Opinión
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El discurso de Obama en El Cairo
E

l jueves 4 de junio Obama pronunció en la Universidad Islámica de Al-Azhar, en El Cairo, un discurso de especial interés para los que seguimos de cerca sus acciones políticas, dado el enorme poder de la superpotencia que dirige. Utilizo sus propias palabras para señalar lo que, a mi juicio, fueron las ideas básicas expresadas por él, sintetizando así su discurso en aras del tiempo. No sólo debemos saber que habló, sino también de qué habló.

“Nos congregamos en un momento de tensión entre Estados Unidos y musulmanes alrededor del mundo…”

La relación entre el Islam y el Occidente incluye siglos de coexistencia y cooperación, pero también conflictos y guerras religiosas.

“…el colonialismo les negó derechos y oportunidades a muchos musulmanes,…la Guerra Fría a menudo utilizaba a los países de mayoría musulmana como agentes, sin tener en cuenta sus aspiraciones propias.”

“Extremistas violentos se han aprovechado de estas tensiones…”

“…han llevado a algunas personas en mi país a considerar al Islam inevitablemente hostil no sólo con Estados Unidos y los países del Occidente, sino también con los derechos humanos.”

“He venido aquí a buscar un nuevo comienzo para Estados Unidos y musulmanes alrededor del mundo, que se base en intereses mutuos y el respeto mutuo…”

“…coinciden en parte y tienen principios comunes, principios de justicia, progreso, tolerancia y el respeto por la dignidad de todos los seres humanos.”

Ningún discurso por su cuenta puede acabar con años de desconfianza, ni puedo en el tiempo que tengo contestar todas las preguntas complejas que nos han traído a este momento.

“Como nos dice el Sagrado Corán, ‘tengan conciencia de Dios y digan siempre la verdad.’”

Soy cristiano, pero mi padre pertenecía a una familia en Kenia que incluye a varias generaciones de musulmanes. De niño, pasé varios años en Indonesia y escuché el llamado del Azán al amanecer y atardecer. De joven, trabajé en comunidades de Chicago donde muchos encontraban dignidad y paz en su religión musulmana.

“Fue el Islam –en lugares como la Universidad Al-Azhar– el que llevó la antorcha del aprendizaje durante muchos siglos y preparó el camino para el Renacimiento y el Siglo de las Luces en Europa.”

“…desde nuestra fundación, los musulmanes estadounidenses han enriquecido a Estados Unidos.”

“Lucharon en nuestras guerras, trabajaron para el gobierno, defendieron los derechos civiles…”

“…es parte de mi responsabilidad como Presidente de Estados Unidos luchar contra los estereotipos negativos del Islam dondequiera que surjan.”

“…Estados Unidos no encaja en el estereotipo burdo de un imperio que se preocupa sólo de sus intereses.”

“El sueño de oportunidades para todas las personas no se ha hecho realidad en todos los casos…”

Las palabras por sí solas no satisfacen las necesidades de nuestros pueblos.

Cuando una nueva gripe infecta a un ser humano, todos estamos en peligro.

Cuando una nación procura armas nucleares, todas las naciones corren mayor riesgo de un ataque nuclear.

“…cualquier régimen en el mundo que eleve a una nación o grupo humano por encima de otro inevitablemente fracasará.”

En Ankara, dejé en claro que Estados Unidos no está y nunca estará en guerra contra el Islam.

“…rechazamos lo mismo que rechaza la gente de todos los credos: el asesinato de hombres, mujeres y niños inocentes.”

“…hay quienes cuestionan o justifican los acontecimientos del 11 de septiembre.”

“Las víctimas fueron hombres, mujeres y niños inocentes de los Estados Unidos…”

“…que quede claro: no queremos mantener a nuestras tropas en Afganistán. No queremos tener bases militares allá. Es doloroso para los Estados Unidos perder a nuestros jóvenes. Continuar este conflicto tiene un costo político y económico muy alto. De muy buena gana enviaríamos de regreso a casa a todas nuestras tropas si tuviéramos la certeza de que no hay extremistas violentos en Afganistán y Pakistán decididos a asesinar a todos los estadounidenses que puedan.”

El Sagrado Corán enseña que quien mata a un inocente, mata a toda la humanidad; y quien salva a una persona, salva a toda la humanidad.

