.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
La Jornada Michoacán
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones
Obituario

M U N D O
..

México D.F. Miércoles 20 de octubre de 2004

Jorge Carrillo Olea

Armas pequeñas, amenazas grandes

Las personas atentas a los medios de comunicación, principalmente a los extranjeros, tenemos muy grabado el término "armas de destrucción masiva". Nos sentimos familiarizados con él. Si nos refiriéramos a armas pe-queñas o ligeras y a su alta peligrosidad, tendríamos una sensación de escepticismo. Si se relativizan las cosas, para nosotros como país resultan más letales, más insidiosas, más reales como amenaza las armas ligeras o portátiles que las de destrucción masiva. Si esto no fuera cierto habría que repensar qué explicación tienen las masacres de Nuevo Laredo y Reynosa, emulación de la vida cotidiana de Culiacán o Tijuana.

El mundo vive una proliferación masiva de armas portátiles, amenaza seriamente a todo el mundo y su venta y tráfico ilegales están siendo ignorados por los países altamente industrializados, pues son parte de su producción y su comercio. Por ejemplo, nunca se les menciona como uno de los factores que alimentan el terrorismo. En el importante caso estadunidense para nosotros, el control de armas es punto muerto en la política de George W. Bush. No solamente no ha endurecido las leyes sino que las ha distendido. Lo ha hecho en beneficio de su industria bélica.

Debido a las laxas leyes estadunidenses sobre la materia (Gun Control Act. Chapter 44), el 13 de septiembre pasado ha entrado al mercado una nueva generación de armas de asalto y cargadores de gran capacidad, a pesar de que Bush dijo el primero de noviembre de 2001: "tenemos la responsabilidad de negar armas a los terroristas y evitar que los ciudadanos las obtengan". Desafortunadamente nada ha pasado que no sea empeorar la situación. Se llega al grado de que el Departamento de Justicia estadunidense destruye automáticamente todo récord de control comercial de armas 24 horas después de que han sido vendidas con licencia federal.

Otra fuente ilegal de abastecimiento de armas para los traficantes es el flujo que, procedente de Oriente y aun de Europa central, penetra en el continente por la costa oeste de Estados Unidos y que tiene como destino final los mercados latinoamericanos, sin que haya suficiente atención a este fenómeno por el gobierno de ese país. En el caso de México, el porcentaje de armas de cualquier nacionalidad que proceden de Es-tados Unidos alcanza 80 por ciento, según el Centro de Inteligencia para la Defensa del mismo país. Ante estos hechos, habría que preguntar cuál ha sido la reacción de la autoridad mexicana.

La eficacia no se puede medir por aseguramientos de arsenales como el de Nuevo Laredo. Lo que eso realmente significa es la inundación de armas que sufre el país. La energía de las autoridades mexicanas para cohibir el tráfico y propiedades ilegales está evidenciando un indiscutible fracaso.

La Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos está absolutamente rebasada por la realidad. La encomienda de control de armas en manos de particulares a la Secretaría de la Defensa Nacional y de la persecución penal a la Procuraduría General de la República definitivamente no funciona. La cooperación internacional sobre la materia está en cero. Tan es así que la agencia responsable por la parte estadunidense, que es la ATF (Agencia para el control de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos), perteneciente al Departamento de Justicia, ni siquiera nos es familiar a ciudadanos y a funcionarios. La colaboración, otra vez, está en cero.

Hemos sido ineptos para hacer un planteamiento vigoroso en foros internacionales y en las relaciones bilaterales. Concretamente, no mantenemos ninguna relación en el tema con el Departamento de Estado y su responsable directo, la ATF. Por su parte, la DEA (Administración para Control de Drogas) se pasea a su antojo por suelo mexicano, compra informantes y se-ñala operativos a realizar por la autoridad mexicana, y mientras tanto las armas llegan y llegan más.

Poner tras las rejas a 20 mil mexicanos por su vinculación con el narcotráfico, como mencionó el Presidente en su informe, no es un triunfo, es una derrota que sólo apunta a la dimensión real del problema. El flujo ilegal de armas, vinculado a organizaciones criminales mayores y aun el demandante mercado de armas para la protección individual, a corto plazo será un serio problema de seguridad nacional, ya que es un elemento que fortalece al crimen organizado. Hoy ya es tarde. Mañana será imposible su control.

[email protected]

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm

Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Coordinación de Publicidad
Tels: (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Exts: 4329, 4308, 4137 y 4104

Email
Coordinación de Sistemas
Teléfonos (55) 91 83 03 11 y 91 83 03 77

Email

  © Derechos Reservados 2003 DEMOS, Desarrollo de Medios, S.A. de C.V.
Todos los Derechos Reservados. Derechos de Autor 04-2003-08131804000-203.
Prohibida la reproducción total o parcial del contenido sin autorización expresa del titular.
El título y contenido se encuentran protegidos por la legislación de la materia en la República Mexicana.