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Seguridad y justicia tienen que ser políticas de Estado, no de gobierno: Luigi Mazzitelli

Alerta experto de ONU sobre la capacidad depredadora de los cárteles del narcotráfico

Distorsionan la economía y corrompen la estructura social, política y judicial de cualquier país

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Antonio Luigi Mazzitelli, representante de la Oficina Regional de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para México, Centroamérica y el Caribe, durante la entrevista con La JornadaFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Lunes 2 de noviembre de 2009, p. 10

Más que la drogadicción, lo que pone en peligro la seguridad en el mundo es la capacidad depredadora de las organizaciones criminales que distorsionan el funcionamiento de la economía de cualquier país y corrompen sus estructuras sociales, políticas y judiciales, sostuvo Antonio Luigi Mazzitelli, representante de la oficina regional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra las drogas y el delito para México, Centroamérica y el Caribe.

Las organizaciones criminales no son un problema de salud pública, como sí lo es el consumo de drogas; son un problema de seguridad nacional, refirió en entrevista con La Jornada el abogado italiano, experto en el análisis de la problemática que enfrentan países con altos índices de tráfico de narcóticos.

Respecto de México, donde desde hace tres años las autoridades gubernamentales libran una batalla contra los cárteles de las drogas, que ha dejado una estela de más de 10 mil muertes, Mazzitelli expuso: para ganar la guerra (a los grupos criminales) no basta con el despliegue de las fuerzas militares que buscan recuperar control territorial o, cuando menos, brindar a la población civil la percepción de la presencia del Estado, lo que se requiere son batallas más contundentes, como la implementación de reformas en materia de justicia penal, de los juicios orales y modificaciones legales para fortalecer el aparato de seguridad nacional.

Interrogado sobre las múltiples críticas que ha recibido el gobierno del presidente Felipe Calderón por el despliegue de tropas militares en los estados más afectados por la presencia de narcotraficantes, el representante de la ONU manifestó que ninguna estrategia gubernamental de combate al crimen es definitiva.

Se puede modificar la estrategia, ese es el papel de los generales; hay estrategias que pueden brindar más o menos resultados. Lo que no está en duda es que se trata de una guerra que tiene que ser combatida para siempre y que no debe truncarse tras un cambio de gobierno.

–¿En qué situación se encuentra México en materia de tráfico de drogas?

–Es una actividad delictiva que se ha desarrollado en los pasados 20 años. En ese tiempo los narcotraficantes han empezado a utilizar el territorio mexicano, tras la caída del poderío de los cárteles colombianos.

“El crecimiento de la importancia de los grupos criminales mexicanos obedece a un desarrollo de su poderío económico en estas dos décadas, lo que les permitió aumentar su fuerza corruptora, infiltrarse en la vida política, desplazar a las instituciones y hasta conseguir la aprobación de la comunidad.

Para mantener el control de su imperio de drogas los grupos criminales mexicanos también se han valido de la intimidación y el miedo, y cuando éstos no les han funcionado, utilizan el recurso de la violencia; pero al mismo tiempo han sido lo suficientemente astutos como para alimentar a los pobres de su tierra: les han construido hogares, iglesias, escuelas y hospitales.

–Ante este panorama que usted describe, en el que México pareciera sustituir a Colombia en materia de inseguridad y narcotráfico, ¿qué solución propone?

–Se requiere el firme compromiso del gobierno mexicano para seguir adelante en una ley presupuestal que siga apoyando la reforma de justicia penal, mediante voluntad política para ponerla en marcha.

“Además, se requieren relaciones más abiertas y de cooperación con Estados Unidos, no sólo en el intercambio de información, sino en empezar a trabajar lo que es una verdadera inteligencia e investigación científica.

“Lo que hasta hoy ha hecho el gobierno mexicano es un plan importante que tiene que seguir en la misma dirección de lo que nosotros vamos diciendo en todo el mundo: que seguridad y justicia tienen que ser políticas de Estado, no de gobierno.

El contrato social entre el individuo y las instituciones está fundamentado en el hecho de que el individuo transfiere a la institución la tarea de brindar seguridad y de administrar la justicia, según la regla del juego de un estado de derecho que es la ley y no la arbitrariedad.

–¿Son la pobreza y la marginalidad factores que influyen en la multiplicación de sociedades proclives a colaborar con el narco?

–Mi experiencia en todo el mundo me lleva a decir que el problema del narcotráfico, en cuanto a los grupos criminales, tiene que ser visto como un aspecto estrictamente económico.

“Es el dinero y nada más que el dinero el interés que mueve a las organizaciones criminales a traficar drogas, sin importar a sus líderes si violan las reglas, si evaden las leyes, si asesinan personas o si afectan los derechos de terceros.

“En cambio, respecto del problema del consumo de drogas, éste sí está relacionado con la marginación. Es un asunto relacionado, en muchos casos, con el cambio generacional, a la caída de estructuras sociales como pueden ser la familia, la comunidad y la urbanización rápida.

Y aclaro: marginación no necesariamente se refiere a marginalidad económica. No conozco ningún indicador oficial que nos pueda decir que la gente más pobre se incline a cometer un crimen; al contrario, estuve varios años en África, donde hay lugares en los que no existen expresiones de delincuencia organizada, porque el contexto social y la pertenencia a la comunidad es tan fuerte que es más importante que la riqueza o que cometer un acto delictivo.

–¿Qué recomendaciones hace la ONU a los jóvenes respecto del tema del narcotráfico?

–La ONU recomienda que no crean en los sueños del narco, pero que tampoco la sociedad se deje intimidar por la mala publicidad que se hace acerca del poder absoluto de los narcotraficantes.

“La vida de los que están inmersos en el crimen es una vida de infierno. Muy pocos llegan a vivir más allá de los 40 años. Todos viven en la amenaza constante de ser matados por sus propios compañeros, huyendo o corrompiendo autoridades. Todo lo que toca el narco es falso, es una vida de apariencia. ¡Jóvenes!, la vida es educación y trabajo. Solamente con el trabajo uno puede de verdad apreciar lo que la vida nos da y con lo que nos puede sorprender.”