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Manuel Stephens
El tiempo en las orejas largas: Alicia revisitada
Hablar del reverendo Charles Lutwidge Dodgson puede al principio no decirnos nada, sino hasta mencionar su seudónimo, Lewis Carroll, y su autoría de Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo. Ambas están protagonizadas por un mismo personaje, Alicia, que está inspirado en una de las hijas del deán Henry Liddell, de Christ Church, Oxford, donde Dodgson-Carroll era profesor de matemáticas. La naturaleza de la relación que Carroll tuvo con la pequeña Alice Liddell, así como las que estableció con otras young ladies, a quienes iba enlistando y que para 1863 sumaban 107, es materia de especulación así como de investigaciones serias dentro de los estudios literarios.
Además de matemático y escritor, Carroll es un fotógrafo sobresaliente de la época victoriana. La monumental obra fotográfica de Carroll llega desafortunadamente incompleta a nosotros al ser descubierta hasta 1949. Ya sea por el paso del tiempo, los prejuicios, el descuido, la indiferencia y las expresas instrucciones de Carroll de que las fotos fueran destruidas o regresadas a sus modelos o a sus familias, se ha perdido gran parte de su legado. Su producción abarca tanto a niñas como a personalidades de la época. Los retratos infantiles presentaban a las niñas en circunstancias cotidianas y también disfrazadas. El fotógrafo jugaba con las identidades de sus modelos y ellas participaban en el juego. Carroll también incursionó en el desnudo infantil y es quizá precisamente por estas fotografías que su obra fue destruida, lo que me trae a la memoria la censura y el pleito legal que surgió por la exposición The Perfect Moment, de Robert Mapplethorpe que incluía desnudos infantiles.
La sexualidad de Carroll permanecerá siendo un enigma y altamente problemática, pues tampoco sobrevivieron materiales escritos al respecto. Pero lo que hay que reconocer es que a raíz de su fascinación por las niñas pudo crear una obra capital para la literatura.



Fotos: José Jorge Carreón
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La historia de Alicia, cuyo título original del primer libro fue Alices Adventures Under Ground (Las aventuras subterráneas de Alicia) trata del crecimiento psicológico de la heroína en un mundo alterno. Alicia, quien se aburre al lado a su hermana que lee un libro, ve correr a un conejo con reloj que se queja de que llegará tarde y lo sigue a través de su madriguera. Esta decisión la sumergirá en una realidad paralela, en ocasiones lindando con la pesadilla, en la cual conocerá a bizarros personajes.
Carroll, a diferencia de j. m. Barry en Peter Pan, se sumerge en el mundo infantil sin ninguna concesión culturalmente construida sobre lo que es la niñez-ñoñez. Los seres que encuentra Alicia no atentan contra su inteligencia y ella tiene la capacidad de confrontarlos. El mundo inconsciente de Alicia y el espíritu de la obra de Carroll permanecen en la versión coreográfica de este clásico en manos de Jaime Camarena.
El tiempo en las orejas largas es un respetuoso espectáculo de danza para niños que recupera nuestra imaginación. Con su reelaboración de la historia de Carroll, Camarena logra una obra que atrapa al público infantil y a cualquiera que se le cruce. El coreógrafo orquesta un espectáculo en que todos los elementos están en completa concordancia. La estupenda escenografía e iluminación de Carolina Jiménez crean un espacio que transforma el foro de principio a fin y nos transporta durante el viaje de Alicia. El vestuario, también de Jiménez, niega el modelo impuesto por la película de Disney y consigue una unidad estética de color y diseño con el resto de los recursos teatrales que es inusual y espléndida. La música de Barbatuques, centrada en la percusión y en el ritmo, es idónea para mantener la atención de su público implícito. Pero, sobre todo, está el trabajo corporal de Camarena que logra representarnos los personajes que aparecen en las peripecias de Alicia, y la manera en que hace posible seguir una historia sin hacer concesiones anecdóticas ortodoxas.
Los artífices de este suceso son los bailarines, un grupo formado por Maura González, Vladimir Souto, Francisco Maldonado, Sergio Orozco, Wendy Plata y especialmente Yuridia Ortega, como Alicia, y Saúl Freyre, como el sombrerero.
El tiempo en las orejas largas, de Jaime Camarena, es una obra excepcional dirigida al público infantil y está hasta el sábado 30 de junio en la Sala Covarrubias. Lamento no poder discurrir más, porque en la conjunción Carroll-Camarena habría mucho que decir.
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