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Las filas no fueron largas, pero el sistema de fichas no funcionó

Desinformación y enojo, el segundo día de liquidación

El proceso volvió a ser tortuoso y caótico para trabajadores de LFC

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Mitin del Sindicato Mexicano de Electricistas y organizaciones independientes, en el Zócalo capitalinoFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de octubre de 2009, p. 7

Por segundo día, el proceso de liquidación de los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro (LFC) fue tortuoso y caótico, lento y exasperante para las decenas de empleados, sobre todo de áreas administrativas, de reciente ingreso o de confianza, que se presentaron a las sedes abiertas en esta capital. El sistema de reparto de fichas sigue sin funcionar y entre los demandantes del finiquito privan desinformación y franco enojo, al grado de increpar con insultos a los responsables de entregar los cheques.

Pero además, ya son numerosos los casos de trabajadores que manifiestan desacuerdo con el monto calculado y han rechazado los cheques. Dos ejemplos: un empleado del área obra civil, con sueldo diario de 190 pesos y con apenas un adeudo con la empresa de 15 mil, recibió ayer, por 14 años de trabajo, 280 mil pesos como liquidación. Otro más, ingeniero eléctrico, con tres años de servicio, cobró alrededor de 50 mil pesos. En ambos casos el monto incluye la compensación por cobrar antes del 14 de noviembre. Así acabó la historia laboral de ambos en Luz y Fuerza.

Como el pasado miércoles, ayer las horas transcurrían y las filas no avanzaban. El sistema de fichas, puesto en marcha por iniciativa de los propios empleados del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), ha complicado aún más las cosas.

Alrededor de las 13 horas de ayer, en la sucursal de la colonia Doctores algunos electricistas gritaron a los enviados del gobierno: ¡Tengan huevos y solucionen las cosas!. Asimismo, en la ubicada en Puente de Piedra, en Tlalpan, a lo largo de la jornada se experimentó un método de ensayo y error hasta que por fin, por ahí de las 16 horas, al parecer atinaron a encontrar una vía para que la espera se reduzca.

Los trabajadores del SAE emitieron fichas técnicas, previa constatación de que el nombre del trabajador aparece en el sistema; hecho esto, consideraron que éste es un primer paso en el proceso para que, “si ya no los podemos atender hoy… vengan mañana y los iremos intercalando con aquellos que acudan a formarse temprano y no tengan ficha”. Santo remedio.

Sin embargo, ese ejercicio permitió ubicar que hay algunos trabajadores cuyo nombre simplemente no aparece en la base de datos remitida a las oficinas de liquidación, a pesar de haber obtenido, vía telefónica, el estimado de su liquidación. ¡Ah!, y que aquellos en alguno de cuyos apellidos aparezca la letra ñ, no necesariamente en la inicial, deberán insistir en el 800 habilitado para atender a todos los despedidos para ver cuándo estarán listos sus cheques, porque por el momento para ellos no hay nada.

Ambos imponderables fueron informados a cariacontecidos solicitantes del finiquito, contribuyendo así a su frustración, pues como las oficinas se dividieron en función de la letra inicial del apelllido paterno, hay muchos casos de quienes deben llegar, por ejemplo, a buscar su documento en Cuajimpalpa o Xochimilco, trasladándose quizá desde Cuautitlán Izcalli u otros lejanísimos lugares. Pero además, nada les garantiza que en el mismo día consigan cobrar.

Pese a lo lento del método, las filas no han sido realmente largas: 50 o 60 personas a lo sumo, muchas de las cuales fueron ayer por segunda ocasión a intentarlo. Es tanto el tiempo de espera, que a las 10:30, cuando salió por fin el segundo trabajador atendido en la agencia de Cuajimalpa, quienes hacían turno irrumpieron en aplausos para coronar la proeza de su ahora ex compañero.

Entonces, y ante el caos evidente y los amagos de portazo protagonizados por algunos desesperados en la sucursal de la Doctores, dos electricistas del área de construcción civil hicieron el siguiente cálculo: si los 44 mil trabajadores de LFC decidieran ocupar los próximos 20 días que restan al plazo que dio la Secretaría del Trabajo para recoger el finiquito –y tener derecho a la compensación ofrecida–, ¿cuántos cheques tendrían que expedirse cada hora en los 20 centros abiertos para tal fin? Pues 12.

Debe tomarse en cuenta que el horario de atención es de 9 a 18 horas y sólo de lunes a viernes. Pero ante la evidencia de que el miércoles en la agencia de Cuajimalpa se entregaron sólo cuatro cheques (en realidad sólo dos, desmintieron trabajadores que también fueron ese día) y los 15 que al parecer en un alarde de eficiencia se adjudicaron en Puente de Piedra, en Tlalpan, muchos temen que los días restantes no serán suficientes para acceder a los beneficios adicionales ofrecidos por el gobierno federal.

En torno a las oficinas liquidadoras se acumula la basura. Algunos trabajadores llegan con sus esposas e hijos, tal vez para irse acostumbrando a una convivencia que sólo tenían en los periodos vacacionales. Aunque no en voz alta, sobre todo las parejas jóvenes hacen cálculos de sus adeudos, de los proyectos familiares emprendidos y sin liquidar, revisan los planes que tenían en puerta y ahora cancelaron y, sobre todo, empiezan a barajar opciones sobre el mejor uso posible a un dinero que, eso sí lo saben todos, en el banco no gana nada.

En Doctor Lavista, un hombre fortachón de unos 51 años, que laboraba en el área de conexiones-medidores, defendía su permanencia en la lucha sindical lanzando fuertes expresiones contra sus compañeros que decidieron recoger sus cheques.

Ya en entrevista, sacó su coraje de peor forma y al mismo tiempo anunció su determinación de no claudicar, porque tengo la esperanza de que haya un razonamiento en el gobierno y podamos continuar trabajando. Mi conciencia no me permite caer en algo tan profundamente bajo, y mire que yo provengo de la clase media baja. Sé a lo que tengo que enfrentarme ahora, y estoy dispuesto.

El gobierno, dijo sin detenerse, “está dando estas migajas y al rato tendrá en las calles a 60 mil quesadilleros. ¿A poco va a haber masa pa’ todos?”