Opinión
Ver día anteriorDomingo 8 de noviembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

Discreto inicio de temporada

H

oy da comienzo, en plena crisis del país, de su identidad y de sus tradiciones, incluida su fiesta de toros, la temporada grande 2009-2010 en la monumental Plaza México, decimosexta consecutiva organizada por la empresa que desde el 23 de mayo de 1993 maneja el inmenso coso para poco más de 42 mil espectadores, paulatinamente reducidos, en esa línea cada día más ancha entre los que deciden y los que aceptan o rechazan.

Exactamente como en el resto de las actividades políticas, económicas, científicas, tecnológicas, comerciales, mediáticas y culturales de las recientes tres décadas, en que México ha visto disminuida su soberanía y deliberadamente aumentada su dependencia de otras naciones, en materia taurina los dueños del negocio –varios en la lista de los 500 multimillonarios más ricos del mundo y otros igualmente acaudalados pero que prefieren pasar inadvertidos- optaron por la importación de toreros a costa de la baja producción de diestros nacionales taquilleros, en una sudamericanización taurina inexcusable que mantiene al espectáculo en sus niveles más bajos.

En un cartel más bien raro, harán el paseíllo el veterano diestro Manolo Arruza (54 años y 36 de alternativa), que se despide de esta plaza luego de haberlo hecho de la profesión en Guadalajara, el valenciano Enrique Ponce (38 años el próximo 8 de diciembre y 19 de matador), consentido de la empresa y de cierto sector de la México, y el capitalino Fermín Spínola (32 años y 9 de alternativa), que la temporada pasada obtuviera importantes triunfos, para lidiar un encierro de San José, propiedad de José Arturo Jiménez Mangas. Pero de ofrecer carteles equilibrados en base a competitividad y trayectorias, ni hablar.

Tlaxcaladas. Carlos Hernández González, Pavón, comenta que En la corrida del 1° de noviembre en Tlaxcala se despitorraron dos toros de la ganadería de José Marrón por defectos de los burladeros que atoran el derrote de los toros con obstáculos horizontales y que es fácil que sigan propiciando este tipo de accidentes.

Al respecto, agrega Pavón, acudí al Ayuntamiento de la ciudad de Tlaxcala y demostré los defectos que dichos burladeros tienen. Pedí autorización para forrar esos tableros con láminas lisas provistas de un hule oculto que permite amortiguar el golpe y las láminas con una levísima inclinación del ruedo hacia adentro que haría resbalar libremente el derrote.

Dirigí un oficio a la alcaldesa Lorena Cuellar y Cisneros y se me contestó con una negativa francamente estúpida, en la que se argumentó que debido a Imagen Urbana no se me permitía modificar dichos burladeros, a pesar de lo argumentado y de que ofrecí hacerlo con mi dinero.

El nefasto desaguisado seguirá repitiéndose mientras los funcionarios de Imagen Urbana, de la presidencia municipal de la dizque taurinísima Tlaxcala, no se tomen la molestia de analizar un aspecto tan sencillo y evitable como el que menciono.