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En un oficio la Ceda autorizaba recorridos para ubicarlos, afirman

Testimonios implican a policías en los levantamientos de población callejera
 
Periódico La Jornada
Domingo 6 de diciembre de 2009, p. 26

La denuncia que realizó la asociación civil El Caracol en torno a la participación de elementos policiacos durante los recorridos que realizaban los integrantes de Los Elegidos de Dios para “detectar y levantar” a la población callejera coincide con el testimonio de cuatro servidores de dicha agrupación.

Entrevistados en las inmediaciones del supuesto centro de rehabilitación para alcohólicos y drogadictos, los jóvenes, tres de los cuales fueron anexados, aseguraron que los uniformados les indicaban el lugar donde se encontraban los indigentes y que existía un oficio por parte de la Central de Abasto (Ceda) en el que se les daba permiso de realizar los recorridos.

Germán tiene 27 años y fue a petición de su madre que aceptó ingresar al anexo: Había una hoja de la Central de Abasto, girada por el sector de allá (sic). En la que nos daban permiso para recogerlos. Porque ellos mismos (las autoridades) no los querían ver tirados y borrachos en los pasillos.

Explica que tras mes y medio de tratamiento, los padrinos le otorgaron la media luz, es decir, que tenía la posibilidad de salir a trabajar por el día.

Los policías nos acompañaban, porque muchas de las veces, las personas a las que les iban a ofrecer ayuda nos correteaban y agredían, pues ya nos identificaban como miembros del hospital Santo Tomás.

Juan fue anexado el 27 de mayo y tres meses después quedó rehabilitado. Niega que en el lugar sólo les dieran una comida y que no se les brindara atención médica: “Mi papá me dijo ‘vamos para allá y ahí te vas a quedar’. Yo acepté y voy para siete meses de abstinencia. Todavía el sábado anterior hicimos un recorrido. Empezábamos como a las ocho de la noche y los policías nos decían ‘ahí están ésos’. Los subíamos a las camionetas, pero antes les preguntábamos, de buena voluntad, que si se querían ir y si decían que no... pues ahí se quedaban”.

El testimonio de Pedro no se refiere a la presencia policiaca durante los levantones. Él niega que el armado de pinzas y bolsas fuera una manera de explotarlos: Eso es mentira. No nos trataban mal y a los que colaboraban en esas actividades se les daba la mejor comida, se les daba un refresco y un cigarro al día.

Luis Fernando no estuvo anexado, pero el apoyo que recibió su hermano en Los Elegidos de Dios lo llevó a convertirse en servidor de la organización. Explica parte de los roles que se desempeñaban en el lugar: “Estaban los padrinos pero también había guardias, que eran quienes se desvelaban por si en la noche alguien quería ir al baño, pues ellos les daban papel. Además, eran quienes mantenían la tranquilidad en los dormitorios, porque nunca faltaba el loco que comenzaba a golpear y se armaba el desmadre”.

Los jóvenes aseguraron que en el anexo se encontraban copias de los supuestos oficios emitidos por las autoridades de la Central de Abasto, así como una computadora donde se archivaron las fotografías de todas las personas que levantaron de las calles, pues al ingresar se les tomaba una foto para que terminado el proceso de rehabilitación se pudiera comparar en qué condiciones entraban y en cuáles salían.