A diferencia de Afganistán, nosotros elegimos ir a la guerra en Irak, y eso provocó fuerte antagonismo en mi país y alrededor del mundo.

“…también creo que los acontecimientos en Irak han recordado a los Estados Unidos de Norteamérica que es necesario usar la diplomacia y promover consenso a nivel internacional para resolver nuestros problemas cuando sea posible.”

Hoy, Estados Unidos tiene una doble responsabilidad: ayudar a Irak a forjar un mejor futuro y a dejar Irak en manos de los iraquíes.

Le he dicho claramente al pueblo iraquí que no queremos bases militares y no queremos reclamar ninguna parte de su territorio ni de sus recursos.

La soberanía de Irak es toda suya. Por eso ordené el retorno de nuestras brigadas de combate para el próximo agosto.

“…nuestras tropas de combate de las ciudades iraquíes para julio y de retirar todas nuestras tropas de Irak para el 2012.”

El 11 de septiembre fue un trauma enorme para nuestro país.

“…en algunos casos, nos llevó a actuar en contra de nuestros ideales.”

He prohibido inequívocamente el uso de tortura por Estados Unidos y he ordenado que se clausure la prisión en la bahía de Guantánamo para comienzos del próximo año.

“…Estados Unidos se defenderá, respetuoso de la soberanía de las naciones y el imperio de la ley.”

La segunda fuente importante de tensión que necesitamos discutir es la situación entre los israelíes, palestinos y el mundo árabe.

Los estrechos vínculos de Estados Unidos con Israel son muy conocidos. Este vínculo es inquebrantable.

“Por otro lado, también es innegable que el pueblo palestino –musulmanes y cristianos– también ha sufrido en la lucha por una patria. Durante más de sesenta años, han padecido el dolor del desplazamiento.”

Muchos esperan, en campamentos para refugiados en la Ribera Occidental, Gaza y tierras aledañas, una vida de paz y seguridad que nunca han tenido.

“…que no quepa duda alguna: la situación para el pueblo palestino es intolerable. Estados Unidos no les dará la espalda a las aspiraciones legítimas de los palestinos de dignidad, oportunidades y un estado propio.”

“…dos pueblos con aspiraciones legítimas, cada uno con una dolorosa historia que hace difícil llegar a un acuerdo.”

Es fácil asignar la culpa, para los palestinos culpar el desplazamiento a raíz de la fundación de Israel, y para los israelíes culpar la hostilidad constante y los ataques llevados a cabo durante toda su historia por dentro y fuera de sus fronteras.

“…si vemos este conflicto solamente de un lado o del otro, entonces no podemos ver la verdad.”

“…la única resolución es que las aspiraciones de ambos lados las satisfagan dos estados, donde los israelíes y los palestinos tengan paz y seguridad.”

Durante siglos, las personas de raza negra en Estados Unidos sufrieron los azotes del látigo como esclavos y la humillación de la segregación. Pero no fue con violencia que lograron derechos plenos y equitativos.

Hamas debe poner fin a la violencia, reconocer acuerdos pasados, y reconocer el derecho de Israel a existir.

“…los israelíes deben reconocer que así como no se puede negar el derecho de Israel a existir, tampoco se puede negar el de Palestina. Estados Unidos no acepta la legitimidad de más asentamientos israelíes.”

Dicha construcción viola acuerdos previos y menoscaba los esfuerzos por lograr la paz. Es hora de que cesen dichos asentamientos.

Israel también debe cumplir con sus obligaciones de asegurarse de que los palestinos puedan vivir y trabajar y desarrollar su sociedad.

El progreso en la vida cotidiana del pueblo palestino debe ser parte del camino hacia la paz, e Israel debe tomar pasos concretos para permitir ese progreso.

El conflicto árabe-israelí ya no debe ser usado para distraer a los pobladores de los países árabes y disimular la existencia de otros problemas.

La tercera fuente de tensión es nuestro interés compartido en los derechos y responsabilidades de los países con relación a las armas nucleares.

En medio de la Guerra Fría, Estados Unidos desempeñó un papel en el derrocamiento de un gobierno iraní elegido democráticamente.

Desde la Revolución Islámica, Irán ha desempeñado un papel en secuestros y actos de violencia contra militares y civiles estadounidenses.

En vez de permanecer atrapados en el pasado, les he dejado en claro a los líderes y al pueblo de Irán que mi país está dispuesto a dejar eso atrás. La cuestión ahora no es a qué se opone Irán, sino más bien, qué futuro quiere forjar.

