Mundo
Ver día anteriorViernes 3 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Bill Clinton iniciará visita el lunes en busca de concretar donaciones prometidas al país

Haití, más seguro tras 5 años de misión de la ONU; la población, aún en la miseria
Foto
La Misión de Estabilización de la Organización de Naciones Unidas en Haití cumplió recientemente un lustro en ese país. En la imagen, una enferma de sida y sus hijos, en Cange. El porcentaje de embarazadas infectadas con VIH descendió en esa nación de 6.2 a 3.1 en 15 añosFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de julio de 2009, p. 24

Puerto Príncipe, 2 de julio. Cinco años después del inicio de la Misión de Estabilización de la Organización de Naciones Unidas en Haití (Minustah), el país vive con mayor seguridad, y la situación política, aunque frágil, es más estable, pero la mayoría de sus 9 millones de habitantes sigue en la más absoluta miseria.

Con más de 9 mil miembros (7 mil militares y el resto civiles), la Minustah cumplió el 1º de junio su primer lustro. En un principio, partidarios del ex presidente Jean Bertrand Aristide recibieron violentamente a los contingentes extranjeros, pero la misión fue finalmente aceptada.

Las imágenes de automóviles ardiendo y linchamientos que recorrieron el mundo en 2004 no han desaparecido de la vida de los haitianos, pero ahora son esporádicas.

Todavía se observan rastros de aquellos combates: paredes perforadas por disparos, o puntos fuertes, como los militares llaman a los sitios que arrebataron a las pandillas y ahora ocupan para marcar presencia en zonas conflictivas.

En voz alta o voz baja, los haitianos reconocen que las fuerzas gubernamentales –poco entrenadas y mal equipadas– no serían capaces de mantener el orden.

Las consultas médicas, un lujo

En este ambiente se puede ver de primera mano la situación en que vive la mayoría de los habitantes de Haití, el país más pobre de América. Carece de electricidad y agua potable, y una consulta con un médico es un lujo que pocos pueden permitirse.

Estamos aquí para asegurar una condición (de seguridad) de forma que otras agencias, otras instituciones, inclusive el gobierno, puedan y deban trabajar para llevar al país a una condición de autosustentabilidad, de forma que traiga resultado a una población que continúa extremadamente miserable, afirmó el general brasileño Floriano Peixoto, comandante militar de la Minustah, que tiene el apoyo de civiles y militares de 50 países.

Pero la seguridad, aunque sea una condición fundamental para el desarrollo, no llena la barriga, no alimenta el hambre, no da empleo directo. Quien hace eso es el gobierno, son las instituciones del país, afirmó Peixoto, para quien es indispensable el apoyo de la comunidad internacional para fomentar el desarrollo que permita sustentar esta condición de seguridad.

El 14 de abril pasado, países donantes prometieron en Washington ayudar a Haití con 324 millones de dólares. Al 19 de junio, ni un dólar de ese total había llegado a un país en el que todo está por hacer, desde el saneamiento básico hasta los hospitales.

Ochenta por ciento de la población haitiana vive con menos de 2 dólares por día, la mortalidad infantil roza 60 por ciento y el desempleo rebasa 70 por ciento. La mayoría de las personas vive del comercio informal.

En un intento por aumentar el volumen de ayuda, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, apeló a la influencia y popularidad del ex presidente estadunidense Bill Clinton (1992-2000), a quien nombró en mayo enviado especial para Haití. Clinton comenzará el lunes próximo una visita para tratar de hacer efectivas las donaciones para este país.

Mientras la ayuda llega con cuentagotas, las únicas obras con que pueden contar los haitianos son las que realiza la Minustah: algunos puentes, tramos de carretera o depósitos de agua potable, cuyo objetivo principal es dar las condiciones para su propio trabajo, pero que también sirven a la población.

La Minustah tiene a su cargo no sólo la seguridad interna, sino también la vigilancia de fronteras, tarea fundamental por la posición estratégica de la isla La Española, que Haití comparte con República Dominicana.

Haití es un país de tránsito de droga, por mar o en aviones que llegan de Colombia y Venezuela. Aquí los aviones paran en pistas clandestinas, se reabastecen y siguen, con droga que tiene como destino Estados Unidos, explicó una fuente de la Minustah a condición de no ser identificada.