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Presentaron libro de la especialista sobre ritos y festividades en México

Lourdes Arizpe documenta la relevancia del patrimonio cultural inmaterial

Debemos levantar la mirada del camino y ver lo que pasa en este presente atravesado de pasado mesoamericano, sostiene la autora

Es un volumen de antropología sublimada: Leonel Durán

Foto
Lourdes Arizpe, anteayer, durante la presentación de su libro en el salón de legisladores, en San LázaroFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 17 de julio de 2009, p. 5

La antropóloga Lourdes Arizpe acaba de publicar uno de los documentos teóricos y testimoniales más importantes para el análisis y comprensión del patrimonio cultural inmaterial, entendido como el complejo y dinámico sistema de comportamientos y creencias que da identidad a individuos, comunidades y grupos sociales.

El patrimonio cultural inmaterial de México: ritos y festividades es el título del estudio, coeditado por Miguel Ángel Porrúa, la Cámara de Diputados, la Universidad Nacional Autónoma de México y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Se trata –según el gestor y promotor cultural Carlos Villaseñor– de unos de los primeros mapas hechos en México para orientar sobre los caminos que sigue el Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) en la construcción de la sociedad.

El libro fue presentado el miércoles en la Cámara de Diputados, con los comentarios de Villaseñor, ex secretario de cultura del Congreso Nacional de Gobernadores (Conago); la diputada del PRI, Beatriz Pagés Rebollar, y el editor Manuel Porrúa, entre otros.

El volumen puede ser bello, singular e histórico, dijo Villaseñor, pero su mayor valía radica en que propone herramientas para resolver problemas del aquí y del ahora.

Códigos compartidos

Lourdes Arizpe indicó, en su breve intervención, que quisiera que este libro represente, como lo dijo Leonel Durán, el vigor de la antropología mexicana y la necesidad de que se sigan apoyando las investigaciones antropológicas en nuestros días.

En la introducción del volumen, la autora se extiende y explica que el patrimonio físico se fragua en la mirada de quien lo aprecia, y con ello funde lo aprendido del pasado y lo ejercido en el presente: Esa misma mirada vale para todo aquello que no tiene una forma material y que, sin embargo, nos arropa en un patrimonio cultural de las identidades, los sentimientos compartidos y los futuros imaginados.

Por su naturaleza constantemente creativa, añade Arizpe en otra parte de la introducción, el patrimonio intangible es, ante todo, una serie de prácticas que se hacen visibles en el momento de la acción, pero que representan una serie de códigos aprendidos y compartidos.

Por ejemplo, “llevar las flores del altar de Día de Muertos de la casa al cementerio de Amilcingo representa un conjunto de creencias sobre la vida, la muerte y las relaciones entre los vivos.

Pero, además, permanecer en la noche en el cementerio, entrelazando recuerdos, cuentos y juegos, es una práctica que en sí misma produce nuevos significados y efectos.

Gran parte del PCI es eso: una práctica recursiva que produce nuevos significados. Es ir al trueque en el mercado de Zacualpan de Amilpas llevando bajo el brazo el chiquihuite de fruta, tanto por el valor económico del intercambio como para estar, y al estar, intercambiar. ¿Intercambiar qué? Miradas, afectos, suspicacias, conjeturas, datos, alimentos, bebidas, bondades, favores, demandas, conflictos y pases. Es decir, todo aquello que representa vivir entre seres humanos.

Éste es el porqué del libro: Porque hay que levantar la mirada del camino y ver de nuevo lo que pasa en este presente atravesado de pasado mesoamericano, para el que se suceden rápidamente nuevas ideas y nuevas tecnologías de comunicación.

Al respecto, Villaseñor expresó: El PCI no es un pasado muerto, es una oferta de futuro, una propuesta que se le hace al ejercicio de nuestra libertad cultural.

Monsiváis envió un texto

Por su parte, Leonel Durán dijo que el libro es una contribución muy importante en el esclarecimiento de las bases conceptuales, la historia y el desarrollo en la construcción del concepto del patrimonio cultural inmaterial.

Según Durán, se trata de un libro todo antropología, rigurosa, pero me atrevería a calificar de antropología sublimada, libro en el que la autora nos entrega lo más avanzado de la conceptualización en esta materia, pero con una libertad que sorprende, al no subordinarse al rigor formal de los tratados que con frecuencia se expresan en lenguajes crípticos para iniciados.

Programado entre los presentadores, Carlos Monsiváis no pudo asistir pero envió un texto para su lectura, en el cual destaca que además de la parte teórica y testimonial, las fotos incluidas, brillantes y desconcertantes, ofrecen otro mensaje “o, si se quiere otra relación de los hechos: la forma en que el kitsch invade y conquista la superficie del patrimonio cultural”.