Hernández Navarro

Huyen del campo cultivadores de café ante bajos precios

KARINA AVILES

Al describir la dramática situación que afrontan los cultivadores de café en México, el periodista Luis Hernández Navarro advirtió que la relación entre el aromático y la migración ha sufrido un vuelco fundamental a raíz de la crisis de los precios en 1989: "se trata de una nueva migración no para producir café sino para huir de su cultivo y de la miseria de sus bajos precios".

Esta nueva migración, añadió, que se dirige a Estados Unidos, "es sumamente vulnerable", pues va acompañada de hambre, muerte, desnutrición, polleros abusivos, explotación y deudas, entre otras calamidades.

En el ciclo de conferencias del tercer encuentro El café y los cafetaleros 2004. Migración y pobreza en las zonas cafetaleras, realizado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el periodista explicó que entre las causas que motivan la travesía está el tema central: "la crisis del café fue precipitada por la decisión de los países industrializados y de las grandes empresas de terminar con el sistema de cuotas que permitía compaginar la oferta y demanda y mantener ingresos decorosos para los agricultores".

El también coordinador de Opinión de La Jornada puntualizó que el precio en el mercado internacional del café cayó por debajo de los 50 dólares las 100 libras, cuando durante años se ubicó entre 120 y 140 dólares. "Salvo entre 1995 y 1997, cuando el grano logró precios récord, así ha sido desde 1989, cuando las cláusulas económicas de la Organización Internacional del Café (OIC) se rompieron".

Expresó que a los campesinos y a los cultivadores del café se les ha condenado a la extinción y se les ha declarado superfluos e inecesarios. Advirtió que el "nomadismo moderno, el que mira al norte, ha terminado por ser el vehículo para convertirse en avecindado donde antes era forastero. Unos luchan por sobrevivir como campesinos; otros, aunque no lo piensen así, para dejar de serlo".

Destacó que la situación es urgente y las luces de alarma se han prendido. "Los cafetaleros han mandado un angustioso SOS a sus gobiernos, a las empresas agroalimentarias y los consumidores de los países desarrollado".