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Yishai Jusidman presentó su libro en el Museo Amparo, de Puebla

Pintura en obra/ Paintworks pretende alargar la tradición pictórica del país
La Jornada de Oriente
Periódico La Jornada
Domingo 8 de marzo de 2009, p. 5

Puebla, Pue. Yishai Jusidman (DF, 1963) pretende alargar y hacer perdurar la tradición pictórica en México mediante la publicación de bilingüe Pintura en obra/ Paintworks. Sólo espero que si un día, a algún niño le interesa ver las imágenes, sea conmovido por esta tradición pictórica que tratamos de alargar, expuso el autor, uno de los artistas mexicanos más prominentes en la escena contemporánea internacional.

Junto con Gary Kornblau, editor de la sección en inglés del libro y de Art issues press, y el crítico Alberto López Cuenca, Jusidman presentó la noche del viernes en la ciudad de Puebla la edición elaborada en paralelo a la exposición homónima que exhibe en el Museo Amparo.

Pintura en obra/ Paintworks incluye ensayos de Christián Viveros-Fauné, curador de la muestra y crítico de arte; Barry Schwabsky, uno de los apologistas más prominentes de la pintura contemporánea en la escena internacional, y del propio artista.

Apoyaron la producción del ejemplar la fundación y el museo Amparo, y el Museo de Arte Moderno. La distribución está a cargo de Turner Libros, Madrid.

Este libro, explicó Jusidman a las 300 personas reunidas en la presentación, “es la documentación de 20 años de trabajo, que incluye imágenes de piezas que no pudimos traer al museo porque se encuentran en diversas partes del mundo.

La portada de Pintura en obra/ Paintworks no contiene ilustración ni aparece el nombre del libro; tampoco la contraportada, ni siquiera una camisa. La intención, que el lector vaya directo al tema, sin presunciones.

–¿Hubo obstáculos para editar el libro?

–Sí, hubo problemas con la reproducción de las esferas de la serie Astrónomos, pues son obras hechas para verse alrededor. Además, sin la asistencia de nuestro buen amigo Photoshop, sería imposible ver la serie Geishas, ya que son imágenes casi en blanco.

–¿Se ha inspirado en otros libros para la realización de éste?

–Dos marcaron mi decisión de ser artista, desde la infancia, entre los siete y los ocho años de edad.

“Uno, la Biblia Mormona, con cantos dorados como el mío, donde se reproducían imágenes del Antiguo Testamento con pinturas en un estilo académico, posiblemente de los años 50, y cuyas obras en realidad eran horrendas. Sin embargo, estas historias de la Biblia, que existen sólo en la mente de los creyentes, capturaban mi imaginación. Pasaba horas viéndolas.

“El otro libro es Los grandes pintores y sus obras maestras, de la ‘gran editorial Reader’s Digest’. Es un libro estándar que selecciona obras, desde Rembradt hasta Picasso. Me pasaba horas viéndolo, y hasta ahora no puedo explicar por qué me encantaba.”

–Hay obras suyas de la serie epistolar, que fusionan imagen y texto ¿qué es más importante para usted?

–Por la decepción y el enojo que tuve al ver la película de Prospero’s books, de Peter Greenaway, Gary Kornblau hace muchos años me retó a que escribiera una reseña de este filme; a partir de ahí comencé a encontrar el atractivo de escribir, de la misma magnitud que pintar.

En ambos casos es un reto: te enfrentas con un vacío inicial en la pantalla o en el lienzo, que se tiene que llenar de sentido. Para mí, tanto escribir como pintar son una tortura, pero encontrar una dificultad, confrontarla y eventualmente resolverla es lo que da gran satisfacción.

–¿Cómo resuelve un texto o un lienzo?

–Uno tiene que ser un crítico despiadado con uno mismo para poder desarrollar una idea, que se lee y relee. Para eso uno tiene que salirse de uno mismo e inventar, en la medida de lo posible, cosas nunca antes vistas. Y esto se logra tras una innumerable secuencia de correcciones.

–¿La finalidad del libro es sólo documentar su obra?

–Lo único que espero es que si un día a algún niño le interesa ver las imágenes, sea influenciado con esta tradición pictórica que tratamos de alargar y alargar, en México. Para mí, ése será el mayor logro.