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Lamentan oídos sordos de autoridades educativas y municipales a sus peticiones

Unos 800 niños de una colonia de Tizayuca toman clases de primaria bajo una lona

Padres de familia pagan 800 pesos semanales a tres maestros por sus servicios

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Aparte de los cuadernos y lápices, los niños de Hacienda Tizayuca añadieron a sus útiles escolares una silla y una mesa para poder tomar clasesFoto Aldo Falcón
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 11 de octubre de 2009, p. 39

Tizayuca, Hgo., 10 de octubre. Juanito tiene la escuela prácticamente a la puerta de su casa: el estacionamiento de la colonia donde vive fue habilitado para que 800 niños de primero a sexto grado de primaria tomen clases al aire libre.

Una vieja carpa donada por la presidencia municipal sirve de techo para estos infantes que no alcanzaron un espacio en una escuela regular.

A la libreta y lápiz, que deben llevar diario, los pequeños agregan a sus útiles escolares un banquito o una silla y su mesa; los más pobres deben sentarse en la banqueta a escuchar las instrucciones de la maestra.

A la hora de la salida, con el cuaderno bajo el brazo y el banco y la mesa a la espalda, los pequeños caminan hasta el amplio barandal que separa la calle de la privada del fraccionamiento Haciendas Tizayuca, en uno de los municipios con mayor crecimiento urbano.

En el mismo fraccionamiento existe la escuela Nueva Creación de Pozos, y aunque no tiene turno vespertino, el director del plantel se negó a prestar los salones para que los niños tomaran clases por la tarde, argumentando que él no tenía autorización para hacer eso.

Antes, autoridades de ese mismo colegio pidieron a los padres una cuota para inscribir a sus hijos, pero de última hora los mandaron a otra escuela, muy lejos de aquí, y a algunos directamente no les dieron ingreso.

Un centenar de padres acudieron con el presidente municipal de Tizayuca, el priísta Marcelino García Rojas, para que intercediera ante la Secretaría de Educación Pública (SEP) para que les prestaran un salón.

El alcalde sólo les dio una lona para que la instalaran en cualquier lugar y ahí, bajo la sombra, tomaran clases los menores. Lo peor es que la lona está muy vieja y tiene hoyos por todas partes, y cuando llueve los pequeños tienen que sortear las pequeñas cascadas que se hacen.

Desde hace casi dos meses, los padres cooperan para pagar 800 pesos semanales a tres maestros que asisten diariamente. La mayoría sostiene que lo hace sólo para que sus hijos se regularicen y no estén de ociosos en la casa, pues el ciclo escolar se ha perdido.

En esta improvisada aula no hay pizarrones, sólo trozos de papel que penden de un extremo de la lona.

Según los familiares de los alumnos Rogelio Hernández Lemus y Elizabeth González, las autoridades de la SEP se lavan las manos e incluso han dado evasivas absurdas, como lo hizo Francisco García Guzmán, director general de Educación Básica, quien les dijo que no se preocuparan, que les daría permiso de que sus hijos no cursaran el jardín de niños y él personalmente daría la instrucción para que fueran inscritos el próximo año directamente a la primaria”.

La señora Ofelia Zamora Alonso se quejó porque sus hijos, de nueve y 11 años de edad, asisten con el resto de los niños a tomar clases, a pesar de que requieren educación especial, pero no hay una escuela con estas características en la zona.

Aunque saben que sus hijos han perdido el ciclo escolar, los padres señalan que seguirán insistiendo ante las autoridades.

O qué, ¿tenemos que hacerle como los del SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación), que bloquean calles, ofenden a funcionarios y se plantan en la SEP para que nos hagan caso? Porque si es esa es la solución, pues así le haremos, advierte Miguel Arriaga.

La afirmación fue secundada por una decena de vocecitas: Queremos escuela, queremos maestros, los niños tenemos derecho a la educación.