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La artista inaugurará en la galería Arróniz exposición sobre la otredad y el exotismo

Carla Rippey manifiesta un espíritu más lúdico y arriesgado

Con una relectura de su quehacer estético de más de 30 años, se reinventa, dice a La Jornada

Decide pasarse menos tiempo en la fotografía y explorar la interacción de los medios gráficos

Foto
Carla Rippey con uno de sus dípticos, ayer en la galería de la Plaza Río de Janeiro, en la colonia Roma, durante la entrevista con La JornadaFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de julio de 2009, p. 4

Luego de más de tres décadas de intenso trabajo creativo, Carla Rippey (Kansas, 1950) plantea su obra reciente como una relectura de lo que ha hecho, de lo que le gusta, lo que no, lo que ha quedado en el camino y lo que sobrevive.

Varias certezas asoman en ese ejercicio de reflexión: su aversión a lo cómodo y una secreta intención de querer asustar con sus piezas al pensamiento burgués.

En entrevista con La Jornada, la artista, que por muchos años ha sido reconocida por sus fotografías intervenidas, principalmente de mujeres solas, muestra ahora que su espíritu lúdico es más fresco, contemporáneo y arriesgado que nunca; eso sí, explica, siempre basándome en la experiencia.

Una mezcla irreverente de técnicas, grabados juguetones, con transparencias, papeles chinos coloreados con tíner, mucha iconografía oriental, desde los potentes trazos del manga japonés hasta los rostros de niñas con ojos rasgados de carteles de principios del siglo XX al lado de tapices de inspiración victoriana, conforman la exposición con la que Rippey explora la otredad y el exotismo.

Todo pasa por la experiencia

Carla Rippey recontextualiza los materiales para apuntalar su decisión de pasarme menos tiempo en la fotografía, romper un poco con ese antecedente y reinventarme. Y, convencida, manifiesta: “lo cómodo no me es cómodo. Empecé a incomodarme con lo que ya sabía hacer; por ejemplo, para esta exposición había realizado un dibujo y de inmediato dije no, ¿cuántos cuadros tengo de una mujer sola? No, hay que romper con eso.

Lo que me interesa ahora al trabajar con los medios gráficos es la interacción, por ejemplo, en el grabado incorporar transferencias, que son fotocopias a las que se les pone tíner para que la tinta se vaya al papel. Es decir, usar el recurso lúdico, pero aun así todo lo nuevo tiene que ver con lo de antes, con la experiencia.

Con respecto al tema del disfraz y la otredad que aborda en su obra reciente, explica que es un reflejo de la globalización que se vive, en la que todos estamos interactuando y mezclando.

Carla Rippey, quien también es profesora en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura, y Grabado La Esmeralda, donde imparte el curso gráfica alternativa, afirma que las nuevas generaciones de artistas, a diferencia de sus antecesoras, “tienen acceso a mucha información; están muy conectados con el mundo y muy influidos con todo lo que sucede. Dentro de este panorama me llama la atención que existe una tendencia hacia la creación de obras más lúdicas, muy elaboradas, con énfasis en los procesos y, por alguna razón, desde hace varios años los chavos están dibujando más a animales que a personas, es decir, piezas relacionadas con asuntos ecológicos.

“Si bien hay quienes se dedican sólo a la pintura, no es lo más que se está haciendo. Los nuevos artistas están involucrándose de lleno en varios medios y varias técnicas.

“Es útil aprender las reglas de varias disciplinas, pero para poderlas romper.

Hay que saber hacer las cosas para que haya calidad en el trabajo y para que funcione, puntualiza la artista.

Espantar a los burgueses

Respecto de su obra, Carla Rippey comenta que al hacerla sí existe un velado deseo de espantar a los burgueses, pero su razón principal es que le gusta verlas, es decir, me da placer visual. Quizá por eso sí estoy un poco en la onda del esteticismo, de hacer cosas bonitas, pero no pienso en lo bonito suave, sino en algo fuerte, que exista tensión creativa.

Con el apoyo de una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, la artista presentó hace unos meses una serie dedicada a la migración, en la cual trabajó con fotos históricas, interviniéndolas con color y textura para construir una narrativa a partir de las piezas.

La selección de imágenes, que se presentaron en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Cuajimalpa, en octubre de 2008, fue el resultado de una investigación que realizó en la colección de Solomon D. Butcher, de la Sociedad Histórica del estado de Nebraska, en la de Robert Runyon, de la Universidad de Texas en Austin, y en la Fototeca Nacional de México, así como de su propia colección.

Las fotografías datan de 1880 a 1920 y muestran las praderas de su natal Kansas, así como los rostros de la migración europea, paisajes del campo mexicano, el ferrocarril y las adelitas, niños de hospicio, fusilamientos, mujeres jugando billar, mítines campesinos, y vistas capitalinas de principio de siglo.

Esa exposición, titulada Cuando mi sangre aún no era mi sangre, viajará en diversos recintos del país durante los próximos meses.

Mientras tanto, la muestra Elsewhere (Otherness) disfraz, otredad y exotismo, de Carla Rippey, se inaugura este miércoles a las 20 horas en la galería Arróniz Arte Contemporáneo (Plaza Río de Janeiro 53, PB, colonia Roma).