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P O L I T I C A
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México D.F. Jueves 11 de noviembre de 2004

Miguel Marín Bosch*

Otros cuatro años de Bush

En la mañana del pasado miércoles 3 de noviembre, el senador John Kerry no se vio bien. Se tardó demasiado en aceptar su derrota. Ante la imposibilidad de revertir el resultado de la elección en el estado de Ohio, debió haber actuado con cierta celeridad. Desde luego que el fantasma de Florida en 2000 influyó en su decisión de quizás esperar hasta que se hubieran contado todos los votos, pero fue un acto de prudencia exagerada. Cuando los hechos son incontrovertibles, no hay que dar largas a una decisión que es obvia.

Los demócratas no sólo perdieron la presidencia, sino que también retrocedieron en el Senado y la cámara de representantes. Bush sabe cómo hacer campaña. Lo demostró hace años en Texas y en 2002, cuando, desafiando los pronósticos, logró aumentar la mayoría republicana en la cámara baja.

Y, nos guste o no, su mensaje (con tonos religiosos y en defensa de ciertos valores morales) sí hizo mella en el electorado y atrajo a una creciente proporción del voto hispano. Bush también se presentó como el líder idóneo para seguir con la guerra contra el terrorismo. En cambio, Kerry no pudo o no supo transmitir sus ideas y propuestas de manera coherente, sencilla y entendible para los votantes. Y esta vez hubo muchos más votantes, una tendencia que se pensó debería favorecer a Kerry. Pero no fue así. Un dato curioso de cómo se dividió el electorado: una mayoría significativa de las personas casadas votó por Bush, mientras Kerry obtuvo más apoyo entre la población soltera.

Aunque seguirá en el senado, Kerry desaparece como el portavoz del Partido Demócrata. Tendrá que empezar de cero si aspira a repetir como candidato de su partido a las elecciones presidenciales de 2008. John Edwards también dejará de figurar, ya que se quedó sin su curul de senador al optar por presentarse como candidato a vicepresidente en lugar de buscar la relección como senador. Para sorpresa de muchos, el líder de la minoría demócrata en el senado, Tom Daschle, de Dakota del Sur, perdió su escaño. Así que tendrá que surgir una nueva cabeza del Partido Demócrata. Hace una semana uno de los candidatos más atractivos para convertirse en esa cabeza (el senador Christopher Dodd, de Connecticut) anunció que no aspiraba a ello. Pero habrá otros. Y quizás haya llegado el momento que Hillary Clinton esperaba para empezar a buscar la candidatura demócrata en 2008. Si lo intenta, será un largo y complicado camino.

La victoria de George W. Bush en la elección presidencial de Estados Unidos el pasado martes 2 de noviembre es una mala noticia para la mitad del electorado estadunidense y para una amplia mayoría de los habitantes del planeta, incluyendo los amigos del multilateralismo en general y Naciones Unidas en particular. En lo interno, otros cuatro años de Bush podrían afectar la salud de la economía estadunidense si sigue bajando impuestos y aumentando el déficit.

Otros cuatro años de Bush tampoco pintan bien para la ONU. En temas sobre el medio ambiente, la Corte Penal Internacional, la cooperación para el de-sarrollo económico y muchos temas sociales, empezando por el de los derechos humanos (que Bush ha logrado politizar a un grado casi sin precedente), no se vislumbran avances.

En materia de desarme seguirán estancadas las negociaciones en la conferencia de Ginebra. Hace ocho años que ésta ni siquiera ha podido ponerse de acuerdo sobre los asuntos que podrían negociarse multilateralmente. Por otro lado, en menos de seis meses los signatarios del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares celebrarán su conferencia quinquenal para discutir el funcionamiento de este acuerdo. En la pasada conferencia, en 2000, un grupo de países, incluyendo el nuestro, propuso una serie de medidas que los estados deberían tomar con miras a la aplicación cabal del tratado. En particular, se logró que las potencias nucleares aceptaran esas propuestas encaminadas a lograr avances en materia de desarme nuclear. Con Bush en la Casa Blanca los resultados de la conferencia de 2005 serán muy pobres.

En cuanto a la paz y seguridad internacionales, Bush seguirá desafiando al Consejo de Seguridad de la ONU. La victoria en las elecciones de la semana pasada sin duda ha hecho más intransigente su posición en cuanto a Irak y la guerra contra el terrorismo. Empero, algunos creen que tendrá que tender la mano a ciertos países europeos como Alemania. Si se le siguen complicando las cosas en Irak, tendrá que buscar quién le ayudará a sacar al buey de la barranca. Pero si persisten los actos de violencia, difícilmente se puede pensar en una amplia participación de la ONU en la reconstrucción de Irak.

En la guerra contra el terrorismo es imposible prever lo que hará Bush. Mientras no mejore la seguridad en Irak, no se atreverá a invadir otros países, que supuestamente albergan o protegen a terroristas. Pero no cabe duda de que su relección le ha dado más confianza y ahora está más seguro que nunca de que lo que está haciendo es bueno para Estados Unidos y para todo el mundo. Se sabe que a Bush no le gusta que le expliquen demasiado las cosas. Se aburre y, además, es contrario a su filosofía política: no pienses mucho y sigue tu primer impulso. Four more years.

* Ex subsecretario de Relaciones Exteriores y presidente de Desarmex, AC
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