Cultura
Ver día anteriorViernes 31 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La compañía presenta la segunda de tres funciones de Cuando los disfraces se cuelgan

Delfos devela la identidad escondida debajo de la piel

Cambiamos nuestra forma de crear; ahora recurrimos el azar: Claudia Lavista

Se ha perdido mística, ya no hay tantos grupos, pero hay mejores producciones, sostiene Víctor Manuel Ruiz

 
Periódico La Jornada
Viernes 31 de julio de 2009, p. 3

¿Tú de qué te disfrazas? ¿De padre, de madre, de hijo, de hermana? ¿De profesor, de artista, de burócrata, de católico, de ateo, de bueno, de malo, de amante, de esposo, de verdugo, de víctima? ¿De ciudadano, de cura, de filántropo, de demócrata? ¿De qué? ¿Qué pasaría si, de ser posible, un día todos nos quitáramos los disfraces?

Preguntas como éstas, o parecidas, están en el origen de la obra más reciente de la compañía Delfos Danza Contemporánea, que se presentó ayer en el Teatro de la Ciudad y este viernes lo hará a las 20:30 horas y mañana sábado, primero de agosto, a las 20 horas.

Idea original y dirección de Claudia Lavista y Víctor Manuel Ruiz, fundadores de Delfos, la coreografía transcurre en una serie de cuadros escénicos que muestran al espectador-voyeur la intimidad de ocho personajes justo en ese momento de colgar el disfraz y mostrar –según se lee en la página web de Delfos (www.delfosdanza.com)– no sólo lo que son a vista clara, sino también lo que esconden tras la piel, develando lo que realmente contienen en sí.

Azar, eje del proceso creativo

En conferencia de prensa para anunciar la temporada en el Teatro de la Ciudad, Lavista y Ruiz explicaron que Cuando los disfraces se cuelgan supuso para ambos una manera diferente de crear.

A diferencia de trabajos anteriores, de los cuales sabían el principio y el final, esta vez el proceso fue aleatorio, impredecible. Por lo mismo, novedoso y sorprendente aun para ellos mismos.

Al respecto, Claudia Lavista expresó: Es una obra que introduce otros elementos y cambia nuestra forma de trabajar, la abordamos desde diferentes ángulos, lo que nos permitió descubrir cosas nuevas. Si hiciéramos siempre lo mismo nos aburriríamos mucho.

Hace 11 años, Delfos cambió su residencia a Mazatlán, como parte de un programa de descentralización artística.

El hecho también tuvo efectos en la concepción estética de la compañía de danza: estar en una ciudad con espacio y tiempo para la contemplación ha sido fundamental.

El proceso creativo de la nueva coreografía fue arduo e inevitablemente prolongado (dos años), debido a las pausas necesarias para ir madurando el proyecto a partir de preguntas que todos nos hacemos siempre: ¿quiénes somos?, ¿qué pasaría si todos nos quitáramos el disfraz? Yo, en mi caso, el disfraz de mamá, de esposa o de bailarina?

Foto
Claudia Lavista y Víctor Manuel Ruiz, en el Teatro de la Ciudad Espernza Iris, durante un ensayo de la coreografía a cargo de Delfos, compañía de danza independienteFoto Carlos Cisneros

Reconocen apoyos del Fonca

Cuando los disfraces se cuelgan no cuenta una historia, no tiene un orden cronológico. Se trata más bien de una serie de cuadros en los que insertamos varios elementos visuales.

El vestuario jugó un papel importante en la concepción de la coreografía, al grado de invertir el orden habitual: El movimiento se inicia a partir del vestuario y no el vestuario a partir del movimiento.

Las aportaciones de los bailarines también son importantes, más allá de la interpretación de la obra. Hacen un trabajo de introspección para materializar y compartir su propia experiencia como seres disfrazados.

Víctor Manuel Ruiz explicó que le pidieron a cada uno que escribiera su sentir al respecto: Estábamos en momentos muy distintos y fue muy interesante ver cómo le íbamos a dar una estructura al trabajo, que es la de cuadros unidos por el guión de acción.

Delfos fue fundada hace 17 años, en un periodo de efervescencia de la danza contemporánea independiente en el país. ¿De aquello qué queda? ¿Qué ha cambiado”.

Uno de los cambios positivos –según Claudia Lavista– es que ahora la presencia de la danza mexicana en el extranjero es mucho mayor, y eso ha sido como subir un peldaño para colocarla a la misma altura que otras artes a las que siempre se situaba por encima, como la pintura y la música.

En contraste, acotó Víctor Manuel Ruiz, se ha perdido mística; ya no hay tantos grupos, los coreógrafos no tienen compañías fijas, pero las obras están mucho mejor producidas.

En esto han tenido que ver –reconoce Lavista– los apoyos del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) que han permitido generar proyectos importantes: El nivel ha subido no porque seamos mejores coreógrafos o bailarines ahora, sino simplemente porque las condiciones han mejorado.