Empresas inmobiliarias edifican miles de viviendas en un área de recarga acuífera de la cuenca de Chalco, estado de México, donde hay múltiples fracturas y desequilibrio mecánico del suelo, al parecer causados por la extracción desmedida de agua, dictaminaron especialistas, al estudiar el fenómeno mediante observación satelital y herramientas de alta tecnología.

Los expertos del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Centro de Monitoreo del Fracturamiento del subsuelo de la delegación Iztapalapa, hallaron que la fractura aparecida el primero de junio en San Martín Cuautlapan tiene trayectoria paralela al curso de ríos y arroyos que bajan de la Sierra Nevada.

La zona corresponde a la cadena montañosa de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, se extiende a la región de Texcoco e incluye un perímetro donde el gobierno del estado de México y tres administraciones municipales de Chalco autorizaron a las empresas ARA, GEO y Davivir construir conjuntos habitacionales.

Durante siete años miles de viviendas de interés social, especialmente en La Candelaria Tlapala, San Gregorio Cuautzingo y San Martín Cuautlalpan, han ocupado las tierras agrícolas.

En este último poblado el lunes primero de junio se fracturó el suelo y una grieta de más de 10 metros de profundidad y 1.3 kilómetros de largo atravesó en línea recta la obra negra de una unidad desarrollada por el grupo ARA; así como el fraccionamiento Villas de San Martín donde Davivir edificó 3 mil 500 viviendas.

Tras el incidente, a petición del gobierno municipal, los especialistas de la UNAM y la delegación Iztapalapa realizaron el estudio geológico estructural, mediante observación satelital y un muestreo sistemático de perfiles de suelo donde también se utilizaron un radar de penetración terrestre y un dispositivo propagador de ondas mecánicas.

Las imágenes de satélite ubicaron múltiples fracturas en campos de cultivo; y aunque el estudio no definió con precisión cuántas hay ni las causas que las provocaron, es probable que sean por la constitución geológica de la cuenca de Chalco, zona de recarga natural de los mantos acuíferos actualmente sobrexplotada.

Los peritos de la UNAM y el centro de monitoreo de la delegación Iztapalapa también estudiaron el desplazamiento y las características del subsuelo en la fractura de San Martín Cuautlalpan pero a su juicio no hay desplazamientos verticales importantes. Los bordes de la grieta están ligeramente levantados y eso evidencia depósitos remanentes de agua en ambos lados, dictaminaron.

Además, el suelo está compuesto de limos y arenas que de momento no tienen variaciones granulométricas importantes ni se registran en los perfiles del radar de penetración terrestre; pero si la autoridad pretende rellenar las oquedades, debe usarse material con las mismas propiedades mecánicas e hidráulicas y hacer un monitoreo constante de su estabilidad, indicaron.

El pasado 8 de julio, Protección Civil del estado de México dictaminó que según sus propios estudios la grieta no representa un riesgo inminente para las familias que viven en el fraccionamiento Villas de San Martín, y ocho días después una comisión de vecinos exigió al gobierno estatal no dar por definitiva la versión de la dependencia.

Al respecto Alejandro Higuera Zimbrón, investigador de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), dijo que actualmente se desarrollan edificios, plazas, jardines y otras construcciones sin apego a una normatividad, completamente improvisados y carentes de estética patrimonial.

Al disertar en Ecatepec sobre las bases técnicas para crear el reglamento mexiquense de construcción, planteó elaborar un marco jurídico que imponga características de comodidad, seguridad e higiene; que toda obra se ejecute en forma ordenada, según lo previsto en los planes de desarrollo urbano municipal.

Ello, por corresponder a cada ayuntamiento determinar las características de sus centros de población y permitir sólo edificaciones sustentables; aunque la normatividad actual tiene un vacío regulatorio que debe resarcirse.