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Los organizadores del clásico planearon la eliminación de Cuba

Simuladores y repugnantes los dos periodistas desertores: Fidel Castro
 
Periódico La Jornada
Sábado 21 de marzo de 2009, p. a18

La Habana, 20 de marzo. Fidel Castro calificó de simuladores y repugnantes a dos periodistas cubanos que no regresaron de Estados Unidos, adonde acudieron para cubrir el Clásico Mundial de beisbol, cuyos organizadores, acusó el líder, planearon con anticipación la eliminación de Cuba.

De los 73 que volaron a México y San Diego, dos pobres diablos no regresaron. Uno editaba materiales de video sobre pelota en la Televisión Nacional Cubana, dijo Castro del editor Yuri Boza.

Daba lástima su lamento publicado en los cables. Suspiraba que lo único triste era que su querida madre y su adorada novia no viajaron con él. Se había ido desde el primer día que la delegación llegó a San Diego, señaló.

Los isleños que llegan a Estados Unidos se amparan en la Ley de Ajuste Cubano, de 1966, que les concede residencia automática y facilidades laborales, a diferencia del trato que se da al resto de migrantes latinoamericanos.

Castro señaló que el otro desertor escribía en el diario Juventud Rebelde, Raúl Arce, y había salido varias veces, pero esperaba el clásico para realizar su felonía. Estaba constantemente junto al equipo. Era baboso. Dos horas antes de la partida hacia el aeropuerto, para regresar, desapareció.

Esos casos, dijo el líder cubano, sirven para resaltar el mérito de los atletas de ese país, dispuestos a dar la vida por su patria.

El ex mandatario arremetió contra los organizadores del Clásico Mundial, porque aseguró que hicieron planes para dejar fuera a la novena cubana, por lo que la incluyeron arbitrariamente en el mismo grupo eliminatorio que a Japón y Corea del Sur, aun cuando los tres países se ubican como los primeros a escala internacional.

Lo que importaba a los organizadores era eliminar a Cuba, país revolucionario que ha resistido heroicamente y no ha podido ser vencido en la batalla de las ideas. No obstante, volveremos un día a ser potencia dominante en ese deporte, advirtió.

Elogió el trabajo del equipo japonés, que inobjetablemente venció , pero exculpó a los jugadores caribeños del resultado, pues dijo que no eran responsables de los errores que los condujeron a la derrota.

Asimismo, señaló que la dirección del equipo de su país había sido pésima, en la que predominó un criterio trillado, que nada pudo hacer ante un adversario capaz de innovar constantemente, por lo que pidió revolucionar los métodos de preparación y desarrollo, no sólo en el beisbol, sino en todas las disciplinas deportivas.

Estamos pagando ahora las consecuencias. Corea y Japón, dos naciones bien distantes geográficamente de Estados Unidos, han invertido abundantes recursos económicos en este deporte importado o impuesto.

Por su parte, el presidente Raúl Castro animó a la novena cubana y le expresó que perder un campeonato no es perder una guerra.