Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 27 de mayo de 2007 Num: 638

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Un Hegel explicado
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Orlando, una novela
del andrógino

SERGIO FERNÁNDEZ

Martin Heidegger, el hombre
ÁNGEL XOLOCOTZI YÁÑEZ Entrevista con HERMANNN HEIDEGGER

El ser y el tiempo de Heidegger
ÁNGEL XOLOCOTZI YÁÑEZ

María Callas: divina voz
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Juan Domingo Argüelles

Algunos libros clave de la poesía moderna

Si en las más de 350 páginas del volumen Libros: todo lo que hay que leer (México, Taurus, 2004), de Christiane Zschirnt, apenas se incluyen, sólo por no dejar, cuatro libros de poesía: la Odisea, de Homero; la Divina comedia, de Dante; las Poesías, de François Villon, y La tierra baldía, de t. s. Eliot, en las menos de 150 páginas de Cien libros clave del movimiento moderno 1880-1950 (México, Fondo de Cultura Económica, 1993), de Cyril Connolly, hay por lo menos, en ese centenar de títulos fundamentales de los diversos géneros, una tercera parte que corresponde a obras poéticas.

Connolly (Coventry, 1903-Londres, 1974) supo perfectamente que la literatura no está hecha nada más, como algunos abusivamente creen, de novelas y de obras narrativas en general, sino también, y en una parte fundamental, de obras de poesía, teatro, ensayo, diarios, cartas y todos los géneros en los cuales puede expresarse el arte literario.

Así, en este librito extraordinario que es Cien libros clave del movimiento moderno 1880-1950, hay una generosa y lúcida orientación para los lectores, sin que sus 146 páginas se asuman arrogantemente en la fórmula "todo lo que hay que leer". De lo que sí está convencido Connolly es de que en esos cien libros clave se concentra una buena parte del arte literario que está entre lo mejor de cuanto se ha producido.

"El movimiento moderno –advierte– comenzó como una revuelta contra los burgueses en Francia, los victorianos en Inglaterra, el puritanismo y materialismo de Estados Unidos. El espíritu moderno fue una mezcla de ciertas cualidades intelectuales heredadas de la Ilustración: lucidez, ironía, escepticismo, curiosidad intelectual, combinadas con la intensidad apasionada y la sensibilidad exaltada de los románticos, su rebelión y sentido de la experimentación técnica, su conciencia de que vivían en una época trágica."


Mallarmé

A los primeros años de ese movimiento (1880-1900), Connolly los denomina "la era heroica", que identifica con el "período del dominio francés, cuando media docena de obras maestras fundaron una nueva sensibilidad (ya manifiesta en Baudelaire en algunos poemas y en muchos de sus poemas en prosa)". En estos primeros años ubica al menos tres libros decisivos de poesía: las Obras póstumas (1887), de Charles Baudelaire (1821-1867), las Iluminaciones (1886), de Arthur Rimbaud (1854-1891) y las Poesías (1887), de Stéphane Mallarmé (1842-1898).

Luego, entre 1900 y 1920, el movimiento moderno, que se manifiesta en todos los géneros literarios, dará otras obras poéticas de gran importancia: Alcoholes (1913) y Caligramas (1918), de Guillaume Apollinaire (1880-1918); Responsabilidades (1914), de w. b. Yeats (1865-1939); Prufrock y otras observaciones (1917) y La tierra baldía (1922), de t. s. Eliot (1888-1965); La joven parca (1917) y Cantos (1922), de Paul Valéry (1871-1945); Poemas (1918), de Gerard Manley Hopkins (1844-1889); 170 poemas chinos (1918), de Arthur Waley (1889-1966); Lustra (1916) y Hugh Selwyn Mauberley (1920), de Ezra Pound (1885-1972) y Poemas (1920), de Wilfred Owen (1893-1918).

A los años veinte y treinta corresponden los siguientes libros de poesía, según los sitúa Connolly en su guía: Últimos poemas (1922), de w. b. Yeats; Harmonium (1923), de Wallace Stevens (1879-1955); Tulipanes y chimeneas (1923) y Es 5 (1926), de e. e. cummings (1894-1962); La torre (1928) y La escalera de caracol (1929), de w. b. Yeats; Treinta cantos (1930), de Ezra Pound; Poemas reunidos (1930), de Edith Sitwell (1887-1964); Los oradores (1932), de w. h. Auden (1907-1973); Dieciocho poemas (1934) y Veinticinco poemas (1936), de Dylan Thomas (1914-1953), y Poemas escogidos (1935), de Marianne Moore (1887-1972).

Finalmente, en los años cuarenta se producirían otros libros decisivos para la cultura moderna: Otro tiempo (1940) y Poemas breves reunidos (1950), de Auden; Ruinas y visiones (1942), de Stephen Spender (1909-1995); Cuatro cuartetos (1943), de t. s. Eliot; Defunciones y nacimientos (1946), de Dylan Thomas; Poemas escogidos (1948), de John Betjeman (1906-1984); Cantos pisanos (1948), de Ezra Pound, y Paterson (1946-1951), de William Carlos Williams (1883-1963).

Cien libros clave del movimiento moderno 1880-1950, de Connolly, es una guía digna de agradecer, en la cual la poesía no sólo no está ausente, sino que tiene la justa importancia que merece.