Portada Presentación Bazar de asombros HUGO GUTIÉRREZ VEGA De islas y ballenas NATALIA NÚÑEZ SILVESTRI La decisión MANOLIS ANAGNOSTAKIS Giordano Bruno y el arte de la memoria MARÍA LUISA MARTÍNEZ PASSARGE Las claves de la obra de Borges en su vida CARLOS ALFIERI entrevista con EDWIN WILLIAMSON Las muchas Fridas GABRIEL SANTANDER El Berlín de Frida ESTHER ANDRADI Leer Columnas: Galería RODOLFO ALONSO Las Rayas de la Cebra VERÓNICA MURGUíA Bemol Sostenido ALONSO ARREOLA Cinexcusas LUIS TOVAR Corporal MANUEL STEPHENS Cabezalcubo JORGE MOCH El Mono de Alambre NOÉ MORALES MUÑOZ Mentiras Transparentes FELIPE GARRIDO Al Vuelo ROGELIO GUEDEA Directorio Núm. anteriores [email protected] | | Rogelio Guedea "Windows" Desde la ventana podía ver los automóviles pasar. Los vendedores ambulantes. Las muchachas con sus novios de tres días. Desde la ventana podía ver (alegre) los árboles y los pájaros de esos árboles. La otra acera donde corría una mujer o el hombre que la seguía. Su ventana era muchas ventanas a la vez. Y por ellas podía también ver lo que veían los automóviles que pasaban. Los vendedores ambulantes. Las muchachas con sus novios de tres días. Pero también podía ver (complacido) lo que veían los que eran vistos por los automóviles que pasaban. Los vendedores ambulantes. Las muchachas con sus novios de tres días. Todo lo podía ver desde su ventana, una ventana ancha y de grandes cristales niquelados que era tan irreal e incierta como él mismo. |