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El último trago, grabado con el pianista Chucho Valdés, un homenaje a la música mexicana

Los errores me han ayudado a ser quien soy: Concha Buika

El mes que entra se presentará con el cubano en la Sala Nezahualcóyotl

Admira a Chavela Vargas y se enorgullece de la amistad con ella

Su madre, nacida en Guinea Ecuatorial y gran melómana, todo lo bailaba africano: no distinguía entre el heavy metal y la música clásica

Foto
Concha Buika y Chucho Valdés en la aventura de interpretar música mexicanaFoto Tomada de Internet
 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de noviembre de 2009, p. 8

Siempre le gustó la música mexicana. Le recordaba a su tierra, Guinea Ecuatorial, quién sabe por qué. Así que se podría decir que su pequeña hija, Concha Buika, ya nacida en la isla Palma de Mallorca, se crió con la música de José Alfredo Jiménez y Chavela Vargas. Concha creció, y su madre se mantuvo siempre como su gran fuente de inspiración musical.

Eso sí, su madre, gran melómana, todo lo bailaba africano: Era una africana de tribu, recién llegada a España, y no distinguía entre el heavy metal y la música clásica. Para ella todo era música, bailable y maravillosa. Eso da unas alas, a la hora de absorber este arte, bastante grandes, contó Buika en entrevista.

En estos días está de gira presentando el disco El último trago, grabado con el pianista cubano Chucho Valdés. Es un homenaje a la música mexicana, en particular a piezas que Chavela Vargas interpreta como nadie: El andariego, Vámonos y Las ciudades, entre otras.

Buena música, buen sexo

Primero presentó este repertorio en otros países: fueron actuaciones para romper el hielo, para afinar, porque no nos podíamos presentar (en este país) sin tenerlo todo bien bonito; es mucha responsabilidad, venir a esta tierra a cantar su música... si no lo haces con todo el respeto, todo el calor y todo el amor, no sale. Luego, hace un par de meses estuvo en Chihuahua; y ahora, el 4 y 6 de diciembre estará con Chucho Valdés y su trío en la Sala Nezahualcóyotl.

“Desde África –yo soy de África– vengo a cantar canciones de aquí para deciros somos amigos, hermanos, los escuchamos, nos gusta mucho cómo representáis vuestra vida, y queremos aprender de ello. Creo que es un gran homenaje a todo un pueblo”, dijo.

“Chavela hizo una cosa muy importante: abrir su corazón y cantar sus recuerdos. Y esto es un ejercicio muy complicado. En las canciones de Chavela están sus secretos. Si sabes escuchar, oyes los tuyos. Por eso, en cierta manera, a la hora de enfrentarme a su canto, lo hice desde mis propios recuerdos. Cuando cantaba Soledad, le cantaba a mi propia soledad. No intentaba irme hacia donde Chavela. Ella pertenece a una época, a una vida que ya no existe. Ya no se canta así. Ya no se compone así. Ya no se vive así. Ahora, escuchando el trabajo de muchas personas –lo digo con todo respeto– encuentro que se canta desde el ego, con la pretensión de ganar un Grammy, se canta con el miedo a ser. Es una cosa extraña. Tú notas cuando ella canta que toda su vida está pegada a sus cuerdas vocales, a su respiración, a todos sus recuerdos con José Alfredo, Picasso y Dalí. Y claro, si tú tienes que enfrentarte a ese cante, no lo puedes hacer desde donde lo hizo ella. Ahora no le damos la mano a los poetas para cantar”, dijo Buika.

–Vargas llamó una oración a cierta canción de José Alfredo, y se queja de que la canten como si nada.

–Si hay algo que supo hacer bien el maestro José Alfredo fue solemnizar el dolor, que dejáramos de escondernos de lo que habíamos sido capaces de hacer por amor, que nos enfrentáramos a ello, lo reconociéramos y que nos sintiéramos seres dignos y maravillosos y gigantes, por haber sido capaces de hacer todo eso por amor. Es muy difícil decir, yo me arrodillé, yo rogué porque no me abandonasen. Muy difícil porque a todos nos gustaría hablar desde el orgullo: yo le dije vete a la mierda. No es verdad. Le dijiste, por favor no te vayas. Eso es lo que cuesta. En el mundo de la canción eso es lo que hoy cuesta. Se le canta a un dramatismo inexistente, muy extraño. Entiendo lo que dice Chavela y lo comparto.

Vargas y Buika se conocieron en Madrid. La mujer, increíble, ¡con una mala leche impresionante!, exclamó y rió. Son amigas y Vargas ha estado con la mallorquina en el escenario.

En Cuba, grabaron el disco en un non-stop de 11 horas, en dos días. Fabuloso.

Acerca del actual afán por grabar los instrumentos por separado, dijo: Hay mucho miedo a la verdad, al error. Pienso que los errores me han dirigido más que las cosas que he hecho o he creído hacer bien. En el error se encuentra la particularidad de cada uno. Un cirujano no se puede permitir errar, pero si la voz se va, o se afloja, o frente a un cante que duele se debilita, eso es real. Cantar por Chavela y que no te duela: no estás cantando bien.

Jon Pareles, de The New York Times, dijo del canto de Buika: es la excepcional fusión que hace honor a todas sus fuentes (jazz, flamenco, son, bolero, ranchera).

Al respecto, la artista opinó: Aunque no seamos iguales, en el fondo somos todos lo mismo. Nos duelen las mismas cosas y queremos lo mismo de la vida: un poquito de amor, un poquito de buen alimento, buen sexo... buena amistad, nuestros hijos, y sobre todo la paz.

Continuó: Creo que una buena manera para empezar a entender esto es la música. Cuando pueden convivir en paz todos esos estilos y somos capaces de reconocerlo, significa que somos todo eso. Las fronteras las pone el límite de la carne.