Opinión
Ver día anteriorDomingo 11 de octubre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Prodigioso patrimonio
L

a Universidad Nacional Autónoma de México, la entrañable UNAM, bien llamada máxima casa de estudios, tiene en su raíces a la primera universidad que se fundó en el continente americano. Pero la institución es mucho más que un centro de formación académica, es también custodia de valiosos acervos nacionales, como la hemeroteca y la biblioteca. En sus institutos se lleva a cabo gran parte de la investigación científica que se realiza en nuestro país, además de preservar riquezas fundamentales, como las que resguarda el Instituto de Biología.

En alguna ocasión escribimos acerca de las valiosas colecciones que custodia en sus distintas salas, muchas de ellas con especímenes ya extinguidos. Aquí se encuentra el Herbario Nacional, que ampara en sus nueve recintos un millón de ejemplares. Su colección iconográfica data de 1817 y cuenta con muestras de gran belleza. Sin embargo, esta impresionante cantidad se queda corta junto a la que integra la Colección Nacional de Insectos: ¡alrededor de 4 millones de ejemplares! Únicamente de mariposas hay 250 mil de todas formas, colores y tamaños.

La Colección Nacional de Aves, con su ultracongelador de –70 grados centígrados, se inició en 1909 y a la fecha preserva 26 mil 200 aves mexicanas. Aquí se encuentra un ejemplar del águila arpía, soberbio animal de un metro de altura, hoy extinta. Con azoro nos enteramos que el águila del escudo nacional, que creíamos era el águila real, en realidad es el halcón o aguililla carroñera, también conocida como quebrantahuesos, de menor tamaño y presencia, pero también con su gallardía.

La Colección Nacional de Mamíferos es igualmente sorprendente, con sus 45 mil especímenes, entre los que se encuentran 130 especies de murciélagos. Este repertorio, que data de 1947, cuenta con un acervo de pieles que serían la envidia de la estrella de cine mejor ajuareada: zorros, leopardos, mink y decenas más, cuelgan tentadores en un cuarto con temperatura especial. El Departamento de Zoología termina con la visita a la Colección Nacional de Crustáceos, que en sus 19 mil lotes abarca cerca de 300 mil ejemplares.

Del Instituto de Biología depende también el magnífico jardín botánico que se fundó en 1959, enclavado entre las caprichosas formaciones de piedra volcánica que dejó la explosión del volcán Xitle. Aquí se preservan un millón 300 mil ejemplares de plantas de todo el territorio nacional. Este prodigio no es de sorprender cuando nos enteramos que México es el tercer país con la diversidad vegetal más rica, que en la UNAM es materia de trabajo de decenas de investigadores que continúan descubriendo nuevos especímenes.

Abierto al público, es un paseo inigualable que explica el asombro que causó a los españoles conocer la impresionante variedad de plantas alimenticias, medicinales y de ornato que eran esmeradamente cultivadas en los jardines botánicos de Moctezuma y de Cuitláhuac. Ahora, igual que entonces, nos podemos deleitar caminando entre las aromáticas hierbas medicinales: la hierba del pollo para la coagulación, el floripondio, que calma los nervios; el mirto, para el insomnio; si comió demasiado, un té de cedrón; si es usted bilioso, uno de boldo. Y el gozo continúa con las plantas de desierto, de la región templada, de la cálida-húmeda y de la que se le ocurra, pues en México tenemos prácticamente todos los climas y características geográficas y cada uno de ellos tiene su flora.

La caminata, el aire fresco y el aroma de las plantas despiertan un sano apetito y contamos con la suerte de estar cerca de La Cava, el tradicional restaurante que ahora estrena sede justo al lado de su ubicación original, en la avenida Insurgentes, ahora se ingresa a la vuelta por Altamirano 16. Más luminoso, conserva su clásica decoración y estrena una fuente vertical, mucha vegetación y un acogedor espacio con una gran chimenea, que invita a sentarse después de una opípara cena a paladear un digestivo anicito.