Será difícil superar décadas de desconfianza, pero avanzaremos con valentía, rectitud, y convicción. Habrá muchos temas que discutir entre nuestros dos países, y estamos dispuestos a seguir adelante sin precondiciones basados en un respeto mutuo.

Comprendo a quienes protestan que algunos países tengan armas que otros no tienen. Ningún país por su cuenta debe escoger cuáles países deben tener armas nucleares. Es por eso que he reafirmado firmemente el compromiso de Estados Unidos de procurar un mundo en el que ningún país tenga armas nucleares.

“…todo país –incluido Irán– debe tener el derecho de utilizar energía nuclear pacífica si cumple con sus responsabilidades conforme al Tratado de No Proliferación Nuclear.”

En estos tres primeros temas de su discurso está contenido el objetivo fundamental de su viaje a esa Universidad Islámica de Egipto. No se puede culpar al nuevo Presidente de Estados Unidos de la situación creada en el Oriente Medio. Es obvio que él desea encontrar una salida al colosal enredo creado allí por sus antecesores y por el propio desarrollo de los acontecimientos durante los últimos 100 años.

Ni siquiera el propio Obama podía imaginar, cuando trabajaba en las comunidades negras de Chicago, que los terribles efectos de una crisis financiera se sumarían a los factores que hicieron posible su elección como Presidente en una sociedad fuertemente racista.

Asume el cargo en un momento excepcionalmente complejo de su país y del mundo. Trata de resolver problemas que tal vez considere más sencillos que lo que realmente son. Siglos de explotación colonial y capitalista han dado lugar a un mundo donde un puñado de países superdesarrollados y ricos coexiste con otro inmensamente pobre que suministra materias primas y fuerza de trabajo. Si se añaden China e India, dos naciones verdaderamente emergentes, la lucha por los recursos naturales y los mercados configuran una situación enteramente nueva en el planeta donde la propia supervivencia humana está por resolver.

La raíz africana de Obama, su origen humilde y su asombroso ascenso despiertan esperanzas en mucha gente que, como náufragos, buscan tablas de salvación en medio de la tempestad.

Es correcta su afirmación de que cualquier régimen en el mundo que eleve a una nación o grupo humano por encima de otro inevitablemente fracasará; o cuando expresa que gente de todos los credos rechazan el asesinato de hombres, mujeres y niños inocentes o ratifica ante el mundo su oposición al uso de la tortura. En general varios de los pronunciamientos señalados son en teoría correctos; percibe claramente la necesidad de que todos los países, sin excepción alguna por supuesto, renuncien a las armas nucleares. Conocidas e influyentes personalidades de Estados Unidos ven en esto un gran peligro, a medida que la tecnología y las ciencias generalizan el acceso al material radiactivo y las formas de utilizarlos, incluso en pequeñas cantidades.

Es temprano todavía para emitir juicios sobre su grado de compromiso con las ideas que plantea, y hasta qué punto está decidido a sostener, por ejemplo, el propósito de buscar un acuerdo de paz sobre bases justas, con garantías para todos los estados en el Oriente Medio.

La dificultad mayor del actual Presidente consiste en que los principios que predica están en contradicción con la política que ha seguido la superpotencia durante casi siete décadas, desde que cesaron los últimos combates de la Segunda Guerra Mundial, en agosto de 1945. Hago abstracción en este instante de la política agresiva y expansionista que aplicó con los pueblos de América Latina y en particular con Cuba, cuando estaba lejos todavía de ser la más poderosa nación del mundo.

Cada una de las normas que predicó Obama en El Cairo están en contradicción con las intervenciones y las guerras promovidas por Estados Unidos. La primera de ellas fue la famosa Guerra Fría, que él menciona en su discurso, desatada por el gobierno de su país. Las diferencias ideológicas con la URSS no justificaban la hostilidad hacia ese Estado, que aportó más de 25 millones de vidas a la lucha contra el nazismo. No estaría Obama rememorando en estos días el 65 aniversario del desembarco de Normandía y la liberación de Europa sin la sangre de los millones de soldados que murieron combatiendo contra las tropas élites del nazismo. Los que libraron a los sobrevivientes del famoso campo de concentración de Osviecim, fueron los soldados del ejército soviético. El mundo ignoraba lo que estaba ocurriendo, a pesar de que no pocos en los círculos oficiales de Occidente conocían los hechos. Así como millones de niños, mujeres y ancianos judíos fueron atrozmente asesinados, millones de niños, mujeres y ancianos rusos perdieron la vida como consecuencia de la brutal invasión nazi buscando espacio vital. Occidente hacía concesiones a Hitler y conspiró para lanzarlo, y al fin lo lanzó para ocupar y colonizar el territorio eslavo. En la Segunda Guerra Mundial los soviéticos eran aliados de Estados Unidos y no sus enemigos.

