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Al ataque siguieron enfrentamientos entre uniformados y un comando de militantes

Atentado contra un campamento de policía en Punjab; al menos 12 muertos y 90 heridos

El ministro del Interior atribuye la ofensiva a Baitullah Mehsud, líder de los talibanes en Pakistán

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Familiares de víctimas del atentado contra instalaciones de la policía en la provincia de Punjab, perpetrado durante los ejercicios matutinos de los reclutasFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Martes 31 de marzo de 2009, p. 25

Islamabad, 30 de marzo. Al menos 12 muertos y 90 heridos es el saldo que dejó hoy un ataque contra un campamento de la policía en la ciudad de Lahore, en la provincia de Punjab, en el este de Pakistán, al que siguieron enfrentamientos entre tropas de elite y el comando de militantes que se atrincheraron en el lugar.

Entre ocho y 10 milicianos atacaron a los reclutas mientras realizaban un ejercicio matutino en la plaza de armas de la academia a las 7:30 horas (local) y luego ocuparon el edificio principal.

Tropas de elite y del ejército organizaron un asedio que duró casi ocho horas, disparando desde los tejados de los edificios cercanos, mientras los atacantes devolvían el fuego con pistolas y lanzaban granadas para mantener alejadas a las fuerzas de seguridad.

Antes de que terminara el asedio, el jefe de la policía de Punjab, Khawaja Khalid Farooq, dijo que uno de los supuestos atacantes había sido capturado. Las imágenes mostraban a agentes pateando a un hombre con barba antes de llevarlo a través de un grupo de periodistas.

El ministro del Interior, Rehman Malik, afirmó que cuatro terroristas murieron cuando hicieron estallar sus chalecos con explosivos y otros tres se rindieron. Además, acusó a Baitullah Mehsud, líder de los talibanes paquistaníes, de estar detrás del ataque.

A su vez, el general Athar Abbas indicó que se confirmó la muerte de ocho reclutas en la academia y 90 resultaron heridos.

En un principio las autoridades habían informado que los muertos eran de 25, pero posteriormente bajaron la cifra a 12.

El asalto sucedió menos de un mes después que una decena de hombres armados atacara en Lahore al equipo de criquet de Sri Lanka, lo que provocó la muerte de seis policías y un conductor de autobús. Los responsables del ataque escaparon.