejar una moto, elaborar un muñeco o simplemente disfrutar del ambiente navideño provocó que familias enteras llegaran desde temprana hora para disfrutar de las atracciones organizadas por el Gobierno del Distrito Federal.

Gracias a que aún no comienzan las vacaciones de invierno, grandes y pequeños pudieron disfrutar varias veces estas diversiones, a diferencia del año pasado. Hemos tenido un día tranquilísimo, pero a partir del viernes será un verdadero río de gente el que tendremos que atender, comentaron Alexander Rivas y Héctor Sánchez, encargados de permitir el acceso a las áreas de guerra de nieve y creación de muñecos.

No se vale. Venimos a jugar entre la nieve y resulta que no podemos entrar porque tenemos más de 12 años, expresaron María de la Paz, Salma, Lucina, Nayeli y Nancy, estudiantes de Promoción de la Salud de la UACM, que pensaban darse un premio de consolación, luego de los difíciles exámenes que presentaron. Ni modo. Otro día vendremos, porque ni siquiera pudimos entrar a la pista porque no hay patines de nuestros números, agregaron.

A diferencia de ellas, familias de Michoacán, Sonora y Durango disfrutaron de la pista, las rampas y hasta la moto, sin olvidar tomarse la foto del recuerdo. Parece que estamos del otro lado del río (Bravo). Está bien chingón todo lo que pusieron en Reforma y el Zócalo. Y a diferencia de otros lugares, aquí no pagas nada y puedes disfrutar un día con la familia bien chévere, comentaron Peter y Luisa, procedentes de Nogales.

Patricia Olivares y Henry Mendoza, de Huixquilucan, estado de México, se dieron tiempo para llevar a su pequeño a divertirse a la guerra de nieve después de hacer sus compras navideñas; y Daniel Sebastián y José Donaldo, estudiantes de secundaria, aprovecharon que no había gente para ingresar a la pista de hielo.

No somos muy buenos, pero la verdad nos divertimos mucho. Así que ya estábamos esperando que llegara este día y se nos hizo, comentaron los jóvenes de 13 y 14 años, respectivamente, momentos antes de ingresar al área de préstamo de patines, cuyos alrededores protegidos por triblocks estaban completamente llenos.

Muchos otros aprovecharon estas fiestas de invierno para echarse una pestañita, tejer la bufanda que van a regalar en Navidad, leer el periódico o, de plano, hacer su picnic en plena Plaza de la Constitución, que está cerrada a la circulación. Lo importante es disfrutar y lo estamos haciendo. Y no tenemos que gastar nada, porque en esta época de crisis ya lo piensas para divertirte, agregaron Carmelita y Rosita, quienes junto con sus nietos se deslizaron por la rampa.