Sobre Hiroshima y Nagasaki, dos ciudades indefensas, lanzaron y probaron los efectos de dos bombas nucleares. Los que allí perecieron eran en su mayoría niños, mujeres y ancianos japoneses.

Si se analizan las guerras promovidas, apoyadas o llevadas a cabo por Estados Unidos en China, Corea, Vietnam, Laos, Kampuchea, entre los millones de personas que murieron, muchos eran niños, mujeres y ancianos.

Las guerras coloniales de Francia y Portugal después de la Segunda Guerra Mundial tuvieron el apoyo de Estados Unidos; los golpes de Estado y las intervenciones en Centroamérica, Panamá, Santo Domingo, Granada, Chile, Paraguay, Uruguay, Perú y Argentina fueron todos promovidos y apoyados por Estados Unidos.

Israel no era una potencia nuclear. La creación de un Estado en territorio donde los judíos fueron expulsados al éxodo por el Imperio Romano hace 2 mil años, fue apoyada de buena fe por la URSS y otros muchos países en el mundo. Al triunfo de la Revolución Cubana mantuvimos relaciones con ese Estado durante más de una década, hasta que sus guerras de conquista contra los palestinos y otros pueblos árabes nos condujeron a la ruptura. El respeto total hacia el culto y la actividad religiosa judía se ha mantenido sin interrupción alguna.

Estados Unidos nunca se opuso a la conquista por Israel de territorios árabes, ni protestó de los métodos terroristas empleados contra los palestinos. Por el contrario, creó allí una potencia nuclear, de las más avanzadas del mundo, en pleno corazón del territorio árabe y musulmán, creando en el Oriente Medio uno de los puntos más peligrosos del planeta.

La superpotencia utilizó igualmente a Israel para suministrar armas nucleares al ejército del Apartheid en Sudáfrica, para emplearlas contra las tropas cubanas que junto a fuerzas angolanas y namibias defendían la República Popular de Angola. Son hechos bastante recientes que el actual presidente de Estados Unidos con seguridad conoce. No somos por tanto ajenos a la agresividad y el peligro que significa para la paz el potencial nuclear israelita.

Después de los tres puntos iniciales, Obama en su discurso de El Cairo se dedicó a filosofar y establecer cátedra sobre política exterior de Estados Unidos:

El cuarto asunto que deseo tratar es la democracia, dijo.

“…permítanme ser claro: ninguna nación puede ni debe imponer un sistema de gobierno a una nación.”

Estados Unidos no pretende saber lo que es mejor para todos, así como no pretenderíamos determinar el resultado de elecciones pacíficas.

“Pero sí tengo una convicción inquebrantable en que todas las personas anhelan ciertas cosas: la posibilidad de expresarse libremente y tener voz y voto en la forma de gobierno; la confianza en el estado de derecho e imparcialidad de la justicia…”

Éstas no son solo ideas estadounidenses, son derechos humanos, y es por eso que nosotros los apoyaremos en todas partes.

El quinto asunto que debemos encarar juntos es la libertad religiosa.

“El Islam tiene una orgullosa tradición de tolerancia… Lo vi con mis propios ojos de niño en Indonesia, donde los cristianos devotos practicaban su religión libremente en un país predominantemente musulmán.”

Entre algunos musulmanes, hay una tendencia preocupante de medir las creencias propias en base al rechazo de las de los demás.

“…también se deben cerrar las divisiones entre musulmanes, ya que la separación entre suníes y chiítas ha resultado en trágica violencia, particularmente en Irak.”

“…es importante que países del Occidente eviten impedir que los ciudadanos musulmanes puedan practicar su religión como les parezca, por ejemplo, dictando qué ropa deben usar las mujeres musulmanas. No podemos esconder la hostilidad hacia cualquier religión con el pretexto del liberalismo.”

