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Además de dinosaurios, cuenta con fauna viva

Desde hace 10 años, el Museo del Desierto contribuye a la ciencia paleontológica del país
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El pabellón El hombre y el desierto incluye aspectos sobre la vida de los indios nómadas que poblaron la región y muestra grabados en roca y pinturas rupestres como forma de su desarrolloFoto José Carlo González
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El museo se instaló luego de la ubicación de huesos fosilizados de dinosaurios que habitaron Coahuila hace más de 70 millones de añosFoto José Carlo González
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 6 de diciembre de 2009, p. 9

Saltillo, Coah. A finales de la década de 1990, tras una serie de hallazgos paleontológicos que se realizaron en el sureste de Coahuila, con la aparición de huesos fosilizados de dinosaurios que habitaron la región hace más de 70 millones de años, tomó forma el Museo del Desierto, que el pasado 25 de noviembre llegó a 10 años de creación y de contribución a la ciencia mexicana.

Originalmente, el proyecto estaba limitado a un museo paleontológico, pero el gobierno de Coahuila y empresarios patrocinadores, quienes lo impulsaron, incorporaron conceptos como el de la historia natural del desierto mexicano, a fin de reunir y mostrar a los visitantes detalles sobre la flora y la fauna características de la zona, así como de las costumbres y sistemas de comunicación de las etnias que la poblaron.

Levantado en terrenos del Centro Metropolitano de Saltillo, en sus inicios el Museo del Desierto ocupaba 4 mil 600 metros cuadrados de exhibición, pero a 10 años de distancia sus cuatro pabellones interiores y las áreas al aire libre que tiene superan los 8 mil metros cuadrados, informó Juan Carlos Mantilla, coordinador de Comunicación y Relaciones Públicas del lugar.

Viviente e interactivo

“Actualmente, en el museo hay cuatro pabellones internos y el área al aire libre, que llamamos Desierto Viviente, porque en ella se exhiben especies de fauna viva, como una colonia de pequeños perros de la pradera, ejemplares de lobo mexicano y de borrego cimarrón, que prácticamente está extinto en México; tenemos a Payaso y a Melina, una pareja de osos negros, característicos de Coahuila”, señaló.

En cada pabellón las exposiciones son temáticas. El primero y de mayor atractivo para los visitantes es el denominado El desierto y su pasado, donde se encuentran réplicas exactas de dinosaurios carnívoros, herbívoros y voladores que habitaron la región en la última etapa del cretáceo.

También hay un laboratorio de paleontología donde los visitantes pueden interactuar con los técnicos y científicos que trabajan en la limpieza y clasificación de restos fósiles de dinosaurios.

El segundo pabellón, El hombre y el desierto, incluye aspectos sobre la vida de los indios nómadas que poblaron la región, quienes se comunicaban entre sí y con los miembros de etnias diferentes mediante grabados en roca y pinturas rupestres.

En ese mismo sitio los visitantes atestiguan la transformación de Coahuila hacia la modernidad, con el arribo del ferrocarril, de nuevas técnicas de comercio y de actividades sedentarias, como la agricultura.

En el pabellón tres, Evolución y biodiversidad, que opera desde hace cuatro años, se observa la evolución que ha tenido la parte norte del continente americano, desde la Era de Hielo hasta nuestros días; el recorrido interior termina con un herpetario localizado en el pabellón cuatro, denominado El laboratorio de la vida.

“La idea original que se tuvo hace 10 años fue establecer un museo de paleontología, pero el concepto se transformó a fin de convertirlo en un museo de historia natural de la región, del desierto, donde destacara el tema de la paleontología.

“Ahora tenemos que en sus 10 años de operación el Museo del Desierto ha sido visitado por más de 2 millones 100 mil personas, sin contar a quienes han acudido a nuestras exposiciones itinerantes, como Los antiguos gigantes de Coahuila y Huellas de la vida, ésta última que se presentó entre mayo y agosto pasados en el Zócalo de la ciudad de México y que fue visitada por más de 15 millones de personas.