Opinión
Ver día anteriorLunes 13 de abril de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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TOROS
El Domingo de Resurrección
E

l Domingo de Resurrección en Sevilla marca el inicio de su feria torera tradicionalmente. Como año tras año la Real Maestranza de Caballería abre sus puertas a una multitud que la llena. Bella como ninguna, la plaza sevillana es locura de alientos de los ruiseñores nocturnos. Ruiseñores de la Maestranza embriagados por la noche. La Giralda afila en las sombras los ángulos de sus torres. Mirador de los palcos y los otros miradores. Balcón que se abre al abismo. Abismo que en luces se rompe. Dígalo su balconería vestida de rojos, amarillos y verdes. A los resplandores del sol primero y de sus faroles con sus farolillos. Qué preciosa lucía la plaza llena de aficionados y faroles. Lástima que ya en la corrida los toreros no la pudieron alumbrar con sus capotes de belleza torera.

Las sevillanas en la plaza suspiran rendidas ante tanta belleza, haciendo surgir suspiros de chasquido triple que ponen la carne enchinada, al expresar el matiz cursivo de su admiración, en espera de los toros. Mientras que las fuentes que rodean a la plaza parecen un poco menos cantarinas que en otros años. Aunque eso sí, las sevillanas lloran lo mismo y por lo mismo entre rasgueos de la guitarra.

Gran animación y gran decepción en la primera corrida de las de feria. Ni Morante de la Puebla, ni El Cid, no José María Manzanares, lograron encontrarle el son a los toros de Zalduendo. Todo el sol, la alegría, la música y la belleza de ese escenario multicolor, lentamente se desdibujó y aparecieron los tonos grisáceos intensos, hasta terminar en una tonalidad gris la tarde y los sevillanos salir cariacontecidos esperando la semana que entra que en que la feria estará en su apogeo.

Pasan los años y el fantasma de Curro Romero sigue presente en la plaza sevillana y en especial el Domingo de Resurrección. Por si resultara difícil el quehacer torero, los toros tienen que superar ese indecible que se llama Curro Romero. Máxime si la corrida resultó decepcionante.