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Prosigue gira por ese país para presentar la versión en inglés de su libro Espejos

Galeano pone a sus lectores de EU a verse entre sí y los captura en sus reflexiones

Los piratas de Wall Street son más peligrosos que los de Somalia, afirmó el escritor y periodista

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Eduardo Galeano, colaborador de La Jornada, fue aclamado en Nueva York durante la presentación de su libro más reciente, Espejos: una historia casi universalFoto Elizabeth Coll
 
Periódico La Jornada
Martes 2 de junio de 2009, p. 6

Nueva York. Eduardo Galeano ofreció un espejo para que sus lectores en Estados Unidos se miraran entre sí, y los capturó en sus propias reflexiones, presentando así a los humanos con los humanos, o sea, la tarea sin fin del periodista, ensayista, dibujante, historiador y cuentacuentos uruguayo y colaborador de La Jornada desde su fundación.

En su gira por varias ciudades de Estados Unidos para presentar la versión en inglés de su libro más reciente, Espejos: una historia casi universal, Galeano inevitablemente está vinculado en esta ocasión con el autor del libro que el presidente Hugo Chávez le obsequió al presidente Barack Obama en la pasada Cumbre de las Américas. Las venas abiertas de América Latina fue resucitado entre los libros más buscados después de ese evento, lo cual comprobó una vez más que Chávez es uno de los grandes promotores de la lectura en el mundo.

En una gira agobiante por varias ciudades de Estados Unidos y una escala en Canadá, Galeano se presenta en foros y ofrece numerosas entrevistas con publicaciones, radio y televisión. Su agudo sentido del humor rompe con la tendencia de algunos entrevistadores, sobre todo los progresistas, de suprimir la vitalidad de sus palabras con comentarios y preguntas serias que buscan atraparlo en celdas intelectuales o académicas. Galeano se escapa cada vez, y con ello también libera a su público, que le responde con risas y expresiones de gratitud.

Y es que las palabras –la escrita y la hablada– de Galeano pertenecen a todos, ya que son los cuentos de (casi) todos.

Rechazo a los líderes

La semana pasada, en la presentación de su libro en la sala de la Sociedad de Cultura Ética de Nueva York, Galeano, de manera respetuosa, retira el poder del maestro de ceremonias y entra en un diálogo directo con el público. Un participante le preguntó si considera que Barack Obama promueve el cambio real, y Galeano respondió que tal vez el nuevo presidente desea un cambio pero, empleando un juego de palabras en inglés, añadió “perhaps he is still lost in the Bush” (tal vez, Obama aún está perdido en el matorral, una de las traducciones de bush).

Galeano instó al público, y al gobierno de Estados Unidos, a que si en verdad desean mejorar su relación con América Latina, hicieran favor de dejar al lado eso de recuperar el liderazgo en la región. Cuando Obama dice que quiere recuperar su liderazgo en América Latina, le ruego, por favor, no lo haga. No me gustan los líderes, no quiero que me lideren.

Recomendó que los estadunidenses se olviden de la idea de que Dios escogió a Estados Unidos para cambiar el mundo y salvar a otros. Les pido a ustedes y a su gobierno que no me salven; no quiero ser salvado.

Jugó con los acontecimientos de esta coyuntura, y aseguró que, a pesar de haber pasado recientemente un tiempo en México, no contagiaría de influenza a los estadunidenses. Agregó que en este acto de presentación no firmaría sus libros con su clásico dibujo de un puerquito con flor en la boca, para no asustar a nadie de que los podría contagiar.

Continuando en esta veta, dijo que aunque los piratas en las costas de Somalia provocaban alarma, mucho más peligrosos son los piratas que están en Wall Street. Dijo que fue conmovido por la crisis financiera, y que incluso intentó lanzar una campaña caritativa de adopte un banquero, pero que nadie se ha sumado a la iniciativa.

Enemigo de las mentiras: Berger

En comentarios a La Jornada entre actos de esta gira, Galeano señala que el programa es un poco agobiante, pero que lo disfruta. La muerte es muy aburrida, dice, y por lo tanto hay que gozar todo. Caminando por las calles de esta ciudad en las pocas horas de libertad que le deja su programa de trabajo, Galeano el periodista registra todo. La belleza, dice, manifestada en todas sus formas, es factor esencial para entender las cosas, sea en el futbol, en los seres humanos, en las artes, en las calles. Cuenta anécdotas, y de repente uno se encuentra en la belleza de sus palabras, ahora en voz viva, al contar lo que se nos necesita contar, y de la manera en que debería de ser contado.

Siempre interesado, con enorme entusiasmo revisa o escucha lo que le capta la atención y descarta con eficiencia lo demás. Platicando del entusiasmo que surge en momentos de gran creación, en las revoluciones, en los grandes movimientos, y cómo eso cancela el cansancio, Galeano pregunta: “¿Sabes de dónde proviene la palabra ‘entusiasmo’? Es de raíz griega y quiere decir que uno tiene los dioses adentro”.

Galeano no sólo tiene los dioses adentro, sino también los dioses, uno se imagina, desean tener a Galeano adentro, para que les anule la aburrición divina con los cuentos que deben ser contados de todos nosotros, los mortales. Nuestros espejos, pues.

Galeano inició su gira en Washington, DC, esta semana, y realizó dos presentaciones más en Nueva York. De aquí viajará a actos en Filadelfia, Seattle, Santa Fe, Los Ángeles (donde estará en conversación con Mike Davis, otro colaborador de La Jornada) y Berkeley. La versión en inglés de EspejosMirrors. Stories of Almost Everyone– fue publicada por Nation Books, la editorial de la revista The Nation, la cual es copatrocinadora de la gira con Haymarket Books, la Sociedad de Cultura Ética de Nueva York, el programa de noticias independiente Democracy Now, con Amy Goodman, la radio KPFA, The Paris Review y Lapham’s Quarterly. (Para fechas y lugares de la gira, ver: www.nationinstitute.org/p/galeano_tour.)

En la versión en inglés, John Berger comenta sobre el trabajo de Galeano: Publicar a Eduardo Galeano es publicar al enemigo: el enemigo de las mentiras, la indiferencia, sobre todo, la desmemoria. Gracias a él, nuestros crímenes serán recordados. Su ternura es devastadora, su veracidad es furiosa.