Rechazo el punto de vista de algunas personas en Occidente de que la mujer que opta por cubrir su cabello es, de cierta manera, menos igual, pero sí creo que a una mujer a la que se le niega educación se le niega la igualdad. Y no es coincidencia que los países donde las mujeres cuentan con una buena educación tienen bastante más probabilidades de ser prósperos.

“…la lucha por la igualdad de las mujeres continúa en muchos aspectos de la vida estadounidense, y en países alrededor del mundo.”

“Nuestras hijas pueden contribuir tanto a la sociedad como nuestros hijos, y nuestra prosperidad común se puede promover si permitimos a toda la humanidad – hombres y mujeres – a lograr su potencial entero.”

El Internet y la televisión pueden traer conocimientos e información, pero también sexualidad ofensiva y violencia irracional. El comercio puede traer nueva riqueza y oportunidades, pero también enormes alteraciones y cambios para las comunidades.

“…invertiremos en la enseñanza por Internet para maestros y niños de todo el mundo, y crearemos una nueva red de Internet, de manera que un adolescente en Kansas se pueda comunicar instantáneamente con un adolescente en El Cairo.”

“…tenemos la responsabilidad de unirnos para beneficio del mundo que queremos hacer realidad: un mundo donde los extremistas ya no amenacen a nuestros pueblos y los soldados estadounidenses puedan regresar a casa; un mundo donde tanto israelíes como palestinos tengan seguridad en un estado propio, y la energía nuclear se use para fines pacíficos…”

Ése es el mundo que queremos. Pero sólo lo podemos lograr juntos.

Es más fácil comenzar guerras que llevarlas a su fin.

Tratar a los demás como uno quisiera ser tratado.

Tenemos el poder de crear el mundo que queremos, pero sólo si tenemos la valentía de crear un nuevo comienzo, teniendo en mente lo que está escrito.

“El Sagrado Corán nos dice, ‘¡Oh humanidad! Los hemos creado hombres y mujeres, y los hemos agrupado en naciones y tribus con tal de que se conozcan el uno al otro.’”

“El Talmud nos dice: ‘Todo el Tora tiene como propósito promover la paz.’”

“La Santa Biblia nos dice, ‘Benditos los que promueven la paz; ellos se llamarán hijos de Dios.’”

Los pueblos del mundo pueden vivir juntos y en paz.

Como se pudo apreciar, al abordar el cuarto tema de su discurso en la Universidad de Al-Azhar, Obama incurre en una contradicción. Después de iniciar sus palabras con un apotegma como es habitual en él, al afirmar que: “…ninguna nación puede ni debe imponer un sistema de gobierno a una nación”, principio recogido en la Carta de Naciones Unidas como elemento fundamental del derecho internacional, de inmediato se contradice con una declaración de fe que convierte a Estados Unidos en juez supremo de los valores democráticos y los derechos humanos.

Alude luego a temas relacionados con el desarrollo económico e igualdad de oportunidades. Hace promesas al mundo árabe; señala ventajas y contradicciones. Pareciera realmente una campaña de relaciones públicas por parte de Estados Unidos con los países musulmanes, que en cualquier circunstancia es mejor que amenazar con bombardearlos y destruirlos.

Al final del discurso hay bastante mezcla de temas.

Si se toma en cuenta lo largo del discurso, sin emplear un papel, el número de lapsos es intrascendente comparado con su antecesor, que se equivocaba en cada párrafo. Tiene gran capacidad de comunicación.

Suelo observar con interés las ceremonias históricas, políticas y religiosas.

Lo de la Universidad de Al-Azhar me parecía un cuadro irreal. Ni siquiera el Papa Benedicto XVI habría pronunciado frases más ecuménicas que las de Obama. Imaginé por un segundo al piadoso creyente musulmán, católico, cristiano o judío, o de cualquier otra religión, escuchando al Presidente en la amplia sala de la Universidad de Al-Azhar. En determinado momento no sabría si estaba en una catedral católica, un templo cristiano, una mezquita o una sinagoga.

Partió temprano para Alemania. Durante tres días recorrió puntos de significación política. Participó y habló en todos los actos conmemorativos. Visitó museos, recibió a la familia y cenó en restaurantes famosos. Posee una capacidad de trabajo impresionante. Pasará tiempo y no se verá un caso igual.

Junio 8 de 2009

7 y 12 p.m.