Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 27 de mayo de 2007 Num: 638

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Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Un Hegel explicado
a los niños

Orlando, una novela
del andrógino

SERGIO FERNÁNDEZ

Martin Heidegger, el hombre
ÁNGEL XOLOCOTZI YÁÑEZ Entrevista con HERMANNN HEIDEGGER

El ser y el tiempo de Heidegger
ÁNGEL XOLOCOTZI YÁÑEZ

María Callas: divina voz
ALEJANDRO MICHELENA

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Columnas:
Jornada de Poesía
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Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

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Germaine Gómez Haro

Javier Cruz: pintar el azar

Los misterios del azar han sido motivo de reflexión e inspiración para los creadores de todos los tiempos. En la Antigüedad clásica, filósofos como Lucrecio y Cicerón dedicaron horas de tribulaciones en torno a este fascinante tema que ha atrapado a científicos, poetas, pensadores y artistas hasta nuestros días. Muchas son las maneras de captar e interpretar el azar, ese concepto etéreo e inasible que forma parte de nuestro devenir cotidiano. En el arte, el azar ha sido comúnmente abordado a través de la representación del juego, actividad que lleva implícita, en forma directa e inequívoca, la presencia de la suerte. Ya desde la época prehispánica tenemos referencias de lo que hoy se conoce como "juegos de azar" –aunque entonces con una connotación cosmogónica– como es el caso del patolli en el que se arrojaban frijoles y colorines sobre una especie de tablero pintado sobre un petate, según aparece en las imágenes de los códices Nuttall y Florentino. Desde los albores de la época colonial surgió una pléyade de motivos pictóricos alusivos al juego de la lotería que prevalece hasta hoy como uno de los pasatiempos más populares.

En el arte moderno y contemporáneo –así como en la poesía y el cine– la evocación del azar ha sido leitmotiv de una pléyade de creaciones. Pensemos simplemente en los simbolistas y los surrealistas que hicieron del azar y la suerte, con toda la carga enigmática que llevan implícita, uno de los temas centrales de su arte. Actualmente, Javier Cruz (México, DF, 1952) presenta en la Casa Lamm la exposición titulada Las cartas mágicas, que reúne una serie de pinturas recientes en las que la buena fortuna es el hilo conductor de unas obras que irradian lirismo y frescura en metáforas alusivas a la eventualidad del azar.

Javier Cruz ha destacado por la impecable factura que caracteriza su trabajo pictórico, escultórico y gráfico. En la década de los noventa, su pintura se insertaba en una corriente neoinformalista, derivada de su estancia en Barcelona y su cercanía a los artistas matéricos catalanes. De esa época recuerdo unos lienzos cargados de arenas y pigmentos, trabajos evocadores de fuerzas ocultas y rituales arcaicos que inevitablemente remitían a las creaciones primigenias de las cuevas de Lascaux o Altamira. En esa época, su iconografía se centraba en la representación de máscaras, glifos y personajes atemporales que apenas se vislumbraban entre las gruesas capas matéricas superpuestas delicadamente a manera de palimpsestos. Poco a poco, Cruz se ha ido despojando de las texturas y ha acentuado su intención dibujística a partir de finos esgrafiados que despliega meticulosamente en composiciones sutilmente abigarradas.

La presente muestra reúne dos lenguajes estilísticos que el pintor ha alternado en los últimos tiempos y que revelan la dialéctica de su ser creativo: "A veces soy más impulsivo y trabajo con mayor expresividad, mientras que otras lo hago con calma y serenidad. Nunca me angustio, disfruto mi trabajo." Así tenemos pinturas de trazo gestual y espontáneo cuya fuerza expresiva imprime un carácter telúrico, mientras que otras, en las que predominan el dibujo delicado y los fulgores cromáticos, develan atmósferas etéreas. El juego, el azar y la suerte como signos interrogantes e inabarcables son el hilo conductor de estas pinturas pletóricas de referencias asociadas a la lotería, el tarot, los naipes, y juegos como Serpientes y Escaleras o la Oca. Con una imaginación desbordada, Javier Cruz entrevera los motivos de las cartas de la lotería en escenas intrincadas en las que fluyen y confluyen destellos de sueños, deseos y metáforas poéticas. Locuras, divertimentos y fantasías pintados en recuadros dispuestos a la manera de las tiras de historietas, más que narrar anécdotas, cantan sensuales melodías. Estas pinturas atrapan y asombran por sus inesperadas posibilidades combinatorias que, para el pintor, son meras sugerencias de guiños poéticos que el espectador avezado está invitado a descifrar. En el arte de Javier Cruz la interpretación queda abierta al designio de los hados, como alguna vez cantó el gran poeta Mallarmé: "Un lance de dados jamás abolirá el azar."