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Economía Moral

Homenaje a Peter Townsend (1928-2009)/ II

En la posguerra demuestra que persiste la pobreza en Gran Bretaña

E

l artículo The meaning of poverty (British Journal of Sociology, N° 8, septiembre 1962), del joven Townsend (véase foto), inicial y crucial sobre lo anunciado en el título de esta entrega, empieza y termina diciendo:

La creencia de que la pobreza ha sido virtualmente eliminada en la Gran Bretaña... ha sido reiterada en el parlamento y en la prensa, y ha derivado autoridad de una corriente de libros y artículos publicados por economistas, sociólogos y otros... (inicio: p.210). “Desde luego somos más prósperos que lo que fueron nuestros abuelos... Ésta es una afirmación que puede hacer cada generación... pero es algo diferente que la eliminación de la pobreza. Así como no podemos proclamar la abolición de la enfermedad, tampoco podemos proclamar la abolición de las carencias. La pobreza no es un estado absoluto. Es privación relativa. La sociedad misma cambia constantemente e impone nuevas obligaciones a sus miembros, los que, a su vez, desarrollan nuevas necesidades... Nuestra teoría general, entonces, debe ser que viven en pobreza los individuos y las familias cuyos recursos, a lo largo del tiempo, se sitúan seriamente por debajo de los recursos comandados por el individuo o la familia promedio en la comunidad en la que viven...” (final: p.225).

La definición de pobreza contenida en la última frase fue ratificada, en 1979, en la obra magna de Townsend (Poverty in the United Kingdom, Penguin, GB) y su éxito fue tal que prevalece como la base de la medición de la pobreza en la OCDE y en la Unión Europea. Veamos los argumentos de Townsend en este fundacional artículo. Empieza examinando el tercer libro de Seebohm Rowntree, el fundador de los estudios modernos de medición de la pobreza. En la tercera encuesta calculó que sólo 1.5 por ciento de la población total de York vivía en pobreza en 1950, lo que significaba un descenso abrupto respecto al 18 por ciento que había encontrado en su segunda encuesta de 1936.1 Townsend cuestiona si esto refleja lo acontecido a nivel nacional. Para ello procesó una encuesta nacional de gasto de 1953 y encontró que, usando los criterios de Rowntree, 4.1 por ciento de la población vivía en pobreza (más del triple del nivel de York).

Pero más importante, Townsend pone en duda el enfoque de Rowntree, para quien “son pobres los hogares cuyos ingresos totales son insuficientes para obtener los satisfactores mínimos para el mantenimiento de la mera eficiencia física”. Rowntree hizo una lista (una canasta) de satisfactores necesarios y calculó su costo, fundando así el método de los presupuestos familiares (con perspectiva minimalista). Townsend critica el concepto de eficiencia física como guía para identificar la pobreza:

Una familia podría mantener su eficiencia física casi tan bien como en una vivienda municipal de tres recámaras, viviendo en una casa móvil, en una choza militar o incluso en la sala de espera de una estación de ferrocarril. Sus miembros podrían acostarse temprano y eliminar el gasto en electricidad... El proveedor podría del hogar aumentar su eficiencia física si camina al trabajo y ahorra los pasajes del tren. (p. 216)

Señala que, sin embargo, se ha creído que los requerimientos de alimentos tienen más certeza científica. Destaca el gran logro de Rowntree, quien de manera sagaz y original vio, hacia el final del siglo XIX, que el trabajo de los nutriólogos podría ser usado en encuestas sociales para conocer los niveles de vida de la población. Townsend examina algunos vacíos de conocimiento de la nutrición humana, que restan precisión científica a la definición de requerimientos nutricionales. Pero añade que, una vez definidos éstos, las siguientes etapas son todavía más difíciles. Critica el enfoque consistente en buscar la dieta más barata que provea los nutrientes requeridos, ya que “es importante tomar en cuenta los hábitos dietéticos que han prevalecido durante generaciones”, y pone de relieve otras funciones de los alimentos distintas a la nutrición, ejemplificándolo con el té (cuyo valor nutricional es cero), que es una costumbre ampliamente difundida en Gran Bretaña y que satisface requerimientos sicológicos y de interacción social. Concluye, pues, que no se puede depender solamente de una interpretación estrecha de eficiencia física y de valor nutricional al escoger una lista de alimentos necesarios. 2

Foto
Peter Townsend reproducida con la autorización de David Gordon, de la Universidad de BristolFoto reproducida con la autorización de David Gordon, de la Universidad de Bristol

Townsend concluye, poniendo al centro el enfoque relativo de la pobreza que será su fama pública durante el resto de su vida:

“El estudio de la pobreza no se ha desarrollado teóricamente en este siglo. Un error ha sido reducir la mirada a la eficiencia física... y suponer que ésta puede divorciarse del bienestar sicológico y de la organización y estructura de la sociedad. Otro error fue hacer una lista de satisfactores básicos, traducirlos en un cierto nivel de ingreso [requerido], y llamarle a esto subsistencia. Todos los estudiosos de la pobreza... han tendido a escribir como si sus estándares de subsistencia consistieran en una lista de satisfactores absolutos que pudieran aplicarse en cualquier tiempo y lugar... La pobreza es un concepto dinámico, no estático. El hombre no es un Robinson Crusoe que vive en una isla desierta. Es un animal social envuelto en una red de relaciones –en el trabajo, la familia y la comunidad– que ejerce presiones complejas y cambiantes a las que debe responder, tanto en su consumo de bienes y servicios como en cualquier otro aspecto de su conducta. Y no hay una lista de los satisfactores necesarios absolutos de la vida para mantener la eficiencia física o la salud que se aplique en cualquier tiempo y en cualquier sociedad...” (p. 219)

Para dejar claro que lo que sostiene no es nuevo, cita a dos de los más famosos economistas británicos: Adam Smith (1776) y Alfred Marshall (1890), al primero diciendo que por satisfactores básicos entiendo no sólo las mercancías que son necesariamente indispensables para mantener la vida, sino también cualquier otra que la costumbre de un país haga que su carencia se vuelva indecente para las personas respetables incluso del orden más bajo. A Marshall lo cita diciendo que toda estimación de lo que necesario debe ser relativa a tiempo y lugar y señalando que el consumo de alcohol, tabaco y de ropa de moda resultan convencionalmente necesarios.

1 Primer libro: Poverty. A Study of Town Life, 1902; segundo y tercero, referidos a la encuesta de 1936: The Human Needs of Labour, 1937, y Poverty and Progress, 1941; tercero y último libro: (con G. R. Lavers), Poverty and the Welfare State, 1951.

2 Casi medio siglo más tarde, el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza, de la Sedeso, calculó dos canastas alimentarias para México en las que no se toma en cuenta los hábitos dietéticos de la población y sólo se buscan las dietas más baratas que satisfagan requerimientos nutricionales. ¿No se leyó a Townsend, no se le entendió, o simplemente no les importó? Véase Cortés Cáceres et al: Elaboración de una canasta alimentaria para México, capítulo 11 de Miguel Székely (coord.), Números que mueven al mundo. La medición de la pobreza en México, Porrúa-Sedesol, diciembre 2005.