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Chunky Move presenta Máquina Mortal, como parte del Festival del Centro Histórico

Inmersión del público en el vértigo donde la persona se descubre y se reinventa

La compañía australiana mostró la belleza de fusionar la danza con el poder de la tecnología

Los bailarines, la luz, el video y el sonido cautivaron las miradas de los espectadores

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Aspectos de la propuesta coreográfica, a cargo de la vanguardista compañía que dirige Gideon Obarzanek, la cual se presenta en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del BosqueFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Sábado 21 de marzo de 2009, p. 4

Una máquina mortal. El cuerpo humano, máquina que arrastra sonido y luz en cada movimiento. Cuerpos semidesnudos que se reconocen, luchan entre sí, se separan y atraen.

En eso consiste la propuesta coreográfica que la noche del jueves presentó la compañía australiana Chunky Move en el contexto de la versión 25 del Festival de México en el Centro Histórico.

En la oscuridad del teatro Julio Castillo, del Centro Cultural del Bosque, apareció la Máquina Mortal, del australiano Gideon Obarzanek. Un universo estético-cinético producto de la armónica y desconcertante fusión entre danza y tecnología, que fascinó al público mexicano, el cual ovacionó la presentación de los bailarines Kristy Ayre, Sara Black, Amber Haines, Anthony Hamilton, Lee Serle y Charmene Yap.

Diálogo y transmisión de energía

Chunky Move se confirmó como una de las compañías de danza contemporánea más vanguardistas. Sumergió al público en un mundo vertiginoso, donde el ser humano se descubre y se reinventa, entre la luz y la oscuridad, el silencio y el sonido.

El director artístico de la compañía, Gideon Obarzanek, logró que cuerpos y máquinas compartan un lenguaje en común, dialoguen y transmitan energía. El tiempo no existe en esta propuesta. Todos, bailarines y público, están dentro de una enorme máquina que muestra las extensiones del cuerpo.

El láser, que se expande y forma figuras en una pantalla inclinada, que también es el escenario de los bailarines, cautivó la mirada del espectador hasta llevarlo a esa frontera entre la vida y la muerte que produce el sonido con el movimiento de líneas, círculos y sombras.

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Luz, video, sonido y movimiento componen la obra de Obarzanek, quien en todo momento jugó con los opuestos: oscuridad-luz, consciente-inconsciente, realidad-sueño, ser humano-máquina y vida-muerte.

El director artístico, junto con Robin Fox, artista sonoro y visual, invitó al espectador a la decodificación de la Máquina Mortal mediante los discursos del sonido, la luz y el movimiento de los seres que la habitan.

La sucesión de imágenes catapulta a quien experimenta Máquina Mortal. La propuesta del australiano explora el comportamiento de los seres humanos, sus relaciones, deseos y conflictos.

Seres que adquieren diversas formas con los movimientos y se encuentran atrapados en un enigmático universo para conectarse y encontrarse una y otra vez.

El efecto del láser y el humo, al final, dio dramatismo a la escena del hombre que apareció como sobreviviente de la Máquina Mortal, para transmitir a sus compañeros la luz y la fuerza.

Es la primera vez que viene a México la compañía Chunky Move, fundada en 1995, y ojalá no sea la única, porque en una sola noche conjuntó la belleza de la danza y el poder de la tecnología.

Máquina Mortal se presenta este sábado a las 17 y 20:30 horas en el teatro Julio Castillo (Paseo de la Reforma s/n, esquina Campo Marte, Chapultepec).