Sociedad y Justicia
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Hoy se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el VIH

Kenia: más de 1.2 millones de huérfanos del sida
 
Periódico La Jornada
Martes 1º de diciembre de 2009, p. 38

Nairobi, 30 de noviembre. Hasta hace pocas semanas el destino de Kevin parecía sellado. Estaba enfermo, solo y descuidado en un hogar para niños de Nairobi que en realidad debía ofrecerle algún futuro. Su caso no se olvidará mañana, primero de diciembre, Día Mundial de la Lucha contra el Sida.

Las monjas que cuidaron a su madre hasta la muerte entregaron al niño de año y medio a sus nuevos cuidadores junto con provisiones y medicamentos. Además, les dieron instrucciones precisas sobre cuántas pastillas debía tomar el pequeño cada día. Y es que Kevin es VIH positivo desde su nacimiento.

Había quedado retrasado en su desarrollo y ni siquiera se podía poner de pie, porque su madre ya estaba demasiado débil como para ocuparse de él. Simplemente estaba todo el tiempo en la cama con ella, relata Esther Mwangi, la enfermera y directora de la sección dedicada al sida en el hospital de las franciscanas en Kasarani, barrio pobre de la capital keniana.

Pero a pesar de esos déficit la enfermera se asustó cuando volvió a ver a Kevin medio año después en la clínica. Los cuidadores en el hogar no le habían conseguido nuevos medicamentos, porque ahorraban gastos. Cuando lo trajeron, Kevin ya había desarrollado el sida, afirma. La gente del hogar nos dejó muy claro que no lo quería de vuelta.

A Kevin le iba mal física y anímicamente. Gritaba y lloraba todo el tiempo, relata Esther Mwangi mientras pasa la mano por la cabeza del niño.

El pequeño sonríe, un poco tímido, y se esconde en el hombro de Maggie Otieno, quien lo acuna en su regazo. La mujer, de 48 años, quien también es portadora del virus, es una de las voluntarias de la clínica que informa al vecindario sobre el sida, promociona la realización de cuestionarios y muestra con su ejemplo que un resultado positivo no equivale a sentencia de muerte.

Tengo cuatro hijos. Todos son adultos y viven independientes, expresa Maggie Otieno. En algún lugar debía quedarse Kevin.

Los huérfanos del sida, como Kevin, son los niños que más padecen la pérdida de la tradicional gran familia africana. Existen miles de abuelas que crían a varios nietos, pero muchas veces los vínculos familiares están rotos desde hace años y los pequeños se quedan solos en el mundo tras fallecer la madre.

En Kenia hay más de 1.2 millones de huérfanos del sida. En este país del este de África, según estimaciones, aproximadamente 8 por ciento de la población es VIH positivo. En barrios pobres, como Kasarani, el porcentaje es claramente más elevado.

A pesar de todo, Kevin tuvo suerte. Ahora lleva un mes conmigo, señala Maggie, la madre de acogida. Mira, ahora puede estar de pie y también intenta caminar de la mano. El niño, ahora de dos años, continúa siendo muy pequeño para su edad, está débil, pero toda la atención que recibe lo fortalece.

La mirada del niño es atenta e interesada, y gracias a los medicamentos, que ahora recibe regularmente, su sistema inmunológico está medianamente estabilizado. Ahora tiene una oportunidad, a pesar de los obstáculos y reveses. Y Maggie tiene una tarea que la robustece en su lucha contra el virus. Abraza cariñosamente al pequeño. Tengo que estar sana por él, dice. Después de todo, necesita una madre.