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Reporta la policía unas 40 casas destruidas cerca de Mosul por uno de los bombazos

Ola de atentados en Irak deja 50 muertos y 300 heridos; chiítas, mayoría de las víctimas

Crecen las dudas sobre la preparación de las fuerzas de seguridad para enfrentar la violencia

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Un iraquí víctima de un ataque con bomba en Bagdad, observa en el hospital a su hijo, muerto por las heridas que le provocó el estallidoFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Martes 11 de agosto de 2009, p. 21

Bagdad, 10 de agosto. Más de 50 personas murieron y 300 resultaron heridas hoy, en su mayoría civiles chiítas, tras una ola de atentados que sacudieron tanto el norte del país como esta capital, lo que aumentó el temor de un resurgimiento de la violencia sectaria en la invadida nación petrolera.

El peor ataque sucedió las primeras horas de este lunes en la localidad de Chasna, en el distrito de Hamdania, cerca de la norteña ciudad sunita de Mosul, donde la detonación de dos camiones bomba mató a por lo menos a 35 personas y provocó 155 heridos.

Testigos informaron que las explosiones destruyeron más de 40 casas, por lo que las autoridades estiman que el número de víctimas será mayor. La policía busca sobrevivientes entre los escombros.

En el distrito de Amil de la capital iraquí –predominantemente chiíta–, siete personas fallecieron y 46 resultaron heridas después de que una bomba estalló cerca de un punto de reunión de trabajadores. La detonación siguió a una similar contra empleados de la construcción en el cercano distrito de Shurta, con saldo de nueve muertos y 40 heridos.

Un tercer ataque con una bomba colocada en la calle mató a tres personas y dejó 14 lesionados en un mercado de Sayadiya, un barrio de mayoría sunita al sureste de la capital.

Los ataques son los más recientes de una serie de atentados que apuntan a chiítas desde que las tropas estadunidenses se retiraron en junio de los centros urbanos del país.

Además, aumentan las dudas sobre la preparación de las fuerzas de seguridad iraquíes –reconstruidas tras la invasión del 20 de marzo de 2003 encabezada por Estados Unidos– para controlar la situación por sí mismas.

Analistas señalan que los insurgentes quieren desatar un conflicto total para quebrar el frágil proceso político de Irak justo en el momento en que los políticos luchan por formar alianzas con otros grupos sectarios y étnicos antes de las elecciones parlamentarias de enero.

También hay temores de que los ataques a chiítas pudieran reiniciar una matanza sectaria, que ha disminuido durante los últimos 18 meses, periodo durante el cual políticos sunitas, chiítas, kurdos y cristianos han intentado consolidar alianzas